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Las omisiones en la discusión por la jornada laboral

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Agencia Uno
POR Maria del |

El economista David Bravo critica que la discusión sobre la jornada se dé de manera liviana, cuando tendría un impacto mayor que el de la reforma previsional.

La discusión respecto de la reducción de la jornada laboral no solo ha estado presente en el Congreso, sino que además se ha tomado las conversaciones diarias e incluso ha estado presente en los análisis recientes del Banco Central. Mientras la propuesta de las diputadas comunistas Camila Vallejo y Karol Cariola de rebajar la jornada laboral a un máximo de 40 horas semanales fue aprobada por la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, el Ejecutivo, de la mano del abogado Gastón Gómez, prepara su estategia para llevar la iniciativa al Tribunal Constitucional. 

Con ese panorama en ciernes, hace tres semanas y a instancias de la Confederación para la Producción y el Comercio (CPC), se creó el foro Trabajadores-Empleadores, el cual está integrado por tres centrales sindicales, las seis ramas de la CPC, empleadores, representantes de las pymes, de los emprendedores y académicos. Quien estará a cargo de de liderar la elaboración de un documento técnico recogiendo las propuestas y planteamientos de este foro será David Bravo, académico y director del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica. 

En conversación con PAUTA Bloomberg, Bravo explica que este foro surge a propósito del debate sobre la jornada laboral y el diagnóstico de una discusión que se vislumbra como “problemática”, por no estar basada en lo que, a juicio del economista, debieran ser los tres pilares de una adecuada discusión de políticas públicas. En primer lugar, Bravo plantea que un debate correcto de estas ideas debiera darse basado en evidencia, siguiendo una secuencia lógica donde “primero se tienen los informes, se tienen los estudios y luego se tiene la propuesta y se hace la discusión en base a antecedentes”, explica. 

En segundo lugar, sostiene, una discusión de este tipo debe tener en cuenta cierta gradualidad, sobre todo hasta poder tener las mediciones de su impacto real, el cual puede ser diferente al estimado previamente. “Nos acordamos siempre de aquellos casos en los que aquello no ocurrió, como por ejemplo el Transantiago, donde se hizo una implementación a gran escala, en una vez, sin haber antes probado. Versus otra, como lo fue la Reforma Procesal Penal, que fue gradualmente y se fueron corrigiendo los problemas en el tiempo”, plantea a modo de ejemplo.

“La tercera característica de lo que han sido nuestras buenas políticas públicas en Chile, es que es deseable el diálogo social”, sostiene Bravo. “En el tema de la jornada ninguna de estas tres características se ha dado. Y por lo tanto, es razonablemente preocupante esto que ha estado ocurriendo”, plantea.

De ahí que la CPC lo convocara junto a este grupo a hacer propuestas para poder colaborar en la discusión, algo a lo que Bravo le encontró sentido. “A mí me parece que este foro trae diálogo social sobre esta materia, aunque sea tardío, y vamos a tratar de ponerle los demás elementos de los que ha carecido esta discusión”, asegura.

Actualmente el economista se encuentra trabajando en analizar, junto a otros académicos, las propuestas y los diagnósticos que se presentaron en la primera reunión. “Los diagnósticos son bien importantes, porque como toda norma que está en el Código del Trabajo, hoy día las 45 horas –y cualquiera sea la norma por la que se va a sustituir–, porque es un solo traje para distintos tamaños de cuerpo y de tallas. Y es una decisión delicada, porque a algunos les puede dar lo mismo, mientras que para otros puede ser muy restrictivo”, explica el académico. Por lo anterior se ha tenido en cuenta la opinión de asociaciones de pymes y de emprendedores, quienes pagarían los costos más altos de una mala legislación, según el experto. Bravo trabajará en las próximas dos a tres semanas en la elaboración de un informe, que incluirá toda esta información.

Discusión liviana

Uno de los puntos que preocupan a distintos economistas es el impacto que una reducción en la jornada laboral tendría en el mercado del trabajo, algo que podría ser una mala combinación si se mezclan los mayores costos que los mismos empleadores deberán enfrentar producto de la reforma previsional y el aumento de la cotización obligatoria en un 4%. En esa línea, economistas como Mario Marcel, Manuel Marfán, Rodrigo Valdés y Andrea Repetto han planteado sus reparos. Consultado sobre si también prendería una luz de alerta, Bravo responde afirmativamente.

“Por eso es que hay que tener los antecedentes previos. Hay que dimensionar de qué se trata esto para luego poder decidir. Si al final la sociedad se pone de acuerdo en algo a pesar de los costos que tiene, es bueno que eso sea muy explícito y que se le explique a todo el mundo que esto es así”, dice. 

“Bajar de 45 a 40 horas la jornada regular, que es la jornada máxima, comporta un aumento de costos laborales de 12%, 12,5%. ¿Por qué razón? Porque si pensáramos va a entrar a regir así […] tal como se plantea, bueno a la misma remuneración, trabajando menos, cada hora de trabajo básicamente va a costar esa proporción mayor. Salvo que pensemos que del viernes a lunes la productividad de las personas va a crecer en la misma proporción, eso va a ser un costo neto para las empresas”, explica el economista. Bravo agrega que de modificar la manera como se considera la hora de colación, esto tendría un costo mayor, de incluso un 28%.

“Y ahí uno dice: mire, cuánto tiempo llevamos hablando de pensiones, harto tiempo. Hemos llegado a un acuerdo. A algunos acuerdos importantes. Hoy nadie está discutiendo, a pesar de que todos sabemos que tiene mayores costos laborales, el aumento en la cotización de 4%, aquí estamos hablando de 12% o 28%. Pongamos las cosas en esa perspectiva”, afirma.

“Cuando hablamos de pensiones todos los sectores han sido bastante cuidadosos en que ese aumento va a ser gradual, para que no ponga en riesgo el empleo. Aquí de manera liviana hablamos de algo que es varias veces eso, como si no tuviera costo. No porque no hablemos de ello el costo no existe”, plantea el académico. 

Veto a los economistas

Mientras los economistas han planteado sus voces de alerta por el impacto que estas medidas puedan tener en la economía, desde el bando opuesto, diputadas como Camila Vallejo han planteado que los economistas ignoran en sus análisis las realidades de los hogares. A propósito de estos dichos Bravo sostiene que una discusión se debe realizar con toda la información relevante, la cual debe quedar presentada en un informe técnico que incluya sus costos y beneficios. 

“Y eso no implica que aquí estamos hablando de costos financieros, costos puramente entendidos como económicos, sino que también costos y beneficios en salud, costos y beneficios en distintas dimensiones. Y por eso que esto no se puede hacer tan rápido. No basta con decir simplemente: la salud mental va a mejorar. ¿Entonces, eso justifica cualquier medida? No. Se tiene que dimensionar”, argumenta el académico.

“Hoy cuando hablamos de estas materias no nos estamos restringiendo –como tal vez sí era cuatro décadas atrás–, no nos estamos restringiendo a dimensiones puramente materiales. Lo que está aquí es la economía al servicio del diseño de políticas públicas. En definitiva, quienes deben tomar las decisiones ciertamente son las personas que tienen ese mandato, son las autoridades, el Congreso, personas de distintas formaciones, y lo que nosotros hacemos acá es simplemente poner acá los datos que son relevantes para tomar esas decisiones. Pero pretender decidir sin ser rigurosos, eso en general no es algo correcto”, sostiene Bravo.

“Entonces, no veo que haya una verdadera contraposición. Entiendo que estamos un poco en una discusión más o menos política, donde se están planteando posiciones, por un lado está el Gobierno, por otro lado está este planteamiento. Pero más allá de esas escaramuzas, en definitiva lo que nos debería a todos preocupar es cuál es la calidad de la política pública que finalmente va a quedar y eso amerita siempre una discusión razonada”, concluye.

Vea la conversación completa en PAUTA Bloomberg acá: