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Adicción a Fortnite hace que padres recurran a la rehabilitación

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Bloomberg
POR Francisco Ibañez |

El videojuego no sólo se ha convertido en el pasatiempo favorito de millones de usuarios y en un gran negocio, sino también en un dolor de cabeza para padres y profesores.

Debbie Vitany está luchando una batalla perdida contra Fortnite.

Su hijo de 17 años, Carson, ha estado conectándose 12 horas diarias al videojuego, buscando armas y recursos en un mundo postapocalíptico donde el objetivo es ser la última persona en quedar en pie. Los profesores se quejan de que se duerme en clase y sus notas han empeorado mucho.

“Habíamos avanzado un poco en cuanto a lograr que redujera sus horas de Fortnite y durmiera mejor, pero volvió a caer en sus antiguos hábitos”, dijo en una entrevista Vitany, que vive cerca de Saginaw, Michigan. “Nunca he visto un juego que tenga tanto control sobre las mentes de los niños”.

La angustia de Vitany se refleja en muchísimos otros padres, profesores y jefes de todo el mundo que lidian con un juego que absorbe horas de tiempo de los jugadores, a veces en detrimento de otras actividades. Más de 200 millones de personas se han registrado para jugar Fortnite, que se ha convertido en un negocio multimillonario para la empresa que lo creó, Epic Games Inc. Algunos padres desesperados han enviado a sus hijos a rehabilitación.

“Este juego es como la heroína”, dijo Lorrine Marer, especialista británico en comportamiento que trabaja con niños que luchan contra la adicción a los juegos. “Una vez que te enganchas, es difícil desengancharse”.

Previamente, Epic ha emitido advertencias sobre cómo evitar a estafadores en Fortnite, pero declinó comentar sobre el tema de la adicción.

La adicción a los videojuegos no es nueva: padres y profesores se han quejado de niños distraídos –y sus manos aturdidas por los joysticks– desde los días de las consolas Atari. Pero la omnipresencia de Fortnite ha creado una amenaza más extendida; y ocurre en el contexto de preocupaciones más amplias sobre el uso excesivo de las redes sociales y los teléfonos inteligentes.

Fortnite, lanzado por primera vez en su popular modo “Battle-Royale” en septiembre de 2017, no sólo está causando problemas para los niños. Un servicio de divorcio en línea del Reino Unido señala que 200 solicitudes mencionaron este año a Fortnite y otros videojuegos como la razón de la separación de los matrimonios.

Los deportistas profesionales también se están enganchando. Los Vancouver Canucks, de la Liga Nacional de Hockey (NHL, por sus siglas en inglés), tuvieron tantos problemas para hacer que los jugadores fueran a las reuniones y cenas que prohibieron jugar Fortnite en las concentraciones. David Price, lanzador estrella de los Boston Red Sox, equipo ganador de la Serie Mundial de las Grandes Ligas de Béisbol, fue descartado para la apertura en mayo contra su archirrival New York Yankees debido a problemas en la muñeca que pueden haberse visto exacerbados por jugar Fortnite.

Randy Kulman, psicólogo infantil de Wakefield, Rhode Island, ha visto un aumento en la cantidad de padres que llevan a sus hijos a terapia debido a las adicciones a los videojuegos.

Michael Jacobus, quien dirige el campamento de verano Reset para niños con adicciones, dijo que aproximadamente el 60% de los 120 niños a los que trató el verano pasado en los campamentos de Santa Bárbara, California y Asheville, Carolina del Norte, jugaban Fortnite de forma excesiva.

El tratamiento consiste en una desintoxicación tecnológica –se les retiran sus dispositivos– junto con una alimentación saludable, dormir y terapia grupal.

Fortnite es particularmente cautivador porque la versión Battle-Royale se puede jugar de forma gratuita y está disponible en una serie de dispositivos, desde teléfonos hasta consolas de juegos, señala Cam Adair, quien abandonó la escuela secundaria a los 15 años debido a su propia adicción a los videojuegos y ahora da charlas sobre el tema en colegios y otros grupos. Los jugadores de Fortnite compiten en batallas de 100 personas hasta que queda sólo uno en pie, lo que hace que sea difícil abandonar un juego una vez que comienza.

Si bien el juego es gratuito, Epic ha creado oportunidades para vender cientos de dólares en complementos –incluidas exóticas armas y “skins”, como Dark Voyager, un traje espacial negro con rayas reflectantes– que se adquieren con tarjeta de crédito. La compañía hace poco se asoció con la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés) para vender camisetas basadas en los equipos favoritos de los jugadores.

En octubre, Epic aprovechó la popularidad de Fortnite y recaudó US$ 1.250 millones de un grupo inversionista que incluyó a KKR & Co., Vulcan Capital y Kleiner Perkins. El acuerdo valora a la compañía de capital cerrado en US$ 15.000 millones.

La Organización Mundial de la Salud calificó el “trastorno del videojuego” como enfermedad de adicción por primera vez en junio, medida que podría facilitar que los padres soliciten reembolso a las aseguradoras por el tratamiento, según Paul Weigle, psiquiatra de Mansfield Center, Connecticut.

Weigle, que trata a unos 20 jugadores compulsivos de Fortnite, recomienda a los padres evitar que los niños menores de 10 años jueguen videojuegos; y los padres deben establecer límites cuando esos niños juegan. A medida que los juegos se vuelven más sofisticados en su capacidad de enganchar a los fanáticos, él prevé que el tema de la adicción no hará más que crecer.

“Va a ser un problema más grave de lo que es ahora”, dijo Weigle.