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La abogada chilena que defiende inmigrantes en Estados Unidos

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POR Rafaela Lahore |

Fabiola Navarro, abogada de la Universidad de Valparaíso, se dedica a defender, sobre todo, a inmigrantes mexicanos en California. Allá es considerada literalmente una salvavidas.

Son las nueve de la mañana en San Diego, California, y la abogada chilena Fabiola Navarro, de 42 años, está en su oficina, lista para comenzar su trabajo de todos los días: defender a los inmigrantes hispanos en Estados Unidos. Ella, inmigrante también desde hace 18 años, ya ha resuelto cientos de casos y actualmente tiene cerca de 80 pendientes, entre los que hay deportaciones, visas humanitarias, visas de familia y ciudadanías. En momentos cada vez más difíciles para los extranjeros indocumentados en Estados Unidos, ella se ha convertido en un verdadero salvavidas.

“Si una mujer venía de distintos países y aquí podías comprobar que eras una víctima de violencia doméstica y el país de donde venías no te protegía, podías pedir asilo en base a ese argumento; el fiscal general de Donald Trumpo eliminó esa posibilidad”, cuenta. 

“Desde la llegada de Trump ha sido más difícil ejercer mi profesión. Ahora es más complicado defender y legalizar a los inmigrantes”, dice al teléfono. En todo caso, las normas restrictivas también habían aumentado durante la admnistración de Barack Obama, afirma.

El lado más duro del conflicto migratorio se está desarrollando a pocos kilómetros de ella. A unos 25 minutos de viaje desde su oficina se encuentra la frontera con México y a menos de una hora, en Tijuana, el campamento donde más de seis mil centroamericanos, integrantes de la caravana migrante, intentan cruzar hacia Estados Unidos. En estas semanas la situación se ha desbordado a tal punto que Juan Manuel Gastélum, alcalde de la ciudad, ha declarado la crisis humanitaria. Nada parece mejorar: el vienes 30 de noviembre, un grupo de inmigrantes ha comenzado una huelga de hambre para pedir que Estados Unidos aumente la cantidad de peticiones de asilo que se tramitan por día.

El camino propio

Navarro, que en Chile trabajaba como procuradora de lo que hoy es el Instituto de Previsión Social (INP) en Valparaíso, se declara ante todo una activista de los derechos humanos. Eso lo confirma su trayectoria: ha sido voluntaria de varias organizaciones, entre las que se destacan el Instituto de Paz y Justicia Joan B. Kroc, de la Universidad de San Diego, y Amnistía Internacional. Además, es parte de la junta de directores del Museo de Derechos Humanos de San Diego. Por su activismo, en 2013 fue reconocida como “héroe local” por KPBS, un canal de televisión de esa ciudad californiana.

Ella misma ha tenido que hacer su propio camino como inmigrante, desde que en 2001 llegó a Michigan junto con su esposo, Víctor. Allí ella tomó clases de inglés y cursos sobre la historia y el gobierno de Estados Unidos. En 2005, ya viviendo en San Diego, trabajó como asistente legal y como abogada de inmigración del Employee Rights Center, una organización sin fines de lucro para trabajadores. En 2012 obtuvo la licencia para trabajar como abogada en California.

Muchos de quienes se contactan con ella -desde 2014 atiende en su propia oficina- cargan con historias impactantes: niñas víctimas de tráfico de personas, hombres que escapan de los carteles de narcotráfico mexicanos, mujeres que sufren violencia doméstica. La mayoría de sus clientes son mexicanos, y por eso mismo, parte de su trabajo es luchar contra el porcentaje: el 7% de los oriundos de ese país logra el asilo por la Corte de Inmigración de San Diego.

“Jueces prefieren no darles asilo a los mexicanos, porque de esa forma generan precedentes legales. Los casos que ganan son extremos: aquellos que le miras el cuerpo y tiene cicatrices”, ejemplifica.

La abogada estuvo en conversación con Pauta Final, relatando algunos de los principales desafíos migratorios de Estados Unidos: