James Robinson: es sana la autocrítica de Chile
El reconocido académico británico habla sobre América Latina, China y casos de desarrollo frustrado. Y teme el efecto Trump.
Es una pregunta que se han hecho muchos políticos, académicos y organismos globales. ¿Por qué algunos países prosperan y se desarrollan, mientras otros se empobrecen o se estancan?
Este es el dilema que buscaron resolver James A. Robinson (Universidad de Chicago) y Daron Acemoglu (MIT), autores del libro Por qué fracasan los países.
En Entrevista en Pauta, conversamos con James Robinson para abordar diversas aristas de su libro y cómo se aplica su tesis a la realidad latinoamericana -chilena en particular- y de otras latitudes donde hay desarrollos frustrados. El extractivismo, los monopolios, la ausencia de instituciones reguladoras fuertes y el desperdicio de talentos son algunos de los factores que, para él, explican el estancamiento o el empobrecimiento de los países. Si bien la democracia y la libertad son necesarias para el desarrollo, esto no sería suficiente.
Robinson visitará Chile para participar en el seminario de la Semana de la Construcción “Nuestro país, nuestro compromiso: claves para construir un Chile mejor”, organizado por la Cámara Chilena de la Construcción, que se realizará entre el 7 y el 11 de mayo. La Cámara Chilena de la Construcción es la propietaria de PAUTA.cl.
“El monopolio desincentiva a la gente”
Para Robinson, el fracaso de algunos países se relaciona con la forma en que organizan su economía. “Las sociedades que fracasan se centran en el extractivismo”, explica. En cambio, lo que las llevaría a prosperar es la innovación, el emprendimiento, los avances tecnológicos. La amenaza en ciernes para estas economías es el monopolio: este “coarta las opciones, desincentiva a la gente”. “Latinoamérica ha sido el continente de los monopolios por cientos de años, desde el periodo colonial”, dice Robinson. Y aunque reconoce que en Estados Unidos ha habido monopolios, “también se han librado interminables batallas contra ellos”, esto a través de las instituciones regulatorias, como ha ocurrido con Bill Clinton y posiblemente sucederá con Facebook.
“Es saludable criticarse a sí mismo”
En Chile hay muchos debates y críticas en torno al modelo económico, las instituciones, las desigualdades y la inversión en ciencia y tecnología, entre otros temas. Consultado sobre si la sociedad chilena debiera ser más benevolentes al mirarse a sí misma, Robinson afirma que es “saludable criticarse a sí mismo”. Según él, hay muchos desafíos en Chile: desigualdades, falta de oportunidades, postergación de pueblos indígenas y muchos resabios de instituciones extractivistas. Estos desafíos deben enfrentarse, explica, invirtiendo en capital humano y en talentos que se generan en el país.
Las geografía no limita el desarrollo boliviano
El académico explica que la historia de la humanidad se ha caracterizado porque las sociedades han buscado superar sus dificultades geográficas para sobrevivir y expandirse. Por ello, no le parece correcto creer que la geografía de un país limita sus posibilidades de desarrollo. Sobre el caso boliviano, Robinson es aun más categórico: “No es cierto que Bolivia tenga dificultades económicas por ser un país mediterráneo. Probablemente, la falta de éxito de Bolivia tiene que ver con una larga historia de instituciones extractivistas”.
Donald Trump, un presidente latinoamericano
Robinson es muy crítico de la administración del Presidente de Estados Unidos Donald Trump. El autor afirma que Trump ha erosionado muchas instituciones estadounidenses, que no ha nombrado a varias autoridades porque no le gusta que le digan qué hacer. Además, busca rodearse de gente que le dice solo lo que quiere escuchar. “En muchos sentidos, bajo la presidencia de Trump, Estados Unidos se parece mucho más a un país latinoamericano que antes”, afirma Robinson.
Talentos desperdiciados
En suma, ¿por qué algunos países son tan pobres? Robinson no duda de su respuesta: “El desperdicio de talentos”. “Hay tanta gente con talento, con ideas, con habilidades emprendedoras y la sociedad nunca aprovecha esos talentos”, sostiene el académico. Para él, la sociedad y sus instituciones deberían brindar las oportunidades necesarias para que esas personas puedan usar esa energía, esa creatividad, en beneficio del colectivo.