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¿Es cierto que comer de noche engorda más?

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POR Andres Sepúlveda |

Las especialistas desmienten esa creencia popular. Pero advierten que comer a deshora tiene otras consecuencias negativas y que nunca se debe tener una ingesta calórica mayor a la que nuestro cuerpo necesita.

¡No comas de noche porque engorda! Cuántas veces hemos escuchado esa frase en nuestras casas. Pero, ¿qué tan cierta es? Nuestro Perro de Caza, de Watchdog Pauta, salió a investigar durante el día (para no tentarse de noche) con el fin de responder si es cierto que comer al cierre de la jornada engorda más que a otras horas.

Eliana Reyes, médico nutrióloga de la Universidad de los Andes, cree que esta creencia popular cae derechamente en la categoría de mito. “Si tu comes las mismas calorías, por ejemplo, un menú de 400 calorías en la noche o en el día, serán las mismas calorías a cualquier hora”, dice. Sin embargo, el matiz lo da la hora de la actividad física. “No es que el organismo asimile más esas 400 calorías dependiendo de la hora, sino que las va a quemar o no de acuerdo con la actividad física que se haga después”.

La nutricionista del Centro de Tratamiento de la Obesidad de la Red de Salud UC Christus, Ximena Martínez, menciona que se debe tener en cuenta el requerimiento energético que tiene cada paciente en su día a día. “Si yo ingiero una cantidad energética que requiero para mantener mi peso, independiente de la hora que yo coma, no voy a tener una respuesta en el aumento de peso, porque voy a estar comiendo las calorías que mi cuerpo requiere”, asevera.

Una arista a considerar a la hora de aumentar o disminuir de peso son las apetencias según la estación del año. Por ejemplo, ahora que estamos en invierno y las temperaturas son más bajas, es común que las personas ingieran alimentos más calóricos. “Dan ganas de comer más cosas calientes y calóricas, pero te van a engordar igual si te las comes a las dos de la tarde o a las 10 de la noche”, añade Reyes.

“En invierno el metabolismo empieza a requerir un poquito más de calorías para cubrir el frío que se va sintiendo y se recomienda usar más que nada alimentos en temperaturas altas para evitar los ataques de ansiedad que se pueden presentar en los pacientes”, agrega la nutricionista de Vida Íntegra, Fernanda Larenas.

Según la Encuesta de Consumo Alimentario en Chile, las personas suelen comer casi siete veces al día. En estas ingestas se incluye la hora del té, la comida y alguna colación final en la noche. En cuanto a esta última ingesta nocturna, se observa que el grupo etario donde más se consume son los infantes de dos a cinco años (43,9%), seguido por adultos entre 19 a 29 años y niños entre seis a 13 años, ambos grupos con 28,3%.

Martínez agrega que la ingesta nocturna reiterada en niños se puede dar por estados ansiosos. “En niños que quizás tengan alguna dificultad en el colegio, problemas de sociabilización o estrés que los haga comer tarde”, ejemplifica.

En cuanto a la edad, la nutricionista especialista en obesidad del Hospital del Trabajador, de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), Karina Valenzuela, comenta que, con el tiempo, tanto en mujeres como en hombres disminuye la efectividad del metabolismo en relación con el gasto calórico. “El aumento de peso va a depender de varios factores, como género, edad y actividad física, pero no de la hora en la que se coma”, recalca. Añade que dejar de comer carbohidratos en las noches tampoco resulta en una baja de peso. “Consumir menos de lo que uno gasta es lo que te va a hacer disminuir de peso independiente de la hora en la que quede ese balance calórico”, complementa.

Según la nutrióloga de la Clínica Santa María, Ana Claudia Villaroel, uno de los perfiles de personas que consulta sobre el problema de comer en la noche son los pacientes que padecen el Síndrome del Comedor Nocturno. Este se caracteriza por una hiperfagia nocturna; esto es, que una persona llegue a ingerir más del 35% de las calorías totales del día después de la comida (cena). El horario de esta conducta puede variar, pero es común que se extienda hasta las dos o tres de la mañana.

“Este grupo de personas es más de lo que uno piensa y sus comidas suelen tratarse de alimentos que tienen más densidad energética, como snacks, helados o galletas. Probablemente si yo tengo esa elección alimentaria voy a superar mi requerimiento energético y sí voy a tener un aumento de peso, pero no porque coma tarde, si no porque estaré comiendo más calorías de las que necesito”, agrega Martínez.

La prevalencia de este síndrome es más frecuente en mujeres (66%) y se suele manifestar generalmente durante la adultez temprana, con una edad media de 39 años, y en personas con índice de masa corporal de sobrepeso y obesidad. Además, se suele asociar con la depresión, ya que al menos el 75% de los pacientes comedores nocturnos han experimentado depresión alguna vez en sus vidas.

Por otro lado, Villaroel indica que el otro perfil de personas que consulta por alimentarse tarde corresponde a pacientes que trabajan en sistemas de turnos de noche. “En esos casos, la persona trastoca sus ritmos circadianos, entonces va a tener una mayor expresión de cortisol, le va a subir menos la melatonina y le va a bajar menos la insulina fisiológicamente de noche; ese contexto hace que la persona suba de peso o, por lo menos, no baje”, asevera.

A esto, Valenzuela agrega que se debe considerar cómo es el horario diario de la persona. “Yo no le puedo decir a una persona que trabaja de noche en turnos que no coma durante ese período. Va a depender de cuáles son los requerimientos que tiene, y cuáles son sus necesidades tanto de alimentación como de regulación física y emocional”, resalta.

Martínez enfatiza que incluso este grupo de personas puede mantener su peso a pesar de que coman más tarde. “No necesariamente van a subir por comer más tarde o comer en otro horario, ya que su ingesta energética es acorde a su gasto energético”, comenta.

Hábitos de alimentación saludables

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los hábitos de alimentación saludables ayudan a protegerse de enfermedades como diabetes, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y cáncer. Por otro lado, la ingesta calórica de una persona debe estar equilibrada con su gasto calórico, y las grasas no debiesen superar el 30% de la ingesta calórica total.

De acuerdo con los resultados de la Encuesta de Consumo Alimentario en Chile,  los chilenos consumen un exceso de energía, grasas saturadas, azucares y sodio. Asimismo, existe un incumplimiento general respecto a las cantidades de agua, verduras y frutas, lácteos y pescados que deben ingerir las personas.

“Cuando uno enseña que no se tiene que comer de noche principalmente es porque quieres preservar un biorritmo lo más cercano a la normalidad posible. Es una cuestión que va mucho más allá de no comer de noche para no engordar; el engordar no es una cosa que necesariamente tiene que ver con el hecho de solo sentarme con un plato de comida, sino que el asunto es que vas a trastocar un montón de otras cosas”, expresa Villaroel.

De igual modo, menciona que cuando se le pide a la persona que haga sus últimas comidas del día a las seis o siete de la tarde tiene que ver con que eso predispone a que la fisiología funcione mejor porque el cuerpo termina la digestión cuando todavía está activo. “Comer hasta una hora relativamente vespertina va a disponer un mejor ambiente fisiológico que va a permitir finalmente bajar de peso y controlar todas las enfermedades derivadas del exceso de peso”, agrega.

En la misma medida, Valenzuela añade que no hay metabolismos buenos o malos, sino que hay metabolismos según la característica de cada persona y que es importante tener en cuenta que cuando estamos dormidos el cuerpo también funciona. “No es cierto que vamos a guardar esa energía en reserva porque el requerimiento calórico de una persona se da en las 24 horas del día, uno calcula esas calorías según su gasto energético total y no según la hora en que se come”, comenta.

WatchDog PAUTA es un proyecto de fact-checking conjunto entre la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes y PAUTA. Busca tomar temas en la agenda y rastrear su veracidad desde una perspectiva positiva, no inquisitoria. 

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