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La redención virtual de Sebastián Barrientos

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POR Matias Bobadilla |

En 2010, Sebastián Barrientos dejó el fútbol a los 21 años por una trombofilia. Una década después, el exdelantero de Universidad Católica vuelve a defender esos colores, pero de una manera distinta.

“Yo no sé hacer nada. No sirvo para nada. No tengo nada. Yo sólo sé jugar”. Así recuerda el exfutbolista de Universidad Católica, Sebastián Barrientos, lo que pensó en el momento en que supo que ya no podría jugar más.

Fue en 2010, cuando el cuerpo médico de la UC le dijo que su carrera como futbolista era inviable. Tenía 21 años y una carrera promisoria que había comenzado en 2007, cuando por una serie de lesiones de los demás delanteros del equipo, le pidieron de emergencia que se sumara a los entrenamientos para completar el primer equipo esa semana. Pero nunca más salió.

“Fue muy rápido todo. La gente comenzó a hablar de mí y eso me dio confianza. Además, el fútbol tiene el termómetro del fin de semana y si tú eres titular, independiente del técnico que esté, eso te dice algo”, explica Barrientos.

Con 18 años comenzó rápidamente a llamar la atención del mundo futbolístico. Fue nominado a la Roja sub20 e, incluso, el técnico de la selección chilena de la época, Marcelo Bielsa, lo incluyó de manera permanente en su equipo de “sparrings”, un selecto grupo de jugadores jóvenes que entrenaba en conjunto con la selección adulta.

Sin embargo, en 2009 y ya estando consolidado en el primer equipo de la Católica, recibió la noticia que cambió su vida. Tras una serie de dolencias musculares sin explicación, a mediados de ese año se le diagnosticó una tromboembolia pulmonar, originada por una extraña enfermedad congénita llamada trombofilia. El equipo médico le sugirió retirarse, pero Barrientos se aferró a una esperanza mínima. “Me agarré como pude al fútbol. Yo quería seguir jugando a toda costa. Imagínate, tenía 20 años… Estuve 11 meses entrenando solo, sin contacto y en mayo de 2010 volví a jugar”, recuerda.

Pero no siempre basta la fuerza de voluntad.

Barrientos volvió a tener una trombosis, esta vez más grave. Llegó a la clínica con una capacidad respiratoria de menos del 30%. Allí los doctores fueron intransigentes. No había ninguna posibilidad de que volviera a jugar, porque su vida estaba en peligro.

“Cuando me lo dijeron me fui a negro. El fútbol era mi vida y me lo estaban quitando.”

Foto: Cruzados.


Una redención virtual

Luego de semanas en la clínica, Barrientos empezó a recibir buenas noticias. Primero, una visita inesperada. “Un día llegó a clínica Marcelo Bielsa. Jamás me imaginé que podía ir, mi mamá estaba conmigo y no lo podía creer (…) Me fue a ver para darme ánimo y conversamos harto rato. Me dijo que la vida no terminaba allí y me explicó por qué tenía que salir adelante. Todos sabemos que él tiene su estilo, tal vez yo tuve la suerte de que fuera a verme”.

Luego, laboralmente, recibió otra buena noticia. “La Católica me dijo que no me preocupara. Que me tomara mi tiempo para estudiar lo que yo quisiera y, después de eso, ellos me iban a contratar. Para mí fue un gran alivio. Así decidí que quería ser entrenador”.

Rápidamente Barrientos se hizo cargo de la Sub14 de la Universidad Católica. Actualmente ya lleva más de 6 años trabajando en las inferiores del equipo cruzado. Sin embargo, su interés por volver a saltar a la cancha pudo más, y de algún modo u otro, logró materializarlo.

“Fui yo el que le propuse al club que empezáramos con los eSports. Católica estuvo de acuerdo y nos ha ido bastante bien”, dice Barrientos sobre el equipo virtual del cual es capitán desde el año 2018. Se trata de un plantel de jugadores de PS4 quienes a través del juego FIFA, defienden oficialmente los colores del club Universidad Católica. Se trata de la modalidad ‘Clubes PRO‘, en el que cada jugador maneja virtualmente a un futbolista en la cancha, en un contexto de seriedad y profesionalismo que impresiona.

“Todas las semanas entrenamos y jugamos. Trabajamos jugadas y les mando videos a los muchachos con los conceptos tácticos que necesitamos para que el equipo funcione (…) Además, me fijo en los rivales, si hay un buen jugador, a ver si lo podemos fichar para potenciar nuestro equipo. La verdad es que en el mundo virtual se genera una lucha en el mercado de pases que es casi tan dura como en el mundo real”, explica Barrientos, que junto a Católica eSports suma ya varios títulos virtuales.

“Yo me lo tomo muy en serio, porque es parte de lo que el club me mandata a hacer. Por cosas de la vida no pude seguir jugando al fútbol, pero aunque sea virtualmente, acá sigo vistiendo el uniforme de Católica y eso para mí siempre será una responsabilidad”.