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Los empresarios al borde del pesimismo

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Agencia Uno
POR Maria del |

En junio, el Indicador Mensual de Confianza Empresarial registró su cuarta caída consecutiva. La guerra comercial y las reformas locales incidirían en el resultado.

Cuatro caídas consecutivas acumula el Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE), índice que sirve de termómetro de cómo los empresarios están viendo la actividad y que mensualmente es elaborado por Icare y la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). En junio, el indicador retrocedió 0,40 puntos respecto del mes anterior, situándose en un nivel de 50,16 unidades, prácticamente en la frontera del pesimismo. La guerra comercial y factores domésticos son dos de los principales elementos a los que Alejandra Marinovic, académica de la UAI, recurre para explicar los últimos retrocesos. 

El indicador está compuesto por cuatro sectores: comercio, industria, construcción y minería. En el último reporte, si no se considera esta última industria el resultado pasa del optimismo al pesimismo.

“Si uno piensa en una montaña rusa, la construcción es el carro que va adelante: es el primero que cae y el primero que sube. Después tienes la industria, que reacciona rápidamente a las condiciones de demanda. El comercio está siendo transformado hacia el sector servicios. Entonces las dinámicas que se están dando en estos indicadores son todas diferentes”, comenta. Respecto de la minería, la docente asegura que ésta se ha visto afectada por un mayor riesgo internacional. 

Más allá de las combinaciones de industrias que se pueden considerar, lo más signficativo es el resultado final. “Si uno mira la evolución del índice global, con o sin minería, es hacia el empeoramiento de las expectativas”, asegura Marinovic. 

A la hora de buscar las razones que explican el deterioro del ambiente según los empresarios, Marinovic afirma que parte importante de la responsabilidad la tiene la guerra comercial. “Yo creo que afecta muchísimo, tienes a tus dos principales clientes, que son Estados Unidos y China, que se empiezan a declarar la guerra, y además generan una volatilidad tremenda”, comenta la académica. 

“La guerra comercial, en su existencia, el hecho de que tenemos estos socios que están efectivamente peleando […] hace que la gente se asuste y se dedique a otro tipo de cosas”, plantea. 

Dado que la guerra comercial es un problema externo, pareciera ser poco lo que se puede hacer en el plano doméstico. Sin embargo, Marinovic discrepa de esa afirmacióbn. “Cuando tú eres una economía pequeña, abierta, que depende del planeta, lo que tú tienes que hacer es prepararte para la incertidumbre y para insertarte lo más potentemente posible”, afirma. “Eso significa que la capacidad de reforma es esencial”, argumenta. En ese sentido, la también economista urge por hacer mejoras en educación, productividad, transparencia, etc. Todos elementos que dotarían de una mayor agilidad y flexibilidad a la economía para maniobrar.

Respecto de los proyectos que están en trámite, la docente afirma que es necesario ir a los temas centrales. “Hoy tenemos reformas que son muy difíciles de sacar y vamos ampliando los plazos, porque nuestra política ha tenido discusiones que se atrasan y crean incertidumbre innecesariamente, en vez de trabajar sobre los puntos de fondo”, agrega. A su juicio, mientras esas discusiones estén abiertas, será difícil lograr una mejora en el indicador.

Hacia adelante la pregunta que surge es dónde se evidenciará primero un eventual repunte: en los indicadores relacionados con los consumidores o en los niveles de confianza empresarial. Al respecto, Marinovic comenta que cuando la empresa ve que la gente está dispuesta a ir y comprar sus productos, reacciona. “Lo que deberías encontrar primero es la confianza en los consumidores, pero en ciertos tipos de bienes. No en términos generales, sino que en los bienes durables”, sostiene.

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