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Derrotado por la abstención, Maduro anuncia su victoria

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POR jorge Román |

Tal como se anticipaba, el Consejo Nacional Electoral le otorgó la victoria a Nicolás Maduro. El gobierno chileno no reconoce esas elecciones.

Los comicios presidenciales venezolanos se hacían tradicionalmente en diciembre. Sin embargo, el gobierno de Nicolás Maduro decidió adelantarlos a este domingo 20 de mayo, uno de los tantos hechos que han deslegitimado las votaciones que él mismo anunció ha ganado. La Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y 15 países de América Latina no reconocerán el resutado de las votaciones.

La oposición, agrupada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), no presentó candidatos debido, entre otros motivos, a que el gobierno no dio garantías necesarias, a que falló el diálogo impulsado en reuniones en República Dominicana y a que las autoridades prohibieron las postulaciones de los principales dirigentes.

En su cuenta de Twitter, el Presidente Sebastián Piñera afirmó que estas “no son elecciones limpias y legítimas y no representan la voluntad libre y soberana del pueblo venezolano. Chile, como la mayoría de paises democráticos, no reconoce estas elecciones”. El excanciller chileno Heraldo Muñoz dijo que el proceso “está viciado por la falta de garantías mínimas electorales y por el uso de mecanismos como el ‘carnet de la Patria’, que asegura el control de una significativa parte del electorado a cambio de alimentos”. El senador estadounidense Marco Rubio tildó el proceso de “farsa total”.

El principal candidato opositor de estos cuestionados comicios, Henri Falcón, exigió en su cuenta de Twitter que se convoquen nuevas elecciones.

El triunfo de papel

“Cuánto han subestimado al pueblo venezolano, cuánto me han subestimado a mí. Pero aquí estamos: ¡triunfando!”, dijo Maduro en su discurso de victoria. Según los datos oficiales del intervenido Consejo Nacional Electoral (CNE), el actual presidente venezolano habría obtenido 5,8 millones de votos, mientras que su principal opositor, Henri Falcón, 1,8 millones. Eso supone una participación electoral cercana al 46%, la más baja hasta ahora en los registros de Venezuela, pero parecida a las elecciones democráticas recientes de Chile. Los datos del CNE son cuestionables, dado su sesgo en favor del chavismo. Fotografías de calles y locales de votación vacíos colmaron las redes sociales. Acusando falta de condiciones democráticas mínimas, la coalición opositora había llamado a abstenerse de votar y, en sus estimaciones la participación habría rondado el 30%.

Con una papeleta en la que Nicolás Maduro aparecía diez veces y sin candidatos de la Mesa de la Unidad Democrática —el principal bloque opositor—, 20,5 millones de personas fueron llamadas a votar por el candidato que gobernará de 2019 a 2025 en un mandato que se iniciará en enero del próximo año. Nicolás Maduro solo necesitaba mayoría simple para triunfar. Pero el escenario que le tocará enfrentar en este nuevo periodo no es sencillo.

Venezuela es un país rico en recursos naturales: posee una de las mayores reservas petroleras del mundo. Pero la caída de los precios del crudo en 2014, la corrupción y los problemas de producción han reducido drásticamente el PIB (en 15%) y se ha producido una superinflación (de más de 13.000%) de acuerdo con proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Con un 87% de pobreza según un estudio de tres universidades del mismo país (la tasa es de 23%, afirma el gobierno de Maduro), una escasez crítica de medicamentos, un ingreso mínimo que alcanza apenas para comprar 600 gramos de carne y una tasa de homicidios 14 veces mayor al promedio mundial, la votación parece ser la última de las preocupaciones de los venezolanos.

“Con las elecciones presidenciales que Nicolás Maduro ha organizado a su medida para hoy se culmina el desmantelamiento de la institucionalidad democrática venezolana”, afirmaba el editorial dominical del diario El País de España.

Pese a ello, y de acuerdo con el canal oficialista Telesur, 150 acompañantes internacionales (entre quienes se encuentran el expresidente de Ecuador Rafael Correa y el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero) observaron los comicios y hablaron de una alta participación de la ciudadanía. La presencia del líder español y su respaldo al proceso no fue solamente cuestionada por la oposición, dado que él fue el principal mediador de los infructíferos diálogos entre Maduro y la MUD, sino que además fue abucheado por la propia población cuando salía de un centro de votación en Caracas. De eso no informó Telesur. Además, según informa el mismo medio, la presidenta del Consejo Nacional Electoral dijo que los observadores internacionales afirmaron que “es imposible el fraude en el sistema electoral venezolano”. En la delegación extranjera hubo algunos representantes chilenos, como el senador Alejandro Navarro, el ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami y varios parlamentarios del Frente Amplio.

El candidato opositor Henri Falcón dijo haber recibido 900 denuncias de irregularidades apenas al mediodía. El mismo Maduro reconoció las denuncias a las que calificó de “pequeños eventos (…) que no afectan para nada la voluntad del pueblo”.

En Madrid, cientos de venezolanos, entre ellos el exalcalde de Caracas y líder opositor venezolano, Antonio Ledezma, se manifestaron contra la votación: “Queremos denunciar ante el mundo la farsa electoral que se está perpetuando y se está realizando en Venezuela y hacer un llamamiento a la comunidad internacional para que siga solidaria con nuestra causa y que debe seguir presionado a una narcotiranía que quien la preside está al margen de la ley”, dijo Ledezma.

Sin importar el resultado de los comicios, la pregunta que complica a Venezuela es qué ocurrirá después del 20 de mayo. Henrique Capriles hizo un llamado a la unificación de las fuerzas opositoras en su cuenta de Twitter: “¿Y ahora qué viene? La tragedia que vive nuestro país sigue, allí está el hambre y los problemas agravándose cada día. A los que nos importa Venezuela tenemos que reunificarnos!”

Como afirma el editorial de The Wasginton Post, “históricamente, muy pocos gobiernos han sobrevivido a un colapso económico a la escala de Venezuela. Pero el régimen de Maduro ha sobrevivido a muchas predicciones de defunción”.