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Emuladores: la memoria de los videojuegos

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POR Alejandro Alaluf |

La emulación ha sido una práctica cada vez más común a la hora de reproducir viejos videojuegos. Pero toda esa memoria está hoy en peligro.

La memoria de los videojuegos suele ser relativamente frágil. Siendo una industria más bien joven dentro del espectro del entertainment, todo lo que tiene que ver con salvaguardar el recuerdo y el legado de los videojuegos –en el sentido histórico si se quiere–, tiene que ver con las posibilidades que ha permitido la emulación. Y la emulación la entendemos como la posibilidad tecnológica de replicar sistemas de reproducción de videojuegos desde la comodidad de un computador (o, en ciertos casos, también en consolas modernas). Lo mejor es que muchas veces las características de la emulación permiten agregar nuevas características –como mejora de performance, modificaciones, posibilidad de controles y accesorios, entre muchas otras cosas más– que los sistemas originales carecían. Aunque, claro, lo esencial es siempre la posibilidad de reproducir el juego original, con sus gráficos, sonido y música. Tal como fue creado.

La emulación comienza a adquirir fuerza a partir del boom de los PC caseros a mediados de la década de los 90s. Ahí, las posibilidades tecnológicas lograron permitir que un computador pudiese replicar archivos, a partir de un software, “simulando” el hardware original. El código y la data del juego se comprimen en un pequeño archivo denominado ROM y, algunas veces, a veces a partir de la “imagen” de un CD, denominada ISO.

Primero, la emulación logró reproducir viejas consolas, como el Pong, la Atari 2600, el Nintendo Entertainment System (NES) o los videojuegos que se podían encontrar en salas de arcade. Y a medida que fue avanzando el poder de procesamiento, la posibilidad de emular consolas más nuevas fue en aumento. Así, hoy en día es prácticamente posible emular cualquier sistema de videojuegos que haya sido puesto alguna vez a la venta. Y claro, con su consiguiente biblioteca de videojuegos.

Pero estos archivos no son puestos a disposición del público precisamente por las compañías. Muy por el contrario, la emulación es más bien un trabajo de amor y cariño que, además de buscar la reproducción de estos juegos, apunta a mantener viva la memoria de múltiples títulos de antaño que, de otra manera, quedarían perdidos en el tiempo. Eso, complementado con el arte, los sonidos, la música, y hasta los manuales de instrucciones originales de esos juegos.

Actualmente existen múltiples emuladores para prácticamente todas las plataformas de videojuegos de la historia, aunque de todos modos podemos mencionar el M.A.M.E. (sigla para multi arcade machine emulator), como el más popular de todos, ya que es el más requerido sistema para reproducir juegos de arcade. Los mismos que pudieron ser jugados en los Delta, Flipperlandia o los Diana.

Entretenimientos electrónicos de ayer y hoy: hoy en día, cualquier plataforma de videojuegos puede ser emulada a partir de un software. Y así jugar cualquier videojuego que haya existido.

Y no es que los publishers no estén constantemente sacando colecciones de viejos juegos o clásicos, pero la verdad es que el porcentaje de rescate de títulos antiguos es absolutamente ínfimo en relación con la cantidad de juegos disponibles de manera histórica. Y es por múltiples motivos –especialmente el que algunos juegos han sido censurados en algunas regiones o que muchas de esas compañías desarrolladoras ya han mordido el polvo a lo largo del tiempo– que ya no es posible acceder de manera “legal” a esos juegos. La única vía para mantener vivo y acceder a este material es nada menos que a través del pirateo, tal como lo mencionó hace un par de años Frank Cifaldi, fundador de la Video Game History Foundation: “Hemos demonizado la emulación y devaluado nuestro patrimonio. Hemos relegado nuestro pasado a la piratería”.

A causa de lo anterior, los actuales actores de la industria de videojuegos han adoptado una postura más férrea en torno al tema. Ha habido casos judiciales con Sega y Sony, por mencionar algunos, que han tratado infructuosamente de detener la proliferación de esta cultura, aunque sin éxito. Principalmente, porque dentro del territorio norteamericano la emulación aún sigue siendo legal. Pero nada se puede comparar al uppercut que recibió la comunidad emuladora hace algunos días, luego de que Nintendo ordenara cerrar el sitio EmuParadise en Internet, para muchos la parada principal y el mejor repositorio de ROM para emular.

Y si bien aún no hay ningún tipo de demanda en contra del sitio por parte de Nintendo, se entiende que EmuParadse, tal como funcionaba hasta algunos días desde su fundación el año 2000, tendrá que variar su sentido. Seguirá siendo un oasis retro, pero claro, sólo relacionado con la información, el arte y acaso los sonidos y la música de aquellos juegos. Todo lo que se refiere a la descarga de ROM dejará de existir, tal como el administrador del sitio apuntó en un posteo. Por lo pronto, contamos como archive.org, el mayor repositorio de Internet que, entre otros elementos, aloja algunos ROM. De seguro, no será el único sitio.