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Todd Gitlin: Obama “era más un progresista estadounidense de la vieja escuela”

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David Shankbone
POR jorge Román |

El sociólogo y autor de The Whole World is Watching explica el surgimiento y el auge de los movimientos sociales en Estados Unidos y cómo se formó una ola “restauracionista” en respuesta.

La historia no se repite, pero muchas veces rima, dice una frase atribuida a Mark Twain. Y la segunda década del siglo XXI parece rimar con los versos de la década de 1960, cuando el descontento social, la Guerra de Vietnam y la revolución sexual alimentó numerosos movimientos sociales -incluyendo la llamada segunda ola feminista- no solo en Estados Unidos, sino también en gran parte del mundo.

Sobre los paralelos entre esa década y la actualidad hablamos con el sociólogo, analista político y novelista Todd Gitlin (1943). Como líder de la Students for a Democratic Society (SDS) en la Universidad de California, Berkeley, fue parte de los grupos protagónicos del activismo en la década de 1960. Autor de libros como The Whole World is Watching (1980), The Sixties: Years of Hope, Days of Rage (1987) y Occupy Nation (2012), Todd Gitlin es también académico de la Universidad de Columbia y director del programa de Doctorado en Comunicaciones de esa institución neoyorquina. Recientemente estuvo de visita en Chile, invitado por el Columbia Global Center de Santiago.

En entrevista en PAUTA.cl, Gitlin habla no solo sobre los orígenes de los movimientos sociales, sino también cómo en esa década se plantaron las semillas del ala de extrema derecha que actualmente ha ganado gran influencia en el Partido Republicano de Estados Unidos: “Cuando emergen nuevas energías usualmente emergen en los límites de la política organizada, en gente que ha sido ignorada o antagonizada y maltratada en los límites, y ellos toman la iniciativa con el objeto de expresarse y mover las conversaciones hacia una sociedad más amplia. Entonces, yo vengo del mundo en que ese tipo de energía crecía en la izquierda”, explica Gitlin. “Pero los movimientos de extrema derecha también eran parte de ella, también se sintieron derrotados, no representados, ignorados”.

Recuerda también la represión de la que fueron objeto en la época quienes participaban en el movimiento estudiantil y, en especial, por parte de quien entonces era gobernador de California: Ronald Reagan. Dice que al escribir la introducción de un libro con testimonios y fotografías de las protestas de la Universidad de California, Berkeley, recordó “cuán monstruoso fue”: “Reagan, como gobernador, trabajaba con el FBI para infiltrar el movimiento. Él incentivó el uso de armas militares. Impulsó tácticas muy severas y represivas, la Guardia Nacional ocupó Berkeley por algo así como tres semanas en 1969 y, en esos tiempos, el Reagan más benigno, más sonriente, aún no se mostraba”.

“Este país va a avanzar tanto hacia la derecha, que no lo van a reconocer”

En aquellas décadas, la gente de movimientos sociales como Gitlin sabía de la existencia del ala más conservadora -que tenían sus publicaciones y a veces hablaban en la radio-, pero no eran conscientes de su influencia hasta que, al inicio de la presidencia de Nixon, su procurador general, John Mitchell, dijo: “Este país va a avanzar tanto hacia la derecha, que no lo van a reconocer”. Según Gitlin, luego del escándalo Watergate, el Partido Republicano se reconstruyó absorbiendo “a los supremacistas blancos del Sur y usándolos como sus bases”. También incluyó a “gente que fue desplazada por los movimientos de los 60. Gente a la que no le gustaba el movimiento por los derechos civiles, que no les gustaba la contracultura, ni el movimiento de las mujeres, ni el movimiento gay… Fue un culatazo. Fue un… movimiento restauracionista”.

“Podías darte cuenta de que estaban escuchando tus llamadas”

Además del uso de infiltrados en los movimientos sociales, la escucha de llamadas telefónicas y la represión impulsada por figuras como el entonces gobernador de California, Ronald Reagan, Gitlin cuenta que, recientemente, se hicieron públicas algunas operaciones y planificaciones secretas del FBI en la década de 1960: “Solo ahora sabemos, por ejemplo, que muchas autoridades del FBI querían reabrir los campos de concentración que fueron usados para los japoamericanos durante la Segunda Guerra Mundial”.

“No vas a transformar el mundo si confinas tus bases a las estrellas de cine”

Gitlin establece varios paralelos y algunas diferencias entre el movimiento feminista de la década de 1960 y el actual. Dice que si la llamada “segunda ola” abogaba por la destrucción del patriarcado, actualmente se enfoca en demandas más concretas, como la lucha contra el acoso sexual y los femicidios. Explica también que, si bien estos movimientos han brotado en personas “relativamente privilegiadas” -profesionales, estrellas de cine…-, “están conscientes […] de que este movimiento realmente no tendrá éxito a menos de que puedas hacer algo para la mayoría de las personas, para la mayoría de las mujeres o las víctimas de acoso sexual y abusos, que son trabajadoras de fábrica o trabajadoras de hotel”.

“Hillary Clinton fue demonizada por el ala derecha durante 25 años”

¿Por qué Hillary Clinton perdió las elecciones presidenciales? Gitlin lo atribuye en gran medida a que es mujer, pero también destaca que ella llevaba siendo atacada por la derecha estadounidense al menos desde que Bill Clinton era gobernador de Arkansas y ella no quiso cambiar su apellido de soltera (Rodham): “Odiaban que fuese inteligente. Odiaban que ella fuera una buena política y la derecha creó esta imagen demoníaca de ella, y machacaron con ella en forma constante durante todos estos años. Así que ella empezó su candidatura a la presidencia bajo esa nube”.

Obama “no entendía cuánto lo odiaban”

Barack Obama es, para Gitlin, una figura de contrastes: según él, que Obama sea negro “lo hacía verse como un outsider” en la sociedad estadounidense, “pero, de hecho, era más un progresista estadounidense de la vieja escuela”. El sociólogo afirma que Obama es alguien que “se siente incómodo […] expresando ira” y confiaba en la política de los acuerdos: “Él subestimó drásticamente la ferocidad, el odio incrustado en la derecha. […] Creo que estaba tan capturado por su éxito que no entendía lo que pasaba afuera, cuán locos estaban, cuánto lo odiaban”, afirma Gitlin.

Entrevista completa: