Economía

Hacienda aprieta, pero el gasto fiscal sube por sobre el presupuesto aprobado

Imagen principal
POR Marcela Gómez |

Al actualizar el escenario económico, Hacienda confirmó la inercia fiscal y que el gobierno sigue apostando todo al precio del cobre. Los economistas presentan sus dudas.

Durante el gobierno anterior, se criticó insistentemente que el gasto público se elevaba por sobre los ingresos y mucho más que el crecimiento de la economía. ¿Está cambiando esa trayectoria?

Más allá de las señales de austeridad, los datos más firmes al respecto provienen de la reciente actualización de proyecciones fiscales y económicas para 2018. La presentación, realizada por el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, muestra que se ajustaron los datos a la realidad de hoy respecto de septiembre de 2017, cuando se elaboró el Presupuesto 2018.

Hubo novedades muy positivas, ya que se elevaron las proyecciones de crecimiento (de 3% a 3,8%), demanda interna, precio del cobre e ingresos, entre otros. Pero sumando y restando, la economía crece pero el desempeño fiscal no parece mostrar grandes cambios. Y todo parece seguir dependiendo crucialmente del cobre

La inercia del gasto

La economista y expresidenta del Consejo Fiscal Asesor, Andrea Repetto, alertó sobre una tendencia a un mayor gasto que no pareciera detenerse. Y agregó que para 2018 “el gobierno proyecta que gastará más (sí, más) que lo aprobado en el presupuesto para este año”. Es que incluso restando el anunciado ajuste fiscal por poco más de US$ 1.000 millones, el gasto fiscal crecerá este año 4,5%. Eso es más que el presupuesto aprobado de 3,9%; más que el crecimiento de la economía proyectado en 3,8%.

¿Qué pasó? En simple, que se asumieron los “gastos comprometidos sin financiamiento” que el ministro Larraín denunció en abril y que generó polémica.

Así, al menos, lo interpretó el mercado. El gerente de estudios de Gemines, Alejandro Fernández, detalló que para “evitar mostrar una situación fiscal más deteriorada” se omitieron compromisos, principalmente en salud, que de todas maneras habrían tenido que ser incorporados a lo largo del año. Con el ajuste fiscal, dijo, Hacienda busca impedir que el gasto previsto para este año “crezca aún más de 4,5%. Coincide el gerente de estudios de Econsult, Sebastián Cerda, quien afirmó que ante la realidad de presiones de gastos comprometidos que no estaban contemplados en el presupuesto ni en el Tesoro Público, “el ajuste fiscal es indispensable para garantizar mejoras en la posición estructural de las cuentas públicas. En otras palabras, sin ajuste fiscal, la posición fiscal 2018 aparecería aún más deteriorada”.

Gasto fiscal y proyección para 2018 presentadas por las autoridades de Hacienda en el Congreso.

Dichas presiones de gasto (especialmente en Salud) no son nada nuevo, recordó la directora del Centro de Estudios Financieros de la Universidad de Los Andes, Cecilia Cifuentes. Comentó que fueron una constante en el gobierno anterior, que se enfrentaban sobreejecutando gasto corriente y subejecutando inversión. “Esto tal vez no se transparentaba en el discurso, pero los datos existían y no es novedad”, afirmó.  Con todo, sostuvo que “es preocupante esta inercia de mayor gasto fiscal” y advirtió que las presiones de gasto “son un tema complejo que hay que monitorear estrechamente”.

El economista de la consultora Pacífico Research Igal Magendzo afirmó que si se está validando el sobregasto en salud, las autoridades deben ser explícitas en identificar “a qué corresponde y qué están haciendo para corregirlo (o no) en un futuro”. Sobre el ajuste fiscal, dijo que llama la atención que se haya incorporado el gasto de libre disponibilidad que heredó el gobierno, ya que “esa plata está presupuestada para ser gastada, que es justamente lo que se está haciendo”. Añadió que, descontando esos recursos, el esfuerzo de contención es de US$ 700 millones y no a US$ 1.063 millones. “De todas maneras es un esfuerzo importante. Sería interesante saber cuánto de eso ya se ha avanzado o si el ahorro total se hará en el segundo semestre”, añadió.

Cobredependencia

Si la realidad es que hay mayores gastos que financiar, es importante saber de dónde vienen los recursos. En su revisión, el ministro de Hacienda elevó la proyección del precio del cobre para este año de US$ 2,88 la libra a US$ 3,12 la libra. Hasta el 30 de junio el cobre promediaba US$ 3,14, pero ha venido cayendo desde esa fecha debido la volatilidad en los mercados por la llamada guerra comercial entre Estados Unidos y China.

Los analistas coinciden en que las arcas fiscales reciben en torno a US$ 60 millones anuales por cada centavo de dólar extra en el precio del cobre; por lo tanto, esos 24 centavos de dólar pueden significar ingresos fiscales por aproximadamente US$ 1.400 millones. Esto, claro, si el precio remonta, que es lo que espera Hacienda. También el mercado. “Si bien esa proyección parece optimista dada la caída reciente, a mi juicio es correcta”, dijo el gerente de macroeconomía de Security, Cesar Guzmán, quien explicó que además del promedio anual “hay varios factores macro que nos llevan a considerar que la baja reciente es transitoria”.

Precio del cobre y PIB estimado en presupuesto 2018 y proyección actualizada para el año en curso por autoridades del Ministerio de Hacienda.

Las dudas están más bien en si la recuperación será tan firme como se requiere. El economista jefe de Itaú, Miguel Ricaurte, estima que la arremetida proteccionista “no escalará más allá de las primeras rondas de imposición de tarifas”, por lo que prevé que el precio se recuperará para cerrar el año en US$ 3,1 la libra. Pero advierte que la revisión de Hacienda “podría estar sobreestimando el resultado final si el precio permanece bajo por un tiempo prolongado”.

Desde BCI, el economista Antonio Moncado también concordó que debiera haber repunte en el precio, “pero la pregunta es si la magnitud que estima Hacienda es lo que debería concretarse. Probablemente US$ 3,12 la libra en el contexto actual parece algo optimista porque exigiría un repunte importante hacia fin de año a partir de los niveles que hemos visto y en un escenario de guerra comercial”.

Recaudación no minera

Otra fuente de inquietud a la hora de sumar ingresos en un escenario de gastos fiscales crecientes es lo que está ocurriendo con la tributación no minera. Las cifras presentadas por Hacienda muestran una caída en esa base en 2017, especialmente en impuesto a la renta de las empresas, situación que se mantiene en la información enero-mayo 2018.

¿Qué está pasando? El economista de Banco Santander Fabián Sepúlveda explicó que en 2017 la base de comparación fue desfavorable, debido a las medidas transitorias de la Reforma Tributaria que aportaron ingresos extraordinarios durante 2016 (Registro de Capitales e Impuesto Sustitutivo al FUT). Dado que esto último se extendió durante el primer trimestre de 2017, se mantuvo parte de esa comparación más exigente. También se sumó una importante caída en la base del impuesto de primera categoría en 2017, cuya recuperación ha sido menor a la esperada.

Cecilia Cifuentes coincidió en que esos elementos transitorios aportaron un conjunto relevante de ingresos fiscales, pero detalló que si se corrige por PIB y precio del cobre “la recaudación de la reforma tributaria ha estado muy por debajo de lo que se proyectaba”. Detalló que, descontando el aporte de la gran minería, entre 2013 y 2017 la recaudación tributaria aumentó de 15,6% del PIB a 16,7%; es decir, un alza de algo más de un punto, contra una meta de 2,3 puntos. “Los datos de 2017 muestran que en la parte no minera se recauda menos de lo que se estimó. Por eso, aunque la economía crece, el gobierno tuvo que bajar la estimación de ingresos tributarios no mineros”, comentó.

Con todo, un mayor precio del cobre y alza en la actividad llevaron a Hacienda a aumentar la proyección de ingresos tributarios desde 7,4% a 9,6%. “La revisión al alza en el cobre (mayores ingresos) es casi completamente compensada por menores ingresos por impuesto a la renta. El grueso de la diferencia en los ingresos para el año de $ 580 mil millones viene de otras líneas, revisión que Hacienda atribuye al mayor crecimiento económico. Al final del día, es la mayor actividad la principal responsable de la expectativa de mayores ingresos”, opinó Miguel Ricaurte.

Similar visión tiene el economista de Banco Santander, que afirmó la revisión del precio del cobre supone 0,5 puntos de PIB adicionales a la estimación de ingresos, lo que explica la mayor parte del incremento. “Respecto a los ingresos no mineros, el supuesto clave es que la demanda interna crecería 4,8%, lo que parece tener implícito una recuperación de la inversión mayor a la que se ha visto en las últimas cifras”, advirtió.

¿Se contiene el déficit fiscal?

Hasta ahora, hay varias aparentes paradojas en el puzle fiscal: hay un ajuste, pero el gasto 2018 crecerá por sobre el presupuesto aprobado; financiar ese mayor gasto depende que el precio del cobre avance, algo que puede ser complejo en medio de la guerra comercial; la economía más que duplica el dinamismo del año anterior, pero la recaudación de las empresas sigue lenta.

En este escenario, tal vez la pregunta que resuma todo sea si el déficit fiscal efectivo (anual) se contiene o no. La cifra cerró en -2,8 el año pasado y se estimaba que este mejoraría a -1,9%, pero Hacienda la revisó a -1,7%.

El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, acompañado del subsecretario de la cartera y el director de Presupuestos, presentó la actualización de proyecciones economómicas y fiscales en el Congreso.
Crédito de la imagen: Ministerio de Hacienda

“Es una proyección realista, dado el escenario actual”, opinó el gerente de Estudios de Econsult, aludiendo a la mejor actividad y precio del cobre, que compensan la menor recaudación no minera. Pero agrega que existe un riesgo: que el precio del cobre promedio anual esté bajo lo proyectado por Hacienda.

Menos optimista es el gerente de estudios de Gemines, que constató que si bien el escenario es mejor que el año pasado, consideró “sumamente optimista y muy difícil que se alcance” la previsión de un precio del cobre de US$ 3,12 la libra. “Con un supuesto más razonable (US$ 3 la libra), el déficit efectivo se elevaría a un rango entre 1,8% a 2,1% del PIB”, apuntó, agregando que “cuanto mayor sea el crecimiento del PIB, más cercano estará el déficit a la cifra proyectada por Hacienda, pero es difícil que sea 1,7%”.

El economista de BCI sostuvo que con un precio promedio en torno a US$ 3 la libra los ingresos efectivos adicionales estarían en torno a US$ 700 millones, lo que haría que la previsión de déficit efectivo retornara a su valor inicial (-1,9%).

El economista de la consultora Pacífico Research considera que el ajuste que se realizó al déficit efectivo “se ubica en el lado optimista”, tanto por la proyección del precio del cobre como de los ingresos tributarios no mineros. “Me parece bien probable que terminemos con un déficit mayor al previsto”, en torno al déficit de 2% del PIB, comentó. Agregó que la menor recaudación no cobre “también podría llevar el déficit estructural sea un tanto mayor que el proyectado”.