Economía

Alza del salario mínimo podría limitar la capacidad de maniobra de la economía

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POR Marcela Gómez |

Economistas advierten que fijar alzas más allá de un año y establecer la inflación pasada como un piso hacia el futuro rigidiza el mercado laboral, lo que puede ser complejo ante shocks o periodos de ajuste.

El reajuste del ingreso mínimo mensual de los trabajadores tiene un componente económico y otro político. Este último parece haber primado, luego que el Gobierno lograra el apoyo en primer trámite constitucional de una propuesta plurianual y asociada al desempeño de la economía. Esta lleva el monto a $300 mil en marzo de 2019, con un alza de 2% real sobre inflación pasada en 2020 si el crecimiento proyectado se sitúa entre 2% y 4% (mayor si supera esa estimación). La iniciativa está en revisión ahora en el Senado, cuya Comisión de Hacienda aprobó el texto en general.

Tras el respaldo político que suscitó esta fórmula (en la foto, los ministros de Hacienda, Trabajo y Secretario General de la Presidencia tras la votación favorable de la Cámara de Diputados), desde el mundo económico han surgido algunas críticas tanto a la plurianualidad como al hecho que el reajuste a 2020 se base en inflación pasada y no futura, como ha sido la postura de distintos gobiernos en las negociaciones salariales. Los economistas concuerdan en que esto puede limitar la flexibilidad de la economía ante shocks o cambios en el ciclo, además de constituir un precedente para futuras negociaciones, como la que viene con los funcionarios públicos.

Tanto la economista de Libertad y Desarrollo Carolina Grünwald como la directora del Centro de Estudios Financieros (CEF) de la Universidad de los Andes, Cecilia Cifuentes, coincidieron en que no es óptimo basar el reajuste del salario mínimo en la inflación pasada, ya que esa indexación genera cierta rigidez en el mercado laboral que podría entorpecer la capacidad de adaptación de la economía. Pero ambas también ven matices.

“Estamos con niveles relativamente bajos de inflación y si se va a hacer reajuste plurianual, es positivo que esté sujeto a la evolución económica del país. Entiendo la crítica sobre un reajuste por inflación pasada y no futura; efectivamente se rigidiza el mercado laboral en términos de precios. Pero en estos momentos, con lo difícil que es conversar y ponerse de acuerdo, se está aprobando una fórmula que es eficiente y expedita para todos los sectores”, comentó Carolina Grünwald. Advirtió que el reajuste del salario mínimo se emplea habitualmente como un antecedente para muchas otras negociones sindicales en el sector privado y en el público, por lo que la fórmula de “inflación pasada” puede extenderse.

Por otra parte, Cecilia Cifuentes valoró que en esta oportunidad exista un reajuste plurianual asociado al crecimiento de la economía, ya que en los casos previos en que se incorporó la plurianualidad se hizo fijando montos específicos sin considerar el desempeño económico o la trayectoria de la inflación. “Respecto de ocasiones anteriores, esta vez se hizo mejor”, comentó.

No obstante, admitió que emplear inflación pasada “no es el óptimo y se corre un riesgo”. A modo de ejemplo, recordó que en 2008 la inflación estaba alta y los salarios se reajustaron en términos nominales en forma significativa, lo que en la crisis de 2009 generó deflación y un alza importante del desempleo. “Este no es un problema de este reajuste, sino de toda la economía. Todos los sueldos en la práctica se reajustan por inflación pasada, es un argumento que está muy incorporado y en las negociaciones lo primero que se pide es recuperar el poder adquisitivo. Nuestro mercado laboral sigue estando muy indexado, es algo que no se ha logrado modificar”.

Problemas en la plurianualidad

Una perspectiva distinta tiene el académico del Departamento de Economía de la Universidad de Chile Esteban Puentes, quien estimó que “fijar el salario mínimo por mucho tiempo le da un grado de inflexibilidad que no creo que sea óptimo o pertinente, ya que el efecto va a depender mucho del ciclo”. Explicó que, por ejemplo, “podemos quedarnos rezagados si el reajuste fue acotado y el ciclo es alto; pero también puede ocurrir que el reajuste exceda las posibilidades de una economía que entró rápidamente en recesión. Es preferible tener reajustes anuales, que aseguran mayor flexibilidad”.

El economista comentó que en una reciente investigación suya junto con otros académicos de la Universidad de Chile sobre el salario mínimo, que recopiló datos del periodo 2009-2012, detectó que el reajuste de ese indicador casi no tuvo efectos en empleo, mientras que en salarios el impacto fue marginal.

“En ese contexto, hay un debate sobre el impacto del alza del salario mínimo que muchas veces no se sustenta. Creo que hay espacio para que vaya aumentando un poco más que la inflación. Tiene sentido que el ajuste se haga sobre inflación futura, pero si el indicador resulta ser más alto que el proyectado, los trabajadores con salario mínimo pierden en términos reales”, concluyó.