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Dominic Thiem: de príncipe a rey de Austria

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AFP
POR Periodista Practicante |

Con un revés extraordinario, el actual número cuatro del mundo logró su primer Master 1.000 derrotando a Roger Federer. ¿Cuáles han sido sus pasos desde que ingresó al circuito ATP?

“Todo se lo debo a él”, dijo el austríaco recién terminado el partido contra Roger Federer, en el que resultó ganador. La frase estaba dedicada a un ex número 9 del mundo que lo miraba sonriente desde las graderías: el chileno Nicolás Massú, su entrenador para la competencia. Dominic Thiem no reparó en halagos para el doble campeón olímpico luego de levantar el trofeo que lo coronó como campeón en Indian Wells.

Talentoso en extremo, confiado y modesto. No hace ruido al llegar, pero se va entre vítores al terminar cada encuentro. Es uno de los cuatro mejores tenistas del mundo en la actualidad, pero su discreción y mesura no le permiten irrumpir en el día a día como los que ya están acostumbrados a figurar en las portadas.

No tuvo opción con este deporte. Y tampoco quiso tenerla. El tenis era el único camino.

Dominic Thiem logra el primer Masters 1000 de su carrera
Dominic Thiem logra el primer Masters 1000 de su carrera.

Viene de una familia ligada al tenis: ambos padres fueron tenistas e hicieron del deporte un estilo de vida irrenunciable para el austríaco de 25 años y para su hermano pequeño, que ya marca el ritmo en las divisiones junior del tenis mundial.

Todo comenzó cuando Thiem tenía 12 años y su padre lo inscribió en la academia de tenis de Gunter Bresnik en Viena. Lo puso a disposición de Bresnik -el mismo que entrenó por años a Boris Becker-, Amos Mansdorf y Patrick McEnroe. 

“Él (Bresnik) cambió todo. Me cambio a un revés a una mano y adoptar un estilo de juego más agresivo. Fue duro, porque yo era el mejor junior en Austria, pero mi ranking cayó y todo había cambiado. Sin embargo, yo confiaba totalmente en Gunter, ya que sabía que era un gran entrenador”, dijo a la página oficial del ATP.

Solo un año después el despegue se concretó. Tenía 13 años y esa carrera como junior llegaba a su fin luego de ser finalista en Roland Garros y haber ganado el Orange Bowl. La transición hacia los Futuro lo cambiaba todo. Ya no existía seguridad, protección y superioridad extrema. Eran muchos de su nivel, e incluso superiores, los que competirían a partir de ese momento de igual a igual.

El segundo Grand Slam más importante se convertía en su primer logro. A pesar de haber perdido 6–3, 3–6, 6–8 con Björn Fratangelo, se encumbraba como el segundo mejor del orbe en el ránking ITF. De ahí en más, la palabra profesional sería la única en su diccionario.

Pronto a cumplir seis años en el circuito, la adaptabilidad en su juego le ha valido la obtención de 12 títulos desde que debutó el 25 de octubre de 2011. En esa ocasión se impuso ante el veterano Thomas Muster. Sería triunfo y derrota consecutiva para “Domi”, ya que en segunda ronda perdió con Steve Darcis.

Niza, Acapulco, Buenos Aires y Rio de Janeiro son solo algunos de los torneos en que Thiem ha logrado imponerse a los mejores del circuito. La claves de sus títulos se pueden resumir en tres: primer servicio efectivo, revés y el movimiento de pies.

Antes de cada saque, un balanceo breve, una pausa y la flexión de rodillas. Luego de levantar la raqueta, una pegada fuerte y certera, casi siempre seguido de una respuesta igualmente efectiva de revés a una sola mano y el recorrido de la cancha para pegar de derecha. Esa intensidad, seguida del muy buen movimiento de pies y la capacidad de resistencia para mantener ese ciclo durante gran parte de los encuentros, la obtuvo luego de los entrenamientos altamente físicos.

Ese estilo le permitió desbancar del cuarto lugar del ATP a Roger Federer, y convertirse en campeón de Indian Wells por primera vez en su carrera. Esta vez, la víctima era el suizo.

El príncipe doblegó a “Su Majestad”

El reloj marcaba las 20:00 horas en Chile y los altavoces que se escuchaban a través de la televisión indicaban que los tenistas ingresaban a la cancha. Eran 12 años de diferencia reducidos a menos de cinco metros entre dos de las más grandes figuras del torneo. Federer y Thiem calentaban el duelo que definiría en tres sets.

Con un servicio poco preciso en la primera manga, el n°5 dejaba ir el marcador con un 3-6 en contra. No había sorpresa. Respiró, bebió agua y se repuso en el descanso para volver con todo en el segundo parcial.

Logró estar 4-1 y ya se sentía distinto. No era una locura pensar en el tercer set. Sin aces, pero con su característico revés imparable, le dobló la mano al suizo por el mismo marcador y sin hablar, dijo una frase muy clara: yo no me achico.

Con un desgaste que no se hizo evidente sino hasta que se tiró al piso luego de haber logrado la victoria, Dominic Thiem jugó todas sus cartas para lograr un 7-5 y quedarse con el primer Masters 1000 de su carrera. Llegó a lo más alto, contra el mejor de todos y acompañado por un campeón olímpico en la banca.

Desbancó del cuarto puesto a Su Majestad, queda a menos de 2.000 puntos de llegar al top 3 del ATP y es protagonista, una vez más, del tenis mundial.