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Por qué Evo Morales juega doble ahora en La Haya por el Silala

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POR Eduardo Olivares |

El Mandatario boliviano anunció que contrademandará a Chile por el curso de las aguas del río que desemboca en la Región de Antofagasta. Pero hay más capas en esa historia.

Fue un anuncio. Uno sonoro, indudablemente, pues batía de nuevo el circuito que ha caracterizado en los últimos años las relaciones chileno-bolivianas. Pero un anuncio después de todo: el Presidente Evo Morales resolvió contrademandar a Chile en el caso judicial por el Río Silala que se discute en La Haya, pese a que él mismo había desestimado una acción de esa naturaleza en junio pasado.

El Mandatario boliviano está mostrando así una carta que explícitamente ocultó hace apenas dos meses.

Actualmente existen dos causas en distinto grado de desarrollo que enfrentan a Chile y Bolivia en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. El más avanzado es aquel iniciado por La Paz y que busca sentar a Chile a negociar una salida soberana al mar para Bolivia. Ese caso ya superó todas las etapas procesales necesarias y solo resta el fallo final, que debería conocerse con prontitud.

El segundo caso, sobre el Río Silala, está en una etapa más temprana. Y ahora, con la decisión boliviana, más se alarga.

El caso Silala

La controversia por el Río Silala está instalada desde hace años. Por ejemplo, estuvo incluida en la denominada agenda de 13 puntos entre ambos países en 2006, donde Bolivia pedía discutir el uso de esas aguas.

Ante la sospecha fundada de que La Paz demandaría a Chile por ese tema ante La Haya, tal como ocurría ya con lo del acceso sobarano al mar, el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet se adelantó. En 2016, Chile fue el que demandó a Bolivia ante la CIJ para probar el carácter internacional del caudal, en contraposición al criterio “nacional” que defendía Bolivia y su concepción de que, más que un río, el Silala es un manantial.

“Bolivia amenazó a Chile con demandarlo, pero nunca lo hizo, y fue sorprendido por el contragolpe chileno”, recuerda Gabriel Gaspar, a quien Bachelet nombró como embajador en misión especial para la disputa martítima con Bolivia ante la corte en La Haya. 

El primer juego de Evo

El gobierno boliviano tenía hasta el 3 de septiembre para presentar su contramemoria a la demanda chilena. Así lo hizo. Y ocurrió que, junto con ese documento, presentó la contrademanda contra Chile, según detalló Evo y explicó además a través de varios tuits.

La abogada Paz Zárate, especialista en derecho internacional y quien ha participado en numerosos litigios de este tipo, dice que la Corte puede tratar ambas causas (demanda chilena y contrademanda boliviana) ya sea por separado (en paralelo), con una eventual sentencia entregada para cada una por separado pero el mismo día, o bien en una sola causa que sume ambas presentaciones. Hay otros pocos contenciosos que han terminado de ese modo, como entre Nicaragua y Costa Rica 

En entrevista con Pauta en Desarrollo, de PAUTA100.5, Zárate explicó que la primera decisión que deberá tomar la corte es si declara la contrademanda como admisible. Si lo hace, comenzará lo habitual: la respuesta chilena y luego la dúplica boliviana. “La corte lo que trata de hacer, en aplicación del principio de economía procesal, es que si las partes están debatiendo sobre asuntos que están íntimamente relacionados […] se acumulan los expedientes y hay una sola sentencia para las dos demandas. Esa es una forma de reducir los tiempos”, afirmó.

Después de todo, el tema que se discute apunta a dos interpretaciones sobre el Silala. Chile cree que es un curso de agua internacional y, por lo tanto, demanda que Bolivia opere de buena fe en la parte del curso que recorre su territorio. Bolivia, según lo expresado por Morales, está levantando ahora una tesis nueva: el Silala no sería un afluente que nazca, circule y desemboque en forma “natural” en Chile, sino que terminaría en Chile debido a intervenciones realizadas por el hombre; es decir, hay canales artificiales y sistemas de drenaje que hacen que el agua llegue a Chile. Si se trata de un curso “artificial” y no “natural”, entonces, Bolivia y no Chile tendría soberanía exclusiva sobre aquello.

Allí mismo, en esa línea de argumentación, podría haber un elemento interesante. Aunque no es posible escrutar el planteamiento boliviano porque sus documentos no están disponibles (solo se conoce el anuncio), Paz Zárate vislumbra un cambio: Bolivia, en vez de decir que tiene soberanía completa sobre los cursos de agua, como era su discurso hace hace poco, lo limita a una soberanía más específica sobre lo artificial. Es decir, en  vez del todo, Bolivia sería soberana solo de una parte, lo que “le da a la corte un argumento más para analizar”, considera Zárate.

Revise la entrevista en Pauta en Desarrollo con Paz Zárate:

El segundo juego de Evo

No hay que escarbar demasiado para encontrar la otra razón de Evo Morales para presentar una contrademanda. Está la la dimensión efectista y está la dimensión electoral, dados los comicios del próximo año a los que Morales pretende presentarse a una nueva y cuestionable reelección.

“El tema permite una doble lectura: por un lado es la respuesta boliviana a la potente memoria presentada por Chile que reclama el reconocimiento de aguas compartidas del Río Silala”, comenta Gaspar. “Ahí la única defensa posible para Bolivia es negar que se trata de un río, que se trataría solo de afluentes y además tendría que defender porque las aguas se deslizan naturalmente, conforme a la ley de gravedad, hacia territorio chileno”. 

“La otra lectura es política”, agrega el exsubsecretario. “Hay serios indicios de que tratará de agitar este proceso como parte de su estrategia comunicacional de victimización. Por ello atrasó su contramemora”, apunta. Efectivamente, el plazo original para la presentación de la contramemoria boliviana era el 3 de julio y La Paz consiguió una extensión de dos meses.

Tal como sintetiza Zárate, la contrademanda podría provocar un alargamiento de esta causa. Se trata de una intervención con consecuencias procesales, pues todo el proceso se haría más extenso. Lo sería en la suficiente medida como para mantenerlo a flote en 2019, año electoral boliviano. El gobierno chileno, a través de su canciller (s) Carolina Valdivia, al cuestionar el anuncio de Morales como un mero “guiño electoral“, confirma esta percepción sobre las intenciones de Evo.

La doble jugada del Presidente boliviano, en todo caso, parece todo menos arriesgada. Al revés, parece apuntar a un claro propósito de ganancia política. Una demanda ante La Haya, aunque resulta onerosa por todos los pagos de honorarios y viáticos, siempre debe medirse con otros rendimientos.