Economía

La advertencia de los observadores de Hacienda sobre la presión fiscal

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El CFA está integrado por Gonzalo Sanhueza, Paula Benavides, Jorge Rodríguez, Jorge Desormeaux y Aldo Lema. Crédito: CFA
POR Marcela Gómez |

El Consejo Fiscal Autónomo formuló una serie de recomendaciones para ordenar las cuentas públicas en medio de la escalada de gasto y déficit que involucra la agenda social.

Un llamado de alerta sobre la sostenibilidad de las cuentas fiscales formuló el Consejo Fiscal Autónomo, tras analizar las cifras de gasto y déficit resultantes de las medidas que se han adoptado para estructurar una agenda social que dé respuesta a las demandas ciudadanas tras la crisis.

En su informe, la entidad (presidida por Jorge Desormeaux e integrada por Paula Benavides, Jorge RodríguezGonzalo Sanhueza y Aldo Lema) establece un conjunto de recomendaciones de mediano y largo plazo para cautelar la responsabilidad fiscal. Esto con el fin de “no empeorar la clasificación de riesgo del país ni debilitar su sostenibilidad fiscal, y poder solventar una agenda de políticas públicas que se pueda hacer cargo de las necesidades sociales más prioritarias”.

El CFA es una entidad autónoma que observa, monitorea y realiza recomendaciones sobre política fiscal al Ministerio de Hacienda.

Según la estadísticas oficiales, en el nuevo escenario se proyectan “altos niveles de déficit efectivo y estructural” para 2020, junto con aumento en el nivel de deuda bruta proyectada que llega a 39,2% del PIB hacia 2024, sin que se estabilice totalmente ese año.

Además, hay preocupación por el ritmo de consolidación fiscal planteado por el Gobierno, que implicaría reducir el déficit estructural en 0,5% del PIB por año (pero que aún debe oficializarse mediante el decreto correspondiente). Resultaría difícil de cumplir, no solo porque se proyectan menores ingresos fiscales, sino además porque según el CFA seguir dicha trayectoria implica que el gasto público anual crecería apenas 0,9% anual promedio (1,2% si se aprueba la Reforma Tributaria), por debajo de todas las alzas anuales observadas en los últimos 20 años.

Por una vez o permanentes

El CFA estima clave diferenciar claramente gastos transitorios (como los destinados a la reconstrucción y a los planes de incentivo económico coyuntural) de los permanentes (como los asociados a beneficios sociales). 

Añade que la responsabilidad fiscal implica “que se avance financiando los gastos permanentes con ingresos permanentes y, a la vez, procurando que los gastos transitorios efectivamente lo sean, y no se vuelvan permanentes en el camino”. 

En el caso de nuevos ingresos, como podrían ser los tributarios, los consejeros estiman importante equilibrar su efecto recaudador directo con su efecto en el crecimiento económico, que también incide de manera importante en los ingresos finales que recibe el Fisco. Hay otras fuentes permanentes, como reasignaciones y una mayor eficiencia del gasto.

“La coyuntura actual puede ser una oportunidad para contar con el apoyo suficiente para poder redestinar recursos de programas menos prioritarios, o que no han demostrado ser efectivos, hacia las demandas ciudadanas más prioritarias”, se enfatiza en el documento. Pero advierte que la reasignaciones deben ser planificadas y auditables.

El ministro de Hacienda, Ignacio Briones, ha dicho que prepara un plan para focalizar el gasto que implica precisamente revisar programas que no están cumpliendo sus objetivos.

Ancla y cláusula de escape

El CFA agrega dos consideraciones más estructurales. La primera, complementar la regla fiscal con un  nuevo componente “que actúe como ancla de mediano y largo plazo”. Sugiere la fórmula de un umbral para la relación deuda a PIB, “que en ningún caso debiera considerarse como el nivel máximo tolerable de deuda, pues el país puede ser sometido a shocks no previstos que requieran usar un margen adicional de endeudamiento al ya proyectado”.

La segunda propuesta es elaborar criterios para el uso de “cláusulas de escape” predefinidas. La idea es que cuando, por causas excepcionales, como una crisis económica profunda o un desastre natural, se deba cambiar la meta, exista un procedimiento establecido para cambiar la meta fiscal y fijar una nueva senda de convergencia. Ello evitaría que “se tenga que actuar ante hechos consumados, como sucede en la actualidad”.