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El éxodo venezolano impacta en las economías de la región

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Bloomberg
POR Maria del |

Chile ha tenido una tarea más sencilla que Perú y Colombia en incorporar a los migrantes, porque han llegado menos y el país tiene más recursos.

Los mercados se sorprendieron cuando Chile redujo este mes la tasa de interés, pero el Banco Central ofreció una explicación muy simple: hay mucha más gente en la economía del país.

Eso se debe al éxodo de venezolanos. Más de cuatro millones han huido del colapso financiero y social en esa nación. Aparecen en toda Sudamérica, obligando a bancos centrales y ministerios de finanzas a hacer frente a las consecuencias económicas.

Los países que los albergan deben tener dinero para atención médica y educación y la ayuda internacional no está ni cerca de cubrir sus costos. Aquello está causando problemas presupuestarios en Colombia y Perú, donde la afluencia ha sido mayor. Además, hay señales de rechazo en muchos países a medida que los recién llegados compiten por cupos laborales.

El caso chileno también muestra beneficios potenciales, al menos a largo plazo, como la autoridad monetaria explicó después de su decisión sorpresiva. El argumento fue: hay más personas disponibles para trabajar. Esto deja margen para que la economía crezca sin elevar los precios. El problema, especialmente para los trabajadores, es que también habrá presión a la baja en materia salarial.

“Es una expansión del PIB potencial”, comentó Alberto Ramos, economista jefe para América Latina de Goldman Sachs. “Es un shock para la fuerza laboral que no es inflacionario”.

Aprovecharlo, plantea Ramos, “depende de cómo se integran los inmigrantes’’ y especialmente de que logren encontrar trabajos en la economía formal.

“Se están adaptando”

Las políticas a nivel de gobierno pueden marcar la diferencia. Chile probablemente está a la cabeza en ese aspecto.

Un ejemplo es el de Vivian Montes, venezolana de 27 años que llegó desde Brasil. Es una profesional de recursos humanos y encontró trabajo en Santiago, en una gran empresa internacional.

Su red de compañeros venezolanos fue una gran ayuda, pero también lo fue la normativa chilena. El mercado laboral es relativamente ligero en lo que respecta a la burocracia y Montes afirma que funcionarios y empresas han demostrado ser flexibles.

“Cuando llegué por primera vez, los chilenos no entendían el proceso por el cual los migrantes deben pasar para obtener una visa de trabajo”, indicó. “Pero hemos llegado tantos que ahora se están adaptando”. Como resultado, cada vez más migrantes pasan a ejercer su profesión en lugar de quedarse atascados en empleos de baja remuneración.

Sumando decenas de miles de historias similares a la de Montes, el Banco Central de Chile llegó a una estimación más alta de crecimiento económico en el mediano plazo.

El ente emisor, anteriormente de línea dura, explicó que la rápida inmigración ha aumentado la producción potencial al tiempo que alivia la presión al alza en salarios y precios. Eso es lo que propició el mayor recorte de tasa de política monetaria en una década, algo que casi todos los economistas no vieron venir.

‘Los más vulnerables’

No obstante, Chile ha tenido una tarea más fácil que algunos vecinos, ya que los venezolanos han ingresado en menores cantidades.

Asimismo, es el país más rico del continente y sus finanzas públicas son sólidas. Del mismo modo, la geografía indica que atrae a los venezolanos más ricos, de acuerdo con Andrew Selee, presidente del Migration Policy Institute en Washington.

“El Cono Sur está recibiendo a los migrantes que tienen más recursos, un grupo muy bien educado”, expuso. “Los más vulnerables, los más enfermos o los que padecen malnutrición no podrán recorrer esa distancia”.

Es más probable que terminen en Colombia o Perú.

El Banco Central de Reserva del Perú postula que la inmigración pudo haber reducido la inflación conforme los venezolanos hacen que bajen los salarios en el comercio minorista y otros servicios, mientras que su consumo añadió 0,3 puntos porcentuales de crecimiento económico el año pasado.

Por otro lado, para el Ministerio de Economía y Finanzas la presión es evidente.

El gasto en salud y educación se ha incrementado, pero no lo suficiente para evitar el alargamiento de las filas en los hospitales y el colapso de las aulas en las escuelas, aseguró el titular del MEF, Carlos Oliva. “Incluso sin venezolanos, tenemos un serio problema con la prestación de servicios públicos básicos”.

Sobrecalificados

Es difícil para los venezolanos conseguir empleos donde puedan pagar impuestos que ayuden a financiar esos servicios. Ni siquiera la mayoría de los peruanos puede lograrlo. Cerca de 7 de cada 10 trabajan en el sector informal. La mitad de los migrantes venezolanos del país tienen permisos laborales, pero solo un 5% contaba con empleo oficial hasta abril.

Eso también significa que los venezolanos terminan en puestos de trabajo para los cuales están sobrecalificados, lo que limita el impulso para la economía.

Ángel Sabino, de 37 años, extraña trabajar como electricista en una planta embotelladora de Coca-Cola en Venezuela. Aprender a usar nuevas máquinas lo mantenía activo y la remuneración y los beneficios eran buenos, hasta que fueron devorados por la hiperinflación. Emigró el año pasado y ahora trabaja como conserje en Lima.

“Deseo tener la oportunidad de ganar un poco más trabajando en mi profesión”, expresó. Pero “si no conoces a alguien, es muy poco probable que la empresa te llame y si encuentras un trabajo, te pagan menos. No te pagan como a un peruano”.

Como están más abajo en la escala salarial, los migrantes como Sabino compiten con un mayor número de trabajadores locales. Eso puede causar fricción. La Región Cusco del Perú aprobó el mes pasado una norma orientada a sancionar a los empleadores que despidan peruanos para contratar venezolanos.

Costos iniciales

Es en Colombia donde la presión política y financiera probablemente es más aguda.

La competencia de los migrantes rebaja los salarios de los trabajadores poco calificados, detalló el Banco Mundial. Hay señales de descontento.

Un mensaje de audio circuló el año pasado en Subachoque, al norte de la capital, en el que se amenazaba a cualquier venezolano que no saliera de la ciudad en dos semanas. En octubre, en un barrio pobre de Bogotá, una turba golpeó salvajemente a un migrante hasta matarlo, todo esto mientras gritaba insultos xenofóbicos.

El gobierno estima que ha inyectado US$ 1.500 millones, 0,5% del PIB, para el cuidado de los venezolanos que han llegado. Pidió US$ 700 millones al Banco Mundial para intentar suavizar el impacto. En abril, una campaña de donación organizada por la entidad recaudó solo US$ 31,5 millones, alrededor de US$ 25 por migrante.

Alberto Rodríguez, director del Banco Mundial, aseguró que la demanda anotará un mayor crecimiento una vez que los venezolanos se establezcan en sus nuevos países. Agregó que Colombia y Perú en particular pueden beneficiarse de la mayor productividad de los recién llegados.

Se debe tener una visión a largo plazo para comprender los beneficios de la migración en general, según Selee en Washington, porque no siempre son evidentes de inmediato.

“Estimula la innovación y el crecimiento”, aseveró. Pero “cuando hay flujos a gran escala como este, hay costos iniciales”.