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Los campeones invictos de Europa

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POR Periodista Practicante |

Alcanzaron la perfección. Las estrellas brillaron: Ronaldinho y Cristiano. En 2006 y 2008, dos equipos levantaron la “Orejona” sin derrotas. Ambos ahora están en octavos de final del máximo torneo europeo.

Para los matemáticos, los números son la magia que mueve al mundo. Para muchos niños son la pesadilla que en la escuela los obliga a no salir a recreo. Para el fútbol, son evidencia, son amor y odio, son cambios y continuidad. Para el fútbol, los números son indispensables.

Hacia 1955, bajo la creación de la nueva Copa de Campeones de Europa, las cifras cobrarían aún más relevancia. Con un formato de eliminación directa entre los equipos participantes (ganadores de las ligas nacionales), se ubicaron los pilares de la que años más tarde, en 1997, se convertiría en el sueño de todo futbolista: la “Orejona”.

Tiene 13 años. Luego de su última modificación el 2006, se estipuló que su altura llegaría a los 73,3 centímetros y que pesaría 8,5 kilos. Pero los cambios de apariencia no se tradujeron en más que eso. La Champions es mucho más que un trofeo. Poder sostenerlo, aunque sea por algunos segundos, significa alcanzar un estatus superior. La consagración de una época. El más grande honor a nivel de clubes. Una campaña sólida, y en ocasiones, perfecta.

Pero el trofeo que ha sido entregado en 65 ocasiones, contando los años en que el torneo se realizaba con el nombre de Copa de Europa, no siempre se fue a casa de quienes lo levantaron. En 1967 el Comité Ejecutivo de la UEFA autoriza por primera vez a un plantel a quedarse con el trofeo.  Luego de cinco campeonatos consecutivos y de ser los campeones vigentes, el Real Madrid (club más laureado con 13 orejonas a la fecha), era el primero en hacerle un espacio en su vitrina.

Más de medio siglo ha pasado desde la hazaña que marcó la historia del fútbol mundial. El nivel aumenta, los equipos se multiplican y la competencia se vuelve aún más dura. A pesar de aquello, el que fue denominado por France Football como el mejor equipo de la historia (Real Madrid), corre con ventaja en cuanto a títulos logrados: 13 copas que casi doblan la cantidad de obtenidas por el Milan (7) y que dejan muy por detrás a su archirrival, el Barcelona, con cinco.

En el siglo XXl dos equipos han incorporado un nuevo hito a sus filas: campeones invictos, con un promedio de casi dos goles por partido, que los llevan a alcanzar el mismo título que otros siete planteles en la historia han logrado. Barcelona 2006 y Manchester United 2008 marcaron la historia para siempre.

No fue la primera; fue la mejor

En Barcelona saben de glorias y revoluciones. A veces pacíficas y largas, a veces cortas e intensas. Pero siempre dejando una huella imborrable teñida de azul y granate. No importa si quien la comienza es nacional o foráneo. La marca queda grabada en la memoria de hinchas y escépticos, en igual medida, cuando la extrañeza se vuelve sinónimo de locura inigualable.

De la mano de Guus Hiddink, técnico en 1998 de la selección nacional de fútbol de Holanda, el artífice de la vuelta del Barcelona a primera plana del fútbol europeo debutaba como asistente técnico. Poco tiempo pasaría antes de que un tal Frank Rijkaard se adueñara del banquillo donde cada tarde, quienes manejan a los equipos, ocupan como centro de operaciones.

Su filosofía de juego adquirida de la raíz holandesa, caracterizada por el jugo ofensivo, por las bandas y con alta presión en la primera línea, recaló en tierras catalanas en 2003. La misión era una sola: acabar con la mala racha de finales de Champions League sin lograr triunfos.

El club al cual se enfrentaba venía con cuatro temporadas sin tener resultados positivos. La temporada 2003/2004 era la continuidad de una época irregular para el club. Pero la llegada de figuras como Ronaldinho y el fichaje de un compatriota del entonces DT, Edgar Davids, fueron un punto de inflexión. Se consolidaba un sistema táctico que dos años más tarde entraría a la historia del club de Catalunya.

Segunda Copa de Europa. Primera Champions League. Todo partió con goleada, tras goleada, tras goleada. Tres víctimas, 16 goles a favor y dos en contra. Cero derrotas. La liguilla comenzaba a dar señales de lo que sería el séptimo equipo en la historia en desconocer la palabra derrota. Ronaldinho y Samuel Eto’o eran las principales figuras. A ellos se sumaba Lionel Messi, que daba sus primeros pasos en lo que se convertiría en una carrera sin meta.

En octavos los esperaban los mismos que en 2005 habían terminado con el sueño de seguir avanzando. Eiður Gudjohnsen, Frank Lampard, Damien Duff y John Terry se encargaron de poner el 4-2 del Chelsea que dejaba al Barça fuera de Champions. La revancha cambiaría el desenlace final.

Con el marcador favorable por apenas un tanto (2-1) en Stamford Bridge, el cuadro de Barcelona retornaba a casa con la tarea de, a lo menos, mantener el marcador en cero. Un empate por la cuenta mínima el 7 de marzo de 2006 selló su paso a la fase de los 16 mejores del certamen continental.

Un paso más adelante estaba el Benfica. Estoicos los portugueses lograron aguantar un empate sin goles, a pesar de las ocasiones creadas por el equipo de Rijkaard. La vuelta en el Camp Nou, con un  2-0 obra de Ronaldinho y Samuel Eto’o, fue la oportunidad perfecta para firmar su estadía en semifinales.

El sueño se veía cada vez más cerca. En Italia podrían cobrar los tickets válidos por una plaza en la tan deseada final. ¿Dónde quedaban los años de fracasos, cuando Ludovic Giuly marcaba el tanto de forasteros en San Siro? ¿Era suficiente? Las horas sentenciaban que los culés no requerían abrir el marcador para ser considerados como los primeros finalistas del torneo.

Los equipos saltaron a la cancha así:

Barcelona: Valdés; Oleguer (Belleti), Márquez, Puyol, Van Bronckhorst; Deco, Edmílson (Iniesta), Van Bommel (Larson); Giuly, Eto’o y Ronaldinho. El capitán Carles Puyol levantó el trofeo.

Entrenador: Frank Rijkaard.

Arsenal: Lehman; Eboué, Touré, Campbell, Cole; Pirés, Silva, Fábregas, Hleb; Liungberg y Hnery.

Entrenador: Arsene Wenger.

Al Stade de France Barcelona llegaba como favorito. Había eliminado a dos grandes del fútbol mundial, era campeón vigente de La Liga y contaba con un brasileño balón de oro. El Arsenal confiaba en la sólida defensa que los había llevado a la instancia, de la mano del capitán Tierry Henrry. A pesar de las bajas por lesión de Xavi Hernández y las molestias de Lionel Messi, el juego catalán se impuso con jerarquía para coronarse campeón invicto de la Champions League 2006.

Era la segunda copa.

Era la más valiosa.

De la mano de un Sir y el último gran 7

Ya era un hábito. Los títulos venían por sí solos. No había cuestionamientos cada vez que se sentaba en la banca el histórico director técnico del Manchester United: Alex Ferguson. Con campañas que marcaron la historia del fútbol inglés, como el triplete Premier-Copa-Champions en una misma temporada (1998-1999), comenzó una historia de amor que entraría en pausa hacia 2011, luego de 25 años.

Empezaron a llamarlo “The Boss”, pero luego del éxito alcanzado, y por obra de la reina Isabel ll, todos cambiarían en sus registros que el jefe era ahora Sir. Con una carrera que supo de éxitos, su estancia con el United fue un cuento de hadas. Uno eterno, que alcanzaría su clímax en 2008, de la mano del último gran “7” de los Diablos Rojos.

Cristiano Ronaldo había heredado el dorsal de George Best, Bryan Robson, Eric Cantona y David Beckham. En cuanto se puso la camiseta, se dio cuenta de que había sido hecha a la medida. Atrás quedaban las finales de 1968 perdida ante el Benfica y la de 1999, cuando el primer fracaso de Ferguson al mando del equipo se hacía presente. Esta vez “CR7” trazaba la ruta del triunfo con el 2-1 ante el Sporting de Lisboa, que dejaba a los lusos automáticamente fuera de la copa.

Valencia, Shalke 04 y el Rosenborg noruego fueron los rivales en la primera fase. Tres empates que no convencieron, pero aseguraron valiosos puntos para llegar a octavos de final. Un francés en la mira. Quizás uno de los mejores conjuntos en la historia de balompié de ese país: el Olympique de Lyon.

Stade de Gerland. Más de 38 mil asistentes aquel 20 de febrero de 2008. Con agónico gol de Carlos Tévez, Manchester United se confiaba. La vuelta sería en casa. En aquel recinto que llaman “el teatro de los sueños”. Y el sueño se cumplió. Old Trafford fue testigo de la victoria por la cuenta mínima que los instaló en cuartos de final.

El marcador global al finalizar los 90 minutos del partido de vuelta indicaba un 3-0 a favor de Sir Alex Ferguson y compañía. Estaban en la ronda de los cuatro mejores, donde se medirían contra el Barcelona de la mejor dupla técnica en la historia blaugrana: Josep Guardiola y Tito Vilanova. En casa, los catalanes rescataron un empate. En casa también, pero el 27 de abril frente a 75.061 personas, Manchester United aseguraba, con el 1-0, que su localía pesaba más.

21 de mayo, 2008. En Luzhniki llueve intensamente. Parece una final de cuentos. John Terry, por un lado. Rio Ferdinand, en la otra mitad. El partido llegó a su fin. Un pitazo indicó el tiempo adicional: los arcos permanecen empatados por obra de Cristiano Ronaldo y Frank Lampard. Era hora de la definición amada y odiada.

Estas fueron las alineaciones de la mítica jornada:

Manchester United: Van der Sar; Brown, Ferdinand, Vidic, Evra; Hargreaves, Scholes, Carrick, Ronaldo, Rooney y Tevez.

DT: Alex Ferguson

Chelsea: Cech; Essien, Terry, Carvalho, Cole; Joe Cole, Ballack, Makelele, Lampard; Drogba y Malouda.

DT: Avram Grant

Chelsea tuvo el título en los pies de Terry, pero el capitán erró el disparo al resbalarse y caer al pasto. El lanzamiento hacia afuera de Ronaldo les había dado esperanzas. Esas que no pudieron llevar más allá. Carlos Tévez, Michael Carrick, Owen Hargreaves, Nani, Anderson y Ryan Giggs marcaron desde los 12 pasos por los Diablos Rojos. Michael Ballack, Juliano Belletti, Lampard, Ashley Cole y Salomon Kalou lo hicieron por los Blues.

La tercera “Orejona” del United.

La primera sin conocer la derrota.