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El Papa suma más expulsiones y decreta la dimisión de obispos Cox y Órdenes

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Agencia Uno
POR Juan Manuel |

La decisión fue decretada por Francisco como “consecuencia de actos manifiestos de abusos a menores” y no admite apelación. Ambos se suman a los casos de Karadima y Precht.

La noticia la comunicó el Arzobispado de Santiago tres horas después de que el Papa Francisco recibiera en el Vaticano al Presidente Sebastián Piñera. A través de un comunicado divulgado por Twitter, la arquidiócesis informó que “el Santo Padre ha dimitido del estado clerical a Francisco José Cox Huneeus, arzobispo emérito de La Serena, miembro del Instituto de los Padres de Schoenstatt, y a Marco Antonio Órdenes Fernández, obispo emérito de Iquique”.

El mismo texto, explica que Francisco tomó la decisión el jueves 11 de octubre, “no admite recurso” y que “en ambos casos se ha aplicado el artículo 21 § 2, 2° del motu proprio ‘Sacramentorum Sanctitatis Tutela‘, como consecuencia de actos manifiestos de abusos a menores”.

El contexto que precipitó la dimisión de Cox

En las últimas semanas, el caso del obispo emérito José Francisco Cox explotó con fuerza y complicó a la Iglesia chilena y al movimiento de Schoenstatt. Un día antes de que se comunicara la dimisión del prelado, diversas fuentes ligadas a la Iglesia y a la congregación aseguraron a PAUTA que el panorama del religioso había entrado a un terreno muy adverso, en el cual uno de los escenarios posibles, e incluso probables, era su eventual expulsión del sacerdocio.

Este viernes 12 de octubre, un día antes de la divulgación de esta sanción, PAUTA consultó formalmente a Schoenstatt sobre la posibilidad de que Cox fue dimitido. En ese entonces, el viceprovincial de la Congregación, Patricio Moore, comentó que “nosotros no tenemos ninguna información oficial, pero él tiene una causa grave en el Vaticano, por lo tanto la dimisión sería una posibilidad real que pudiese ocurrir”.

Ese mismo día, un sacerdote diocesano, especialista en asuntos canónicos, comentó en privado que la dimisión de Cox “es el camino que hay que seguir” y que no le “extraña” que, dado todo el revuelo que ha tenido su caso, la Congregación para la Doctrina de la Fe o el mismo Papa Francisco haya optado por firmar un decreto de estas características.

Los cuestionamientos en su contra

A inicios de octubre, el diario El Mercurio informó que Cox estaba enfrentando nuevas denuncias de abuso sexual en Alemania, algo que posteriormente fue confirmado por la fiscalía de ese país. La noticia reflotó varios casos anteriores como, por ejemplo, el de Abel Soto, quien acusó abusos sexuales cometidos por Cox cuando tenía 7 años.

Sin embargo, según los antecedentes que se manejan al respecto, el sacerdote nunca enfrentó un proceso civil o canónico en su contra. Por el contrario, luego de trabajar cumpliendo varios cargos importantes -como, por ejemplo, ser obispo de Chillán, secretario del Pontificio Consejo para la Familia, obispo de La Serena y cumplir labores administrativas en el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam)- en 2002 fue trasladado a un monasterio en Alemania para vivir una vida de “silencio, oración y penitencia”, sin informar los motivos de esta decisión.

La dimisión de Cox, junto con la de Órdenes, se suma a la que ya recibieron dos sacerdotes chilenos en las últimas semanas: Fernando Karadima y Cristián Precht.

Una abogada canonista explica que este tipo de dimisiones deben entenderse como una “expresión” de la política de tolerancia cero que tiene Francisco con los casos de abuso. Además, hay que enmarcarlas en la intención que tiene el sumo pontífice de que estas sanciones sean “ejemplares” y contribuyan a “buscar la verdad, reparar el daño causado y contribuir a la unión de la Iglesia a través de la oración”.

La experta relata que la dimisión puede producirse ya sea como sanción impuesta por un delito grave comprobado por medio de una investigacipon canónica, por petición voluntaria del sacerdote o por una decisión “del romano pontífice” quien, invocando el canon 331, hace uso de su “potestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia, y que puede siempre ejercer libremente”.

Además, la especialista ahonda en un detalle importante: un sacerdote nunca deja de serlo. Esto, comenta, está estipulado en el canon 290 en donde se asegura que “una vez recibida válidamente, la ordenación sagrada nunca se anula”.

El caso del obispo emérito Órdenes

Junto con aplicar la máxima sanción a Cox, el Papa también decidió dimitir de su estado clerical al obispo emérito de Iquique Marco Antonio Órdenes. 

El sacerdote estaba siendo investigado al menos desde el año 2009 por el Ministerio Público. Y fue en abril de 2012 que la misma denuncia que tenía la fiscalía llegó hasta el Vaticano en donde se le inició una investigación canónica en su contra.

Fue recién cuando el asunto llegó a manos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que Órdenes optó por dejar su cargo de obispo y en ese entonces dijo que “reconozco haber tenido un acto imprudente” y luego agregó “pedí perdón en su momento. Pero lo que hice no fue con un menor de edad”.

Sin embargo, su situación civil se aclaró en enero de este año cuando la Corte de Apelaciones de Iquique lo sobreseyó de los delitos imputados en su contra. Pero en el plano canónico no tuvo la misma suerte. A pesar de que no se supo el estado de avance de la causa en su contra, con la decisión del Papa queda claro que aquella investigacion culminó en la máxima sanción que puede recibir un sacerdote.

* Esta nota fue actualizada el sábado 13 de cotubre a las 9:00 horas para incorporar la información comunicada por el arzobispado. Antes, el artículo llevaba como título “La cuenta regresiva que complica al obispo emérito Cox” y contaba que la dimisión del prelado era algo inminente dada la gravedad de su caso.