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Por qué en Irlanda del Norte está la clave del Brexit

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POR Periodista Practicante |

Según Cristopher Raymond, académico de la Queen’s University Belfast, para los unionistas “dividir el Reino Unido a lo largo del Mar Irlandés es equivalente al fin del Reino Unido”.

El asunto de Irlanda del Norte y su salvaguarda (backstop) en la futura relación con la Unión Europea y el propio Reino Unido se transformó en el gran enredo de la propuesta del gobierno de Theresa May al Parlamento británico sobre el Brexit.

PAUTA contactó a Christopher Raymond, profesor de la Queen’s University de Belfast, en Irlanda del Norte, para entender cómo el asunto irlandés está afectando la política británica en general y mantiene entrampado, al menos en parte, eñl Brexit en particular. 

—¿Qué significado tiene este caos en Westminster para la política irlandesa?

“Es demasiado temprano para descifrar qué significa el caos en Westminster para la política irlandesa. El gobierno irlandés ha tenido una postura oralmente pasiva, preparándose para cualquier eventualidad, dependiendo de qué pueda decidir el Reino Unido –y al mismo tiempo suplicando al gobierno británico no tomar ninguna decisión que amenace el Acuerdo de Viernes Santo y la economía irlandesa. En todo caso, el caos en Westminster significa que el gobierno irlandés todavía no puede prepararse para cualquier resultado particular”.

“Si esta semana el caos significa que un rechazo al acuerdo del Brexit (abandonando el mercado común, la unión aduanera, y terminando con la libertad de movimiento, no teniendo acceso privilegiado a la Unión Europea en absoluto) se ha hecho más probable, podría llevar a un resurgimiento del nacionalismo y un mayor espíritu irrendentista, con la República de Irlanda buscando incorporar a Irlanda del Norte territorial y políticamente. Debido a que el Acuerdo de Viernes Santo supone que Irlanda del Norte está integrada en muchas de las instituciones de la Unión Europea (UE), la salida de Irlanda del Norte de la UE en este sentido podría provocar un referéndum diseñado para separar a Irlanda del Norte del Reino Unido y así unirse a la República de Irlanda”.

“No obstante, si esta semana el caos significa que un nuevo referéndum es más probable, o si especialmente esto significa que el gobierno británico considere retroceder en su promesa de abandonar la UE, entonces el status quo previo al 2016 ha vuelto. Este sería el resultado preferido para el gobierno irlandés. Sin embargo, es demasiado temprano para decir lo que va a pasar”.

—¿La controversia del backstop (salvaguarda) irlandés debería considerarse restrictivamente, como un problema en concreto, o representa algo mucho más grande en perspectiva?

“Ambas perspectivas son importantes para entender la controversia del backstop. Las disputas sobre el backstop presentan el último problema práctico que impide al gobierno de cumplir su promesa de abandonar la UE. La frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte restringe al gobierno británico en sus esfuerzos por la unión aduanera y el mercado común, ya que sus compromisos con el Acuerdo de Viernes Santo requieren cooperación política y económica entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda; y para liberarse a sí mismo de los requisitos del libre movimiento de personas, ya que la libertad de movimiento en la isla de Irlanda es vista como un componente esencial para asegurar el Acuerdo de Viernes Santo”.

“El backstop también representa una controversia simbólica mucho más grande. Mientras que el gobierno podría superar las restricciones impuestas por el Acuerdo de Viernes Santo al permitir que Irlanda del Norte permanezca en el mercado común y la unión aduanera (mientras el resto del Reino Unido experimenta un Brexit duro, abandonando el mercado común, la unión aduanera y optando por la libertad de movimiento para los ciudadanos de la UE), esta opción es desagradable simbólicamente para los unionistas en todo el Reino Unido. Los unionistas son aquellos que valoran la integridad del Reino Unido en la totalidad de sus cuatro partes constituyentes (Inglaterra, Escocia, Gales, e Irlanda del Norte) como uno de los temas políticos más importantes; cualquier acción que amenace la integridad y el futuro del Reino Unido es considerada sospechosa”.

“Permitir que Irlanda del Norte permanezca en la unión aduanera y el mercado común dividiría, según los unionistas, al Reino Unido, sobre todo al crear una frontera marítima entre Gran Bretaña (que es Inglaterra, Escocia y Gales) y la totalidad de la isla de Irlanda y la UE. Al hacer esto, los residentes de Irlanda del Norte tendrían que pasar por controles de pasaporte al viajar hacia y desde Gran Bretaña (que es el resto del Reino Unido), y los barcos que traigan mercancías entre Irlanda del Norte y el Reino Unido se verían sometidos a inspecciones de aduana. Además, los bienes producidos y comercializados en Irlanda del Norte tendrían que someterse a diferentes regulaciones, mientras que Gran Bretaña estaría gobernada exclusivamente por la ley británica. Respecto a dividir las economías y personas de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, los unionistas afirman que aquello conduciría a la desintegración del Reino Unido”.

“Mientras que hay algunos unionistas en Gran Bretaña (entre círculos conservadores en Inglaterra y partes de Escocia), la unión es de significado primordial en Irlanda del Norte. Casi todos los partidos políticos de Irlanda del Norte están atados a la división entre unionistas (favorecer la integridad del Reino Unido) y nacionalistas (que últimamente quieren que Irlanda del Norte se una a la República de Irlanda). Para los unionistas, el plan de dividir el Reino Unido a lo largo del Mar Irlandés es equivalente al fin del Reino Unido. Para ellos, el Reino Unido en su totalidad votó para abandonar la UE, y por lo tanto la totalidad del Reino Unido debería irse. En consecuencia, los miembros de los dos principales partidos unionistas de Irlanda de Norte (el Partido Unionista Democrático y el Partido Unionista de Ulster), así como también muchos de los conservadores que rompieron relaciones con la primera ministra eran conservadores comprometidos que se opusieron al plan de la primera ministra por estas razones”.

—¿Cómo podemos entender en términos generales el rol del Partido Unionista Democrático (PUD) en la política británica?

“El término que se usa para describir al PUD en la Cámara de los Comunes es kingmaker [poder en las sombras o grupo influyente]. Theresa May depende del apoyo del PUD para la mayoría de sus legislaciones sobre el Brexit. Mucha de esta dependencia se debe a preferencias compartidas (en el tipo si acaso no en el mismo grado) tanto sobre el Brexit como en la preservación de la integridad del Reino Unido. En consecuencia, ellos tienen un poder desproporcionado al número de sus escaños para influir en el desarrollo y éxito de su legislación sobre el Brexit: dado que los conservadores tienen menos escaños que el umbral de mayoría, necesitan al PUD si van a pasar cualquier legislación que cumpla su promesa de abandonar la UE”.

“De los dos principales partidos unionistas representados en el Parlamento, el PUD es el más extremo en su preferencia por el unionismo (y ciertamente más unionista y ocupado con el unionismo que el promedio de los miembros conservadores del Parlamento). Mientras que el PUD ha dicho que no quiere una frontera física en la isla de Irlanda (porque esto molestaría a muchos votantes de los partidos agrícolas), el partido hizo campaña por el Brexit y es considerado como estar a favor de un Brexit duro. Debido a que el PUD tiene un rol de kingmaker, el gobierno está restringido en sus esfuerzos por abandonar la UE: esto significa que, si el gobierno cumple su promesa de abandonar la UE, probablemente será un Brexit duro. Si el parlamento no puede aprobar la legislación antes del 29 de marzo del 2019, esto será un rechazo al acuerdo del Brexit, en el que la totalidad del Reino Unido abandone el mercado común y la unión aduanera sin ningún privilegio de acceso económico o de transporte a la UE”.