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Fanático, resentido, indignado: el análisis filosófico de la violencia

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POR Fernanda Valiente |

El director del Magíster en Filosofía Política y Ética de la Universidad Adolfo Ibáñez, Maximiliano Figueroa, aborda la visión de los intelectuales Jorge Millas y Humberto Giannini respecto de la violencia en Chile y las carencias históricas de reflexión y diálogo.

Jorge Millas (1917-1982) fue uno de los principales referentes de la fenomenología contemporánea. Dentro de esa corriente insistió en la importancia de la reflexión del ser humano, el cual corre el riesgo de llegar tarde a sí mismo cuando no tiene ese espacio íntimo de pensar, que muchas veces puede llevar a tomar decisiones erradas. 

Dicha inestabilidad puede alcanzar una escala mayor. El profesor de filosofía de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI)Maximiliano Figueroa, explica que las sociedades pueden llegar tarde a sí mismas y recuerda el caso de Atenas. “La insistencia socrática por las calles de Atenas era precisamente que los sujetos no llegaran tarde a sí mismos, se conectaran, cultivaran el alma. Pero tenían la preocupación de que Atenas estaba llegando tarde a sí misma. Se estaba desmoronando por una falta de diálogo”, cuenta el también director del Magíster en Filosofía Política y Ética e investigador del Centro de Estudios Americanos de esa casa de estudios.

En esa época el filósofo Sócrates impulsaba una visión participativa del diálogo, el cual podía evolucionar desde un plano individual a uno colectivo para llegar a la ponderación. Pero Figueroa sostiene que Chile no puede llegar a tal objetivo sin la sinceridad y la comprensión.

“Un pueblo adolescente”

Investigador de los pensamientos de autores como Hannah Arendt (1906-1975) y Humberto Giannini (1927-2014), también realizó el libro Jorge Millas: el valor de pensar (2014), reflejando a un intelectual que siempre lucharía por la argumentación y la visión holística de las situaciones, como vislumbra Figueroa.

Portada del libro Jorge Millas: El valor del pensar (2014) de Maximiliano Figueroa.

A partir de su interpretación, el también doctor en filosofía de la Universidad de Deusto en España, cuenta que Millas —quien tuvo experiencia con la educación pública y estudió en el Internado Nacional Barros Arana (INBA) donde fue inspector — estableció una relación entre la identidad chilena y el resentimiento en Idea de la individualidad (2009).

Por otro lado, tanto Millas como Giannini se preocuparon de la falta de reflexión en la sociedad chilena. 

Portada del libro Idea de la individualidad (2009) de Jorge Millas. 

—”[…] en Chile es más difícil que se den ideas: son más estados de ánimo, que se disfrazan de ideas. Pero más el estado de ánimo, que la posibilidad de la idea; o sea el estado de ánimo sale fácilmente. Tal vez por eso somos un país de poetas. Pero la reflexión intelectual, como tú lo dices en las conversaciones, es extremadamente escasa digamos”, apunta Cristián Warnken.

—”Ahora, eso significa lo que diagnostica Millas el año 43. Es una tendencia en el carácter chileno a la practicidad, a la ejecución, al hacer. Él lo grafica en la forma en la que en esa época se hacía historia, en la tendencia de hacer una sociedad de abogados, no de juristas […] un pueblo adolescente, con la autoestima voluble […] y con tendencia a la imitación”, enfatiza el licenciado en Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Una actitud que llevaba a Chile a compararse con otros países constantemente y a la que más adelante se sumó la generación de expectativas que quedaban estancadas en una sociedad de masas, agrega.

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Producir, no pensar

Agrega que como los filósofos se adelantan a sus tiempos, se podría decir que Giannini, miembro de la Academia de la Lengua (1998) en su libro La metafísica eres tú (2007), describe una escena de la crisis social actual en base a la carencia de reflexión en un sistema democrático. 

“Una sociedad que agota su tiempo solo en exportar frutas y minerales, en abrir bancos y farmacias y en el proyecto mezquino de reducir la escuela a modo de ganarse la vida; en fin, una sociedad marchando con los ojos cerrados hacia donde lleva el mercado. Si solo aspira a eso, termina siendo la negación a una sociedad histórica […] En sociedades degradadas por la pobreza, por exclusiones permanentes y diferencias insalvables creadas por tales exclusiones, la deuda puramente ideológica de ser pierde toda significación positiva. Y el cobro de la otra deuda, la de la humanidad de vida […] se expresa en el desapego social y en formas incomprensibles de violencia”, lee Figueroa del libro de Giannini

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Portada del libro Metafísica eres tú (2007) de Humberto Giannini.

Formas de violencia 

El comportamiento violento puede despertar por una sobreideologización, donde el fanatismo se apodera de toda razón crítica, explica Figueroa, y recuerda el caso del nazismo y los campos de concentración. Añade que, para Millas, el fanático utiliza la violencia como un mecanismo justificador que se eleva por sobre cualquier otro valor, en el cual se altera la afección y tanto la víctima como el perpetrador presentan estados de alienación. 

Sin embargo, Figueroa destaca que lo más alarmante de la filosofía de la violencia de Millas corresponde a que en la mente del victimario se responsabiliza a la víctima: “[…] esto quizás es lo más espantoso y es que en ese proceso de mistificación, en ese proceso de estigmatización de la víctima, el victimario o el violento […] le traslada a la víctima la responsabilidad de su situación”.

Es decir, agrega, el sujeto por una suerte de razonamiento extraño le atribuye a la víctima su condición de que se merece lo que está viviendo porque es parte un sistema o parte de una categoría que al victimario en algún momento le hizo daño. “Entonces ahí hay un desquite insalvable, hay una venganza que se desarrolla sin cortapisas”, explica el filósofo. 

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Por otro lado, destaca que Millas —quien fue un lector del trabajo de Max Scheler (1874-1928)— establece que el resentimiento también puede llevar a la violencia, cuando ocurre una distorsión de la capacidad afectiva, basándose en un espíritu reactivo y destructor. Figueroa resalta que siguiendo la lógica de Scheler, el resentido presenta un afán de venganza a través de un odio acumulado, que finalmente lo lleva a considerar que ningún cambio es suficiente. En contraposición, añade que quien se encuentra indignado, posee una actitud activa para solucionar su problema. 

Más eros y menos thánatos

Para atraer la reflexión y recuperar el diálogo no solo hace falta s Eros que Thanatos, como señala Warnken. Además, a juicio de Figueroa, el ímpetu erótico debe ir acompañado de dos conceptos. En primer lugar, la sinceridad, que nace de la palabra griega parresía o libertad para hablar de todo, debe nacer con uno mismo, para luego difundir la verdad a la sociedad. Y, en segundo lugar, se requiere hacer un ejercicio de comprensión, que se basa en despertar una curiosidad por lo que está ocurriendo. 

“El ejercicio que deberíamos hacer como sociedad es el ejercicio de comprensión, no de justificación […] sino cuánto de la sociedad chilena se está manifestando en esa violencia inusitada sin límites, que lo que quiere es desquitarse del sistema”, señala. 

Por ende, enfatiza que en tiempos convulsionados se necesita la pausa que entrega el escepticismo, para evitar precipitaciones de decisiones que puedan traer resultados negativos. Junto con ello, dice que se debe dejar de lado la victimización “que le roba al ser humano la capacidad de una libertad positiva”. 

Revise el programa completo de Maximiliano Figueroa