John Müller: “Piñera se ha hecho un regalo lujoso con este cambio”

El cambio de gabinete en Chile es un ajuste del equipo presidencial y no el resultado de que saltaran los fusibles. Pero deja elementos de análisis. El más evidente es que al menos dos de los tres nombramientos estaban perfilados en enero y entonces se tomó otra decisión. ¿Por qué?

Gerardo Varela

El caso más significativo es el de Gerardo Varela, un leal a Piñera que aceptó ser ministro de Educación pese a que al menos una persona ya le había dicho ‘no’ al Presidente en enero. El gabinete se anunció el 23 de enero y el sábado 20 aún se estaba buscando un titular de Educación. Una improvisación.

El diagnóstico ordinario es que Varela nunca pudo superar su papel como columnista y actuar como un ministro. Lo insólito es que el Gobierno no creara una task force eficaz en torno a Varela. En las últimas semanas nadie quería ayudarlo. Sólo lo sostenía su amistad con Piñera.

Pero Varela tiene un desacuerdo de fondo con el Presidente. La discrepancia la planteó él mismo el día de su toma de posesión y asomó en casi todos sus “chascarrillos”, en especial en el del bingo y el asistencialismo. Pero no fue capaz de hacer atractivo su liberalismo. Al contrario. Con todo, Varela no se ha achicharrado. No hay marchas pidiendo su cabeza.

Piñera ha demostrado compasión al cesarlo y eso confirmaría que el Presidente es consciente de que le pidió un sacrificio al asignarle Educación, un sector que ya se ha visto que no es lo que fue en 2011.

Marcela Cubillos

Marcela Cubillos pasa a Educación, después de dejar muy buen sabor de boca en Medio Ambiente. Su enfoque legalista de lo que debe ser el futuro de la institucionalidad medioambiental tenía muy contentos a los juristas. Pero no a los economistas y empresarios.

Gran parte de la inversión está embalsada en los recovecos de la institucionalidad medioambiental chilena y es un factor disuasivo para los inversores extranjeros. Hay que evitar un “Riñihuazo” al revés y que esos fondos se marchen por caducidad de los proyectos.

Carolina Schmidt y Alejandra Pérez

En ese sentido, Carolina Schmidt puede imponerle una marcha extra a Medio Ambiente y ser más sensible a las preocupaciones del equipo económico. La salida de Alejandra Pérez de Cultura estaba cantada. Ella misma confesó que le cuesta trabajar en el entorno político.

Mauricio Rojas

Mauricio Rojas debió ser ministro en enero, pero como Piñera apostó por Ampuero en Exteriores pareció excesivo nombrar a dos miembros del mismo tándem. El Presidente ha rectificado, pese a que algunos creían que darse a conocer como speechwriter fue un error.

Los equilibrios internos más o menos se mantienen. Hasta la Fundación para el Progreso de Nicolás Ibáñez puede seguir presumiendo de tener dos ministros, ya que la salida de Varela se compensa con la entrada de Rojas en Cultura, aunque éste haya movido su liberalismo hacia posiciones más templadas.

El difícil triunfo para 2021

Piñera se ha hecho un regalo lujoso con este cambio. La caída en las encuestas no lo justificaba. Y si lo hizo por eso, es que no se imagina lo mal que se pueden poner las cosas. Gastar dos ministros, cuando pueden ser fusibles necesarios en el mediano plazo, es arriesgado.

Más aún cuando hay otros ministros que han dado las mismas señales de agotamiento de Varela y de Pérez, aunque algo más atenuadas. El cambio es una confirmación del poder del ministro de Hacienda, que tendrá que desplegar toda su política en semanas.

Hay muchos signos de que la carrocería del coche de los “tiempos mejores” está rayada. Y el Gobierno no sabe hasta dónde el motor puede estar dañado. Sin reformas estructurales no es posible garantizar que el vehículo siga acelerando.

Pero dichas reformas son incompatibles con la pretensión repetir triunfo en 2021. El Gobierno sigue atrapado en su laberinto y el Presidente, que sigue sin escuchar, parece que lo apostará todo a la economía.