Tendencias

Erdogan, el “sultán” del siglo XXI que se aleja del secularismo

Imagen principal
Pixabay
POR Eduardo Olivares |

A diferencia del fundador de la República de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk, el reelecto presidente apoya la orientación islámica del país.

En un camino hacia el poder que venía preparando con pasos concretos y bien pensados, sin dejar nada al azar, Recep Tayyip Erdoğan fue reelecto en Turquía, sin segunda vuelta, con alrededor del 53% de los votos.

El año pasado Erdoğan preparó el camino para estas elecciones. Lo hizo a través de una pregunta que parecería simple en la papeleta pero que significaba grandes cambios a la política turca. A través un referéndum de estrecho resultado, se les preguntó a los electores si deseaban cambiar el sistema parlamentario -que los regía desde el inicio de la república moderna- a uno de carácter presidencialista con atribuciones reforzadas, que unificaría la figura de jefe de Estado y de gobierno en una persona y eliminaría el rol de primer ministro.

Este referéndum, sumado a la reelección de Erdoğan y al apoyo logrado por su partido AKP junto a su aliado MHP en las legislativas también realizadas este domingo 24 de junio, consagran al líder islamista como el político que más ha gobernado Turquía desde que se fundó como República moderna en 1923 por el llamado “padre de los turcos”, Mustafa Kemal Atatürk.

En este sentido, y pese a que la constitución y el sistema político sufrieron modificaciones tras el referéndum, en su realidad política nada cambió. Desde que llegó al poder en 2002, Erdoğan era efectivamente el hombre más fuerte de la política turca. Asumió su liderazgo después de un largo período de crisis política, inestabilidad e hiperinflación, y logró cambios concretos al poner a Turquía nuevamente en la senda de la estabilidad, el progreso político y económico. Estos resultados le valieron el apoyo de la mayoría, y parte más conservadora, de la población turca, así como el apodo del “Sultán del siglo XXI”. Ni Erdoğan ni su AKP han perdido jamás una elección.

El peso de Atatürk

Pese a la popularidad de Erdoğan, su relación con el legado de uno de los líderes más queridos de la historia moderna de Turquía, el fundador de la república Mustafa Kemal Atatürk, es muy controvertido. El objetivo de Atatürk era establecer una democracia moderna secular, a través de un sistema parlamentario fuerte, con militares independientes que protegieran la república y sus principios.

Erdoğan se está alejando cada vez más del principio secular de Atatürk, dando gran importancia a la religión islámica en la vida política de Turquía. Además, despojó la independencia de los grupos militares para dejarlos bajo un fuerte control gubernamental –especialmente al promulgar estado de emergencia tras el intento de golpe de Estado el 2016- y cambió el sistema político parlamentario del país en uno presidencial, aunque tras un referéndum.

Por el contrario, el objetivo de Atatürk fue desvincular a la nueva república del legado del Imperio Otomano. La República de Turquía debía seguir los principios de los países europeos modernos, permitiendo así la integración turca con esa tradición continental. Si bien Erdoğan también busca un acercamiento hacia los bloques europeos más allá que un foco al Medio Oriente, últimamente Turquía se está alejando cada vez más de la Unión Europea y, más bien, se encuentra glorificando su pasado turco otomano.

Sin embargo, estas dualidades no son opuestas, ya que hay turcos, como los llamados “kemalistas”, que son partidarios del legado de Atatürk y que apoyan al mismo tiempo a Erdoğan. También están los otros, los que ven que Erdoğan está actuando en contra de los principios de Atatürk.

El día en que Recep Tayyip Erdoğan asuma sus poderes como presidente, por primera vez después del cambio de constitución, será el comienzo de una nueva era en la vida política turca. Por primera vez habrá una figura que tiene prácticamente todo el poder en sus manos.

Ya lleva 15 años en el poder y con su reelección podrá complementar cinco años más. Pero sus políticas no serán sorpresivas. Su trayectoria, junto con los amplios poderes ganados con el referéndum, le permitirán seguir implementando su ya conocido estilo político, pero esta vez de una forma más holgada y cómoda, simplemente, a su medida.

La pregunta que queda entonces es hasta cuándo será Erdoğan, o quienes lo votan, quien decida hacia dónde va Turquía. Su mandato dura cinco años, pero una persona puede postularse para un máximo de dos términos. En ese sentido, si los turcos continúan apoyando a Erdoğan de la manera en que lo han hecho hasta ahora, se podrían ver los resultados de estas elecciones como el comienzo de una nueva era en la vida política turca.