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Bolsonaro responderá a la polémica sobre los incendios ante la ONU

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Bloomberg
POR Maria del |

Consciente de las críticas, el mandatario dijo estar preparando un discurso “objetivo”, eso sin dejar de lado la defensa de la soberanía en la Amazonía.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, viaja a Nueva York el lunes en un intento de calmar las protestas internacionales sobre los incendios que arrasan la Amazonía, a la vez que afirma el derecho del país a desarrollar la selva tropical como lo considere conveniente.

Hasta hace poco, no muchos países disfrutaban de un afecto tan generalizado como Brasil, con su tradición de diplomacia multilateral y de “poder blando”, una destreza futbolística sin igual y vasta belleza natural. Pero Bolsonaro se dirigirá a la Asamblea General de las Naciones Unidas el martes en medio de la indignación mundial a la gestión de su Gobierno sobre la deforestación en la Amazonía.

El Gobierno de Brasil cree que las críticas internacionales son injustas, pero sus medidas muestran que está preocupado y teme posibles consecuencias económicas. Gestores de cartera con más de US$ 16 billones en activos han exigido medidas sobre la deforestación, mientras que los políticos europeos están haciendo cola para atacar el acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur, el bloque comercial sudamericano liderado por Brasil. El Parlamento de Austria rechazó el acuerdo el miércoles pasado.

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En respuesta, la Administración de Bolsonaro ha lanzado una campaña de relaciones públicas para afirmar la soberanía de Brasil sobre la Amazonía y el compromiso de proteger y desarrollar de manera sostenible la selva tropical. Ahora el presidente va a trasladar ese mensaje a la ONU.

“La Asamblea General de las Naciones Unidas podría ser una gran oportunidad para que Brasil presente y aclare su política exterior”, dijo Sergio Amaral, embajador de Brasil en Washington DC hasta principios de este año. También es una oportunidad para demostrar su “compromiso con temas delicados para la comunidad internacional, como el medioambiente”.

La interrogante sigue siendo cómo Bolsonaro puede calmar los temores sobre la deforestación y al mismo tiempo afirmar el derecho de Brasil a desarrollar la selva amazónica. También existe la tensión adicional de su probable encuentro con el presidente francés, Emmanuel Macron, a cuya esposa insultó el líder brasileño.

“Estoy preparando un discurso bastante objetivo”, dijo el presidente en su retransmisión semanal en directo por Facebook el jueves por la noche. “Nadie va a pelear con nadie, pueden estar seguros”.

No obstante, también dijo que la prensa lo criticaría dijese lo que dijese y que algunos países estaban más interesados en comprar la Amazonía que en salvarla.

Reacción del Gobierno

Para el Gobierno, la protesta internacional es muy desproporcionada a los daños medioambientales.

“Esto ha sido orquestado por grupos brasileños que están sistemáticamente en contra del Gobierno”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araujo, en una entrevista el 3 de septiembre. “Quieren usar cualquier herramienta a su disposición para atacar al Gobierno, incluso si esto perjudica al país”.

Por su parte, el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, argumenta que las políticas de desarrollo de la Administración Bolsonaro ponen de relieve cuánto fallaron los Gobiernos brasileños anteriores a los 20 millones de personas que viven en la región amazónica.

“Este es el primer Gobierno que entabla un diálogo serio sobre cómo desarrollar la Amazonía”, dijo. “Los peores indicadores de desarrollo humano en Brasil están en la Amazonía”.

Araujo, así como el ministro de Seguridad Institucional General, Augusto Heleno y Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente y nominado para el cargo de embajador de Brasil en Washington DC, están ayudando al presidente a redactar su discurso.

Puede que el presidente trate de minimizar las informaciones sobre la destrucción ambiental, pero un discurso apaciguador es poco probable, especialmente dado que Bolsonaro tiene el apoyo del Gobierno de Estados Unidos sobre su postura respecto a la selva amazónica. Dada la naturaleza abierta del presidente, y el amor por las redes sociales, incluso un tono más suave probablemente no duraría mucho.

“Brasil solía transmitir esta idea de gran sociabilidad”, dijo Andreza dos Santos Souza, director del Programa de Estudios Brasileños de la Universidad de Oxford. “Estos discursos intolerantes están cambiando esa percepción”.