Fitch da el primer paso hacia un posible recorte de la nota soberana
La combinación de menor crecimiento y ampliación del déficit fiscal y la deuda pública llevó a la agencia a cambiar la perspectiva del rating de Chile de estable a negativa.
Hace un año, Hacienda estaba empeñada en que las agencias clasificadoras de riesgo elevaran la nota soberana de Chile. Luego de los eventos de octubre y su impacto económico, especialmente el fuerte avance que se proyecta para la deuda pública, la meta se situó más bien en evitar nuevos recortes. Y aunque inicialmente las agencias respaldaron las medidas macroeconómicas adoptadas para financiar la salida a la crisis, una primera señal indica que ello podría no ser suficiente para evitar un futuro downgrade.
Este jueves 12 de marzo la agencia Fitch anunció que mantuvo el rating de Chile, pero cambió la perspectiva de mediano plazo (outlook) de “estable” a “negativa”. Esta señal advierte sobre la dirección más probable del próximo movimiento en la clasificación, así como un ajuste del outlook a “positivo” sería la antesala de un mejoramiento de la nota.
El cambio, dijo la agencia, refleja un deterioro significativo en el escenario de referencia de Fitch debido a “menores perspectivas de crecimiento, mayor déficit fiscal y aumento del endeudamiento luego de los disturbios sociales que comenzaron a mediados de octubre”. En el mercado este ajuste fue evaluado como razonable y esperado debido al debilitamiento de la economía, que crecería en torno a 1% este año y cuya deuda pública bordearía el 38% en 2024.
En privado, los analistas temen que el anuncio de Fitch sea seguido por medidas similares de las otras dos agencias, ya que es habitual que se muevan en la misma dirección. Un ejemplo: en julio de 2017 Standard & Poor’s (S&P) recortó la nota de Chile, Fitch tomó la misma medida en agosto de ese año y Moody’s la concretó en julio de 2018.
Desde el Ministerio de Hacienda reafirmaron la importancia de recuperar el crecimiento económico y reiteraron su compromiso con la responsabilidad fiscal y la reducción de la deuda. Sostuvieron que ello se refleja en la nueva trayectoria de convergencia del déficit estructural que pasaría de -3,2% en 2020 a -2% en 2022. Esta consolidación, precisaron, “es coherente con la implementación de la agenda social en curso, las proyecciones de crecimiento de la economía, la ejecución de planes de estímulo fiscal transitorio para reactivar la economía y la estabilización de la deuda pública en el mediano plazo”.
En la cartera que dirige el ministro Ignacio Briones detallaron que los requerimientos adicionales de recursos fiscales permanentes asociados a la agenda social provendrán de la reforma tributaria recientemente promulgada, que debería recaudar US$ 2.200 millones en régimen.