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Guía sobre panorama de mercados latinoamericanos de cara a 2019

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Bloomberg
POR Francisco Ibañez |

La región enfrenta diferentes desafíos de cara a 2019. En el caso de Chile, el gran riesgo es China, principal destino de las importaciones del país.

Los dos mayores mercados de América Latina comenzarán el próximo año en manos de nuevos presidentes populistas que se comprometen a revertir décadas de políticas de consensos con el fin de reactivar el crecimiento y generar más confianza de los inversionistas.

En México, los operadores bursátiles quieren ver si el presidente Andrés Manuel López Obrador convertirá su discurso de campaña en una realidad política luego de que su decisión de recurrir a referendos para decidir sobre proyectos de inversión motivara una depreciación del peso. En Brasil, Jair Bolsonaro le hizo un guiño a los mercados al elegir a Paulo Guedes como su asesor económico, lo que impulsó al Ibovespa a su máximo histórico. Sin embargo, persiste la preocupación sobre su capacidad para encabezar la modernización del sistema previsional, tema clave para la continuidad del repunte.

Las acciones y monedas de la región se encaminan hacia su peor año desde 2015 al sumarse a un desplome masivo en los mercados emergentes debido a la inquietud por las perspectivas sobre el comercio mundial y la desaceleración económica, que incidieron en el ánimo de los inversionistas. Si bien el aumento de la tensión comercial amenaza con generar una mayor volatilidad de los activos de riesgo, las proyecciones de debilitamiento del dólar y una pausa en el ciclo de ajuste de la Reserva Federal podrían ser un bálsamo para los mercados locales. El comodín para 2019 sigue siendo la capacidad de los líderes regionales para poder avanzar con medidas tendientes a estimular el crecimiento.

Brasil

Modernizar el ineficiente sistema de pensiones es la prioridad para los operadores de bolsa y cualquier decepción en ese frente perjudicará inevitablemente a los mercados. La toma de medidas se considera esencial para reducir el déficit presupuestario y frenar el aumento de la deuda pública, que le costó al país perder su calificación de grado de inversión en 2015. Bolsonaro quiere someter un proyecto de ley a votación en el Congreso durante el primer semestre del próximo año.

También se espera que el nuevo gobierno venda docenas de compañías estatales, elimine trabas en materia de normativa industrial y baje impuestos para atraer inversiones y crear empleos. Los inversionistas se muestran mayormente optimistas respecto a la agenda de Bolsonaro y el nuevo equipo económico liderado por Guedes, que cuenta con mucha credibilidad entre los actores del mercado financiero.

México

López Obrador, primer presidente izquierdista en décadas, presenta el mayor riesgo y posible recompensa para los gestores de cartera. Remeció los mercados antes de asumir el cargo al anunciar que cancelaría un aeropuerto de US$ 13.000 millones tras una consulta pública. Luego redobló la apuesta y realizó referendos sobre otras 10 propuestas, incluidos un proyecto de refinación de US$ 8.000 millones, el Tren Maya y programas sociales que, según algunos analistas, podrían comprometer la posición fiscal del país. Las negociaciones con los tenedores de bonos del aeropuerto también son analizadas por los inversionistas, que buscan pistas sobre la postura que adoptará el nuevo gobierno.

Pero todo este ruido puede representar una oportunidad para aquellos que busquen incursionar en una de las naciones más estables de América Latina. La caída de 16% en las acciones este año ha creado valor y si AMLO puede cumplir su promesa de potenciar el crecimiento acabando con décadas de políticas ortodoxas los inversionistas pueden verse gratamente sorprendidos. Sin embargo, los primeros días de su presidencia auguran un camino lleno de baches.

Argentina

Macri buscará su reelección en octubre en medio de la segunda recesión que ha sufrido el país en tres años y el debilitamiento del peso. Un descenso del respaldo político previo a la votación podría mermar la capacidad de su gobierno para lograr que se aprueben en el Congreso los cambios que exigen los mercados.

Venezuela

Los inversionistas en Venezuela pueden consolarse con la idea de que las cosas no pueden empeorar mucho más luego de que la recesión del país se prolongara por quinto año consecutivo, el peor desempeño de cualquier economía sin considerar tiempos de guerra. Aún así, no se prevé un fin del sufrimiento. El presidente Nicolás Maduro comienza oficialmente un nuevo período de seis años en enero, luego de que su gobierno incumpliera con el pago de una deuda que asciende a más de US$ 7.000 millones. Declaraciones sobre una intervención militar formuladas por diversas personalidades, desde coroneles retirados hasta Donald Trump y un hijo de Bolsonaro, elevan el optimismo sobre la llegada de un líder pro-mercado.

Colombia

Los mercados buscan ver si el presidente Iván Duque puede estabilizar la alta carga de la deuda del país y cumplir con su objetivo de déficit fiscal. Lisa Schineller, directora general de calificaciones soberanas de S&P Global Ratings, señaló que su gobierno debe implementar una combinación de alzas tributarias y recortes de gastos para 2020.

Chile

Los riesgos que enfrenta Chile se pueden resumir en una palabra: China. El gigante asiático representa casi la mitad de los despachos de cobre del país y casi un tercio de sus exportaciones totales, tras superar a Estados Unidos como mayor socio comercial de la nación andina. Si la guerra comercial se reactiva y desacelera el crecimiento chino los precios del cobre caerán, reduciendo los ingresos del metal que constituye casi la mitad de las exportaciones chilenas. La demanda de otras exportaciones importantes, como el vino, la fruta, el salmón y la pulpa, también disminuiría.

Perú

La cruzada de Perú contra la corrupción podría abrir nuevos frentes el año que viene si el acuerdo de colaboración con Odebrecht involucra a más exfuncionarios, políticos y empresarios. El presidente Martín Vizcarra encabeza la lucha contra la corrupción, lo que aumenta su popularidad, pero si el respaldo de la gente se enfría no tiene un partido político o una base de votantes a la cual pueda recurrir y la confianza de los inversionistas podría verse afectada. Cualquier recrudecimiento de una postura anti-minería o una caída de los precios del cobre podrían poner en riesgo la inversión que se espera sustente el crecimiento en los próximos años.