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Educación desde la docencia: fútbol y matemáticas

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POR Fernanda Valiente |

La profesora Marcela Rodríguez, nominada al Global Teacher Prize 2020, relata cómo diseñó una estrategia para conquistar a sus alumnos con una materia árida.

“Yo te invoco señor dueño de la Gracia al empezar mi trabajo. Que entra ella en mi aposento cerrado y ponga sus manos sobre mí. Sin la Gracia, mi estudio sería un jadeo, y yo no quiero faena con gemidos. […] alumbre ella el tanteo de mi inteligencia como un relámpago blanco”, lee Cristián Warnken en Desde El Jardín, en Radio PAUTA, rememorando las palabras de la gran educadora Gabriela Mistral en Oración del estudiante a la Gracia, quien encontró la relevancia del entusiasmo en el aula de clases.

Sin embargo, a ratos puede ser desafiante mantener esta actitud a la hora de aprender temáticas que suelen tener una carga más bien desafiante e incluso negativa. Pero siempre hay personas que no se dejan vencer. Es el caso de Marcela Rodríguez, profesora de matemáticas del Colegio Centenario de Arica, nominada en el Global Teacher Prize (2020). La docente, creadora del concepto fútbol matemático, se salió de la caja tradicional de herramientas didácticas y actualmente se encuentra trabajando en dos libros, los cuales utilizan infografías y mapas mentales, aplicando las neurociencias. 

El proyecto del fútbol matemático se desarrolló una vez como una forma de enfrentar el desafío de la comprensión de contenidos. “Me tocó entrenar en preguntas rápidas a un grupo de básica, para que estuvieran más seguros en los contenidos. Para hacerlo distinto jugamos al fútbol matemático, donde íbamos al patio, armábamos un equipo y para meterle un gol al arquero tenían que responder una pregunta de matemáticas. Si la respondían de forma incorrecta la pelota se devolvía y si la respondían bien se acercaban cada vez más al arquero hasta hacer un gol”, cuenta. Luego se dio cuenta de que era una práctica que funcionaba como una gran motivación tanto para aquellos que les cuestan las matemáticas, como para aquellos que son buenos, pero que son muy hiperactivos.

Afición por las matemáticas

Rodríguez tuvo dos padres dedicados a la docencia en matemáticas, y desde ahí nació su cariño e interés por la materia. Poco a poco, se aceró a las neurociencias, para encontrar puntos de encuentro entre el juego y lo matemático.

“Mi mamá era muy lúdica para enseñar. Le gustaban los desafíos. De hecho, mi papá fue profesor mío unos años en básica y mi mamá fue mi profesora en media. Cuando se les ocurrían nuevas formas de enseñar las practicaban conmigo y con mi hermano. […] Nunca vi las matemáticas como un reto, como algo que te cuesta o te hacer llorar. Todo lo contrario, para mí siempre fue diversión”, señala.

Desde ese instante se dio cuenta de la importancia de innovar en el aula, para atraer a sus alumnos y generar un espacio de entusiasmo. “A veces les digo hoy no vamos a estudiar, vamos a bailar”, agrega. Se trata de una combinación entre lo lúdico y lo formativo, para generar un equilibrio. Y también por medio de esta diversidad la profesora busca entregar valores, como la valentía. “Desde el aula les enseño a proyectar lo que son. A sacar su potencial. Vi a muchas niñas que eran muy tímidas. Les dije que en la universidad debían sacar la voz para ser líderes. Así las sacaba para disertar y practicar”, explica. 

Revisa la conversación con Marcela Rodríguez en Desde el Jardín