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Después del fin de las bolsas plásticas, qué viene

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Agencia Uno
POR Eduardo Olivares |

Exclusiones, aspectos a mejorar de la normativa y una ley que promete fortalecer el panorama medioambiental, son algunas luces que se pueden ver luego de la puesta en vigencia de la prohibición de este domingo.

Este domingo 3 de febrero comenzará el adiós a las bolsas plásticas: la entrada en vigencia de la Ley 21.100 prohibirá a las grandes tiendas y supermercados su entrega.

Las sanciones, en caso de incumplimiento de la normativa, significarán multas de hasta 5 UTM (poco más de $241 mil).

Las cifras previgencia de la ley pueden dar un buen augurio de sus efectos: según la Encuesta Nacional de Medio Ambiente 2018, el 95% de los encuestados está de acuerdo con la prohibición de bolsas plásticas y el 66% declara llevar bolsas reutilizables para realizar sus compras.

Además, la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, expuso en su cuenta de Twitter que, a seis meses de la publicación de la ley, mil millones de bolsas de plástico han dejado de ser entregadas en los grandes comercios.

También el Presidente Sebastián Piñera reforzó este sábado 2 de febrero la dimensión del beneficio ambiental.

Pero la pregunta clave que surge es: ¿qué se viene desde esa fecha en adelante?

Bolsas que sobreviven

En primer lugar, las micro, pequeñas y medianas empresas seguirán entregando bolsas en sus comercios hasta que se cumplan dos años de la publicación de la ley; es decir, hasta el 3 de agosto de 2020. Sin embargo, dicha entrega quedará restringida a solo dos unidades hasta esa fecha.

Las bolsas que se utilizan para contener productos a granel, como frutas y carnes, continuarán entregándose con normalidad en todos los comercios. Así lo confirma el artículo tres de la ley: “Se excluyen de esta prohibición las bolsas que constituyan el envase primario de alimentos, que sea necesario por razones higiénicas o porque su uso ayude a prevenir el desperdicio de alimentos”.

Errores en la ley

Gonzalo Muñoz, fundador de la empresa TRIciclos, recientemente galardonada en Davos, afirmó que la categorización de bolsas reutlizables y no reutilizables excluye a aquellos elementos que realmente tienen potencial de ser usados más de una vez.

“Hay un error, desde nuestro punto de vista, en la legislación, porque dice [la ley]: ‘Se prohíben todas aquellas bolsas que tengan más de un 50% de origen de fuentes fósiles’. Y resulta que una bolsa enteramente de plástico como son las de TNT [tela no tejida] puede ser perfectamente reutilizable. Cuando la bolsa es de más de un material; o sea, si el incentivo queda colocado a que los retails compren y entreguen bolsas de 49% plástico y 51% algodón, ese material ya no es reciclable”, dijo en Voces de la Gran Ciudad.

A pesar de eso, Muñoz cree que ya se está viendo una buena recepción de la normativa tanto de las empresas como de las personas y que con esto se avecinan mayores avances en materia medioambiental. “Lo interesante de esto es que la ley de bolsas plásticas, la prohibición, y su cuestionamiento es una puerta de entrada a una discusión mucho mayor”, añadió.

Ley REP

“Chile la lleva en términos de reciclaje”, expresó Juan Pablo Marín, socio de la empresa Eco-Lógica, respecto a la cantidad de normativas medioambientales que hay en el país a nivel latinoamericano.

A pesar de las expectativas puestas en la ley que prohíbe las bolsas plásticas, Marín dijo que “estamos bien encaminados, pero es un tema muy puntual, lo agarra desde una esquina”.

“Es un proceso cultural que vamos bien encaminados, que ya tenemos una ley para una cosa puntual, y ya están empezando a salir los primeros oficios para una ley mucho más general que es la Ley REP, que trata de los residuos posconsumo”, opinó.

La Ley Responsabilidad Extendida del Productor (REP) fue promulgada en 2016. Según el Ministerio del Medio Ambiente, esta normativa, dirigida a fábricas e importadoras, “busca disminuir la generación de residuos y fomentar su reutilización, reciclaje y otro tipo de valoración”.

Juan Pablo Marín explicó que las empresas deben fijar qué residuos y en qué cantidades se producen e ingresan al mercado y el Estado debe fijar, a partir de esa información, una meta para recuperar un porcentaje de esa basura.

Los primeros elementos que fijó la ley como objetivo son: aceites lubricantes, aparatos eléctricos y electrónicos, envases y embalajes, neumáticos, pilas, baterías, diarios y revistas.

“Recuperar una tonelada de cartón de una empresa no es tan difícil […] recuperar 100 kilos de envases y embalajes de una señora que vive en el piso 20, todavía es casi ciencia oculta”, ilustró el socio de Eco-Lógica.