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“Me encantaba estar en una cancha de tenis, pero era una contradicción constante”

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PAUTA
POR Periodista Practicante |

El ex n°5 del ránking ATP conversa sobre su vida antes, durante y después del tenis, y cómo el retiro fue una manera de darle las gracias al deporte que le entregó todo.

Tranquilidad. Paz. Una sonrisa permanente y el sonido de pajarillos reflejan la armonía de una conversación sin exabruptos y con matices infinitos. Algunos lo llamaban el recambio, otros uno de los mejores deportistas en la historia de Chile; unos cuantos le gritarán en la calle “Bombardero”, y por cierto muchos más se emocionarán de nuevo al recordar su hazaña en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

La figura de quien popularmente es conocido como Fernando González no genera anticuerpos. Es cercano al dialogar sobre las distintas caras que el tenis le mostró durante su carrera, aunque su tono se endurece, sin perder la calma, al cuestionar los arreglos de partidos en el deporte. La misma característica mostrada durante los miles de partidos disputados, la mantiene hoy: esa curiosa mezcla de fuerza y templanza.

Fue un 9 de febrero de hace siete años que la quinta mejor raqueta del orbe dijo basta. El cuerpo sentía el desgaste propio de años al máximo rendimiento posible. Pasar de hotel en hotel, de avión en avión y conocer decenas de países sólo por algunas horas, lo llevaron a tomar la difícil decisión de retirarse de la actividad profesional.

“El problema fue que ya no sentía nada, y dije ‘hay que tener respeto por el deporte’ […] Mucha gente me decía ‘sigue, trata’, pero nadie sabía lo que estaba sintiendo”, dice sonriente a Cristián Warnken en Desde el Jardín.

El sentimiento que por años gestó al defender los colores de Chile difícilmente desaparecerá. Basta cerrar los ojos, remontarse a cualquier partido de “Mano de piedra” y el sonido automáticamente se va a reproducir: “¡vamos, Feña!”, “¡grande, Mano de piedra”, “¡aguante, Bombardero!”, “¡con todo, González!”. Todo al ritmo incesante de los vítores de miles de personas.

Siempre le gustó estar en la cancha, sin importar la superficie ni el rival. Hasta hoy Roger Federer, el mejor tenista de la historia, dice que, al armar a su jugador ideal, la derecha de González es algo que no cambia por nada de mundo. Ambos son ídolos de más de una generación, influenciados por otras leyendas del tenis: “Mis ídolos más grandes eran Becker, Agassi y Sampras. El más ídolo, lejos, Agassi, porque era un persona sencilla y humilde como cualquier otra”, dice González.

El Bombardero destaca que el apoyo del público siempre jugó un rol fundamental en sus partidos. “Me encantaba estar en una cancha de tenis, pero era una contradicción constante, porque al mismo tiempo quería estar en Chile y con mi gente”, dice.

Algo lo hace endurecer levemente el tono de voz, tensando la atmósfera del jardín. Aunque nunca pierde esa calma que también lo caracterizaba en la cancha, los sonidos de la naturaleza son matizados con congoja y pesar. ¿Qué le esperará a las futuras generaciones? Es la interrogante compartida en el diálogo, cuando llega el momento de hablar de apuestas, coimas y sobornos en el deporte.

“Me preocupa que las generaciones más pequeñas quieran a ser deportistas de alto nivel por el dinero”, afirma el ex n° 5 del mundo.

Fue un 9 de febrero, hace ya siete años. La Mano de piedra dejó de golpear, el Bombardero dejó su oficio en pausa y la estadía se hizo completa. El tenis comienza a revivir, y Fernando González le agradece permitirle, simplemente, estar donde está. “Gran parte de la persona que soy es gracias al tenis”.

Revise aquí la conversación completa de Fernando González con Cristián Warnken en Desde el jardín.