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Grün sobre la Iglesia: “El abuso surge sobre todo porque se reprimió la sexualidad”

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POR jorge Román |

El monje alemán Anselm Grün visitó a Cristián Warnken para hablar sobre autoconocimiento, espiritualidad y la crisis de la Iglesia. Para él, el gran error del catolicismo fue ocultar su propia sombra.

“Allí donde crece el peligro crece también la salvación”, dijo el poeta alemán Friedrich Hölderlin. El monje benedictino Anselm Grün aplica la misma frase para referirse a la crisis de la Iglesia Católica, postulando que el desmoronamiento de la institución es algo positivo, ya que permitirá hará caer lo podrido y dará espacio a nuevos brotes.

Grüm es un monje benedictino alemán, autor de más de 300 títulos en 27 idiomas, con millones de lectores en el mundo. Recomendado por el Papa Francisco, cuestionado por algunos sacerdotes y teólogos (quienes afirman que “reduce el Evangelio a un libro de autoayuda”), llamado la “estrella pop de la literatura religiosa”, este doctor en teología realiza seminarios para empresarios y ejecutivos, donde “lleva la reflexión ética al mundo de los negocios”, según Deutsche Welle. Grün ha abierto un diálogo entre espiritualidad y sicoterapia, y, de hecho, es un gran lector del siquiatra Carl Gustav Jung. Para Grün, el autoconocimiento y el trabajo personal son esenciales para una búsqueda espiritual sana.

Grün visitó Chile, invitado al ciclo Pensamiento Propio, organizado por BHP. El tema del ciclo fue la fragilidad y, para Grün, la Iglesia hoy precisamente está mostrando su fragilidad y sus sombras. Sin embargo, para él una Iglesia frágil es mejor que una Iglesia fuerte y, cuando hay un Papa fuerte, hay una Iglesia débil y viceversa.

“Entiendo mi vida como un peregrinaje interno, como un peregrino que nunca se detiene, que siempre sigue buscando”, dice Grün en su entrevista con Cristián Warnken en Desde el Jardín, de PAUTA100.5. “Este peregrinaje de los monjes es el silencio. El silencio es el verdadero peregrinaje, emigrar de la palabra. Con la palabra construimos una casa en la cual podemos estar […], necesitamos esa casa. […] Pero a la vez necesitamos salir de esta casa e ir más a fondo en el silencio y encontrar la llave de la realidad”.

Grün tiene una visión crítica de una Iglesia construida sobre la obediencia ciega: “El control siempre tiene que ver con miedo y con poder. Si controlo a las personas, las domino, pero solo quiero controlar porque, al fin y al cabo, tengo miedo de las personas: creo que las personas son malas y por eso debo controlarlas. Una forma del control es bascularlas con una mala conciencia, y eso es lo que ha hecho la Iglesia. Le ha dicho a las personas ‘eres malo, eres un pecador, tienes que venir a mí y así yo te puedo liberar'”. Por ello, afirma, el cristianismo no puede reducirse a cumplir los mandamientos: “Eso es una visión estrecha […] es un camino equivocado que [San] Pablo siempre ha criticado”, sostiene el monje.

Sobre la crisis de la Iglesia, Grün afirma que su gran error fue ocultar y reprimir su propia sombra, lo que la ha hecho brotar de forma violenta y neurótica, por ejemplo, a través de los abusos sexuales. “El abuso surge sobre todo porque se reprimió la sexualidad, porque no se habló de ello, solo se la vio como algo negativo”, dice el monje. “Entonces simplemente irrumpió y terminó dominando al ser humano. Muchos sacerdotes que solo buscaban ser piadosos no se dieron cuenta de cómo terminaron siendo dominados por su sexualidad”.

“El diablo es la sombra de nuestra propia alma”, dice Grün, y es por ello que “el primer camino es reconciliarse con su sexualidad, hablar sinceramente sobre ella, verla como una fuerza positiva”. Agrega: “Lo primero es percibirlo, no reprimirlo, porque va a surgir una y otra vez. Es entender qué anhelo hay detrás de eso”. De hecho, el monje va más allá y sugiere que el celibato sea una opción -y no una imposición- para el sacerdocio.

“Necesitamos palabras, pero debemos saber siempre que el misterio es más grande que las palabras, solo en esta apertura hablamos de forma correcta de Dios. Si creemos ser quienes saben exactamente qué es Dios, eso no es fe, al contrario”, reflexiona Grün.

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