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El acoso sexual divide a los votantes norteamericanos y Kavanaugh depende de cuatro senadores

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Presidencia de los Estados Unidos de América
POR jorge Román |

Si un candidato es acusado de acoso sexual, los ciudadanos republicanos aún votarían por él mientras que los demócratas “definitivamente” no lo harían. El caso Blasey Ford-Kavanaugh despertó un nuevo tema divisorio en la política de Estados Unidos.

La nominación de Brett Kavanaugh representa más que la nominación de Brett Kavanaugh. Se trata del nombre propuesto por Donald Trump para ocupar el noveno cupo (hoy vacante tras la renuncia de Anthony Kennedy) de la Corte Suprema, que de ese modo tendría una composición mayoritariamente conservadora (5-4). Los sucesos ocurridos en las semanas recientes atizaron la división entre republicanos y demócratas, y tienen además a cuatro senadores sobre el escenario de una decisión que puede cambiar el curso del río ideológico de la misma corte.

Brett Kavanaugh fue acusado por la profesora de sicología Christine Blasey Ford de una agresión sexual que habría cometido en 1982. Ambos presentaron la semana pasada sus testimonios ante la Comisión Judicial del Senado, que finalmente aprobó el nombre del abogado para que sea votado por el pleno del Senado. Sin embargo, uno de los senadores de esa comisión, Jeff Flake, protagonizó el vuelco del viernes cuando pidió que antes de que sus pares del pleno votaran, debía realizarse una investigación “acotada en tiempo y alcance” por parte del FBI sobre las acusaciones de Blasey Ford y eventualmente otras presuntas víctimas.

Pese a los cuestionamientos y a la radicalización de las posturas en el Senado a causa de esta nominación, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se niega a ceder ni una pulgada con su nominado. Trump tenía otros candidatos conservadores creíbles que perfectamente podría haber llamado para la Corte Suprema y que, incluso, podrían haber recibido algo de apoyo demócrata: no obstante, el mandatario se sumergió en la polarización extrema o tribalismo que caracteriza a la actual política norteamericana.

El factor político de este nombramiento está generando un quiebre partidista tanmbién en la población. Una encuesta del Instituto de Investigación de Religión Pública (PRRI, por sus siglas en inglés) mostró que hay diferencias entre las personas cuando se les pregunta qué harían ante un candidato que es acusado de acoso sexual. La mayoría de los votantes republicanos aún consideraría votar por él, mientras que la muy amplia mayoría de electores demócratas “definitivamente no votaría” por él.

El zigzagueo de Trump

Trump celebró los contraataques de Kavanaugh ante las acusaciones de abuso sexual y tildó todo el testimonio de Ford como una “estrategia” demócrata para destruir a su candidato. El juez se mostró beligerante y habló de una supuesta conspiración izquierdista en su contra: las palabras “circo” y “farsa” se usaron varias veces en la sesión del Senado donde testificaron la sicóloga y el juez.

Otras dos mujeres, Deborah Ramírez y Julie Swetnick, también afirmaron haber sufrido agresiones sexuales por parte del hoy juez o en presencia de él después de que se destapara el caso. A esto se suman declaraciones que vinculan a Mark Judge —el amigo que, según la acusación de Ford, acompañaba a Kavanaugh la noche en que habría sido abusada— con una violación colectiva a una mujer en estado de ebriedad.

Todo esto fue sumando dudas suficientes como para que el viernes 28 de septiembre, el día de la votación, el senador republicano por Arizona, Jeff Flake, dijo que no apoyaría la confirmación de Kavanaugh en la Corte Suprema hasta que el FBI investigara las acusaciones de abuso sexual. Luego de esto, Trump instruyó al FBI para que investigara el caso y entregara su reporte en una semana, e incluso planteó que el testimonio de Blasey Ford le parecía “creíble”. 

Pero, antes del resultado de esta investigación del FBI, la gran mayoría de los 100 senadores ya había adelantado su votación tras la decisión del Comité Judicial del Senado: 49 apoyarán a Kavanaugh y 47 lo rechazarán, lo que deja a cuatro senadores que no han transparentado su postura como los pivotes de esta nominación. Para que Kavanaugh sea elegido, se necesita mayoría simple y, en caso de empate (50-50), el vicepresidente Mike Pence daría el voto definitivo.

El propio Trump, que hasta ahora había hecho declaraciones moderadas, se mofó de Blasey Ford en un acto de campaña este martes en Misisipi. Senadores republicanos leales al mandatario, como Lindsey Graham, lo criticaron.

Los cuatro senadores cruciales

Los cuatro senadores (pueden ser cinco si se sumara al propio Flake) que tienen en sus manos la elección o el rechazo del juez Brett Kavanaugh, mientras aún no se conocen los resultados de la investigación del FBI que todo puede cambiarlo, son precisamente los que se sitúan más al centro de sus respectivos partidos políticos, según el análisis de GovTrack.us. De hecho, a partir de 2019, las dos republicanas, Susan Collins y Lisa Murkowski, serán los únicos republicanos pro-choice en el Congreso. 

A partir de lo que reporte el FBI, otros senadores podrían sumarse. Por ejemplo, el gran protagonista del último día de audiencias del Comité Judicial del Senado fue el senador Jeff Flake, cuando propuso una investigación del FBI limitada en tiempo y alcance. Él, que había anunciado un voto seguro por Kavanaugh, tiene dudas que se han incrementado desde entonces. Para partir, ha mencionado en entrevistas que si Kavanaugh hubiese mentido al comité acerca de su comportamiento como escolar y universitario, sería un problema.

Precisamente esta parte del testimonio de Kavanaugh ha levantado una nueva polémica reciente. Más allá de si el nominado por Trump agredió sexualmente a Blasey Ford en 1982, cuya demostración puede resultar imposible de determinar, Kavanaugh declaró bajo juramento que él nunca perdió el conocimiento producto de haber bebido alcohol (él dijo que solo tomaba cervezas, algunas veces “muchas cervezas”) y que no tuvo comportamientos que denigraran a las mujeres. A partir de ese testimonio, periódicos como The New York Times presentaron una serie de declaraciones de excompañeros y excompañeras de Kavanaugh en sus años universitarios que desmintieron en forma rotunda esa descripción de sí mismo.

Lo grave no está en si el nominado tuvo comportamientos reprochables durante su juventud, sino si acaso mintió ahora, ya de adulto y a punto de ocupar un sitial de honor en la Corte Suprema, sobre cuestiones como esa. El perjurio bajo juramento podría descalificarlo de inmediato como postulante al sillón judicial.

A continuación, quiénes son los cuatro senadores que podrían determinar el futuro de Kavanaugh en la votación del pleno del Senado, previsto inicialmente para esta semana.

Susan Collins

Collins es senadora por el estado de Maine desde 1997 y es conocida por su sentido de la responsabilidad: en septiembre de 2015 cumplió 18 años sin faltar a ninguna votación. Ha sido descrita como una republicana moderada y ya en ocasiones anteriores su posición ha sido decisiva en las votaciones del Senado. De hecho, de acuerdo con el análisis de GovTrack.us, las votaciones de Collins la sitúan más a la izquierda que cualquier senador republicano y que cuatro senadores demócratas. Según el Proyecto FiveThirtyEight, Collins ha votado alineada con Trump un 79,2% de las veces.

El 18 de septiembre, Collins tildó de “serias” las acusaciones contra Kavanaugh y ella misma recomendó que se invitara a los abogados de Christine Blasey Ford y Brett Kavanaugh a la audiencia del Senado para que ambas partes pudieran interrogarse antes de que los senadores iniciaran su ronda de preguntas.

Además, el 28 de septiembre, Collins dijo apoyar la investigación del FBI sobre las acusaciones que pesan sobre el juez y también que se sentía conforme al saber que Mark Judge, testigo clave en la denuncia, estaría dispuesto a colaborar con el FBI.

Lisa Murkowski

Considerada también como una republicana moderada, la senadora por Alaska Murkowski ha votado alineada con Trump un 82,9% de las veces y, aunque no está tan a la izquierda como Collins, el análisis de GovTrack.us la ubica más a la izquierda que cualquier otro republicano e incluso más a la izquierda que el demócrata Joe Manchin. Murkowski ocupa el escaño desde 2003 y, al igual que Collins, no competirá por la reelección este año, sino en 2022.

El 17 de septiembre, Murkowski afirmó que “pese al largo tiempo ocurrido desde el presunto incidente, los alegatos de la doctora Ford deberían ser oídos y ella debería tener la oportunidad de presentar su versión ante el comité bajo juramento, y que el juez Kavanaugh tenga la oportunidad de responder bajo juramento también”.

Heidi Heitkamp

La abogada y empresaria Heidi Heitkamp es senadora demócrata por Dakota del Norte desde 2013 y este año se presenta a su primera reelección. Fue fiscal general del mismo estado entre 1993 y 2001, algo que ha destacado en sus declaraciones en el asunto Kavanaugh. Ha votado en la misma línea de Trump un 55,8% de las veces y es uno de los tres senadores demócratas que se ubica más a la derecha de acuerdo con sus votaciones. Su reelección es incierta, de acuerdo con RealClearPolitics, por lo que es posible que se deje llevar por el incremento en la oposición a Kavanaugh por parte de la opinión pública.

Heitkamp afirmó que la acusación era “muy seria” y, además, que “toda mujer necesita coraje para hablar en voz alta sobre ataques sexuales”. Sin embargo, sus declaraciones posteriores simplemente apoyan el hecho de que el FBI investigue el caso para “sacar la política” del proceso. Según ha declarado, su decisión final de apoyar o rechazar la nominación dependería de estas indagaciones.

Joe Manchin

El senador Joe Manchin es el demócrata cuyas votaciones lo sitúan al extremo derecho de su partido. De hecho, su posición ha estado alineada con Trump un 61% del tiempo. Manchin es senador desde 2010 y tiene bastantes posibilidades de ser reelecto este año.

Por último, el senador Joe Manchin se ha mostrado cauto y solo ha hablado de la importancia de escuchar a ambas partes, además de celebrar la investigación del FBI para “estar por encima del circo de partidarios desplegado durante todo el proceso”.

¿Qué pasaría si Kavanaugh es rechazado?

Es cierto, Donald Trump tiene más preocupaciones, como la revelación de The New York Times de que parte de su fortuna la obtuvo a través de fraude fiscal a partir de la herencia de su padre, Fred Trump. O la planificación de una nueva cumbre con Kim Jong-Un, el Líder Supremo de Corea del Norte. O, por cierto, cualquier decisión que tome este mes el fiscal especial Robert Mueller sobre la denominada Trama Rusa.

Kavanaugh es, de todos modos, uno de esos problemas capitales. Si su nombre fuese rechazado, o él mismo renunciara a seguir en carrera, habría muy poco tiempo para nominar y confirmar otro candidato a la Corte Suprema antes de las elecciones del 6 de noviembre incluso si los republicanos lo intentaran, explica a PAUTA Jennifer McCoy, investigadora de Universidad Estatal de Georgia. “Lo que es más probable es que ellos confirmen a un candidato durante el período de pato cojo, que ocurre entre la elección y la instalación del nuevo Senado en enero”, agrega.

Hasta ahora, las proyecciones electorales muestran que los republicanos mantendrían el control del Senado. En buena medida, esa posibilidad se basa no solo en que en estas midterms solo se renovará un tercio de esa cámara, sino que hay muchos más estados con senadores demócratas en juego que con republicanos. Las proyecciones del sitio FiveThirtyEight muestran que hay solo un 27,4% de probabilidades de que los demócratas obtengan el control del Senado. Es decir, hay cinco de siete chances de que los republicanos conserven su dominio.

Proyecciones del sitio FiveThirtyEight.

El asunto de Kavanaugh, entonces, trasciende al abogado. “La cuestión de torna extremadamente política”, confirma McCoy. “Si los republicanos retienen el control del Senado, ellos legítimamente serán capaces de proseguir con su nominación durante el período de pato cojo. Pero si los demócratas ganan el control del Senado, levantarían una enorme disputa política para decir que es ilegítimo que los republicanos prosigan incluso si técnicamente mantienen aún el control entre noviembre y enero”, prevé. El paso perturbador podría ocurrir después: “Tendríamos una crisis constitucional, o al menos una crisis política grave”.