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Y si no fuera Dobra Lusic, ¿quién?

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POR Ana María |

La jueza necesita obtener el voto favorable de dos tercios del Senado para llegar a la Corte Suprema. Desde 1998, cuatro candidatos al máximo tribunal han sido rechazados por los parlamentarios.

En mayo de 1998, el ministro Milton Juica enfrentó a una dura votación en el Senado: tras ser elegido por Eduardo Frei Ruiz-Tagle como su candidato para ascender a la Corte Suprema, la derecha votó en su contra. En su currículum le pesaba especialmente haber sido el juez instructor del caso Degollados, uno de los crímenes más emblemáticos ocurridos durante el régimen militar. Y, además, se le vinculaba a la izquierda.

El ministro tuvo que esperar tres años (2001) para volver a integrar una quina, que elabora el Pleno de la Corte Suprema, y ser elegido por La Moneda, que en ese momento era presidida por Ricardo Lagos. En su segundo intento, el juez obtuvo en el Senado 37 votos a favor, tres en contra y dos abtenciones.

Dos décadas después del espisodio del primer rechazo de un juez en el Senado, la ministra Dobra Lusic -quien postula precisamente para ocupar el cupo que Juica dejó en noviembre pasado, cuando jubiló- enfrenta un difícil escenario de aprobación. Y, días tras día, el panorama se ha ido complicando: ha sido criticada incluso por el oficialismo en la víspera de que este miércoles 15 de mayo el Senado decida si será o no la próxima integrante de la Corte Suprema. Para eso, necesita dos tercios de los votos.

Si en el Senado no logra la votación que necesita, el Presidente de la República deberá escoger un candidato de entre los cuatro que quedan de la quina presentada, aunque agregando un quinto nombre. En la lista original, Lusic fue la más votada, con 12 de preferencias. Le siguieron los ministros de las cortes de San Miguel, Santiago y Valparaíso: Roberto Contreras (7 votos), Miguel Vásquez (6) y María Angélica Repetto (6). El quinto es Sergio Mora, de Coyhaique, quien postula por derecho propio al ser el más antiguo de su categoría y estar a punto de jubilar con 75 años.

Desde que fue nominada por el gobierno como su candidata a la Suprema, la jueza ha enfrentado una serie de dificultades. Primero, por su relación con el “operador judicial” John Campos -vínculo por el que se le preguntó en la Comisión de Constitución del Senado- y, luego, por haber fallado en una causa a favor del Banco de Chile, pese a que estaría inhabilitada para hacerlo, debido a que mantiene un crédito hipotecario con esta institución. Por esta última causa, el Pleno del máximo tribunal -el mismo que la incluyó en la cinquena- resolvió el pasado lunes 13 acoger a trámite un recurso de queja que presentó el abogado Gonzalo Bulnes en contra de Lusic.

Sin embargo, el vocero de la Corte Suprema, Lamberto Cisternas, en entrevista con PAUTA el lunes 13 de mayo, admitió dudas en la nominación de la ministra. Lo hizo apenas 48 horas antes de que se vote su nombre en el Senado.

“Legalista” y con buenas notas

Desde 1997, cuando comenzó el nuevo sistema de nombramientos de los ministros de la Suprema -que implica la participación de los tres poderes del Estado- ha habido más de 40 procesos de nombramientos, incluyendo el de la jueza Lusic. De ellos, no todos los candidatos han logrado pasar la barrera de los parlamentarios: hasta ahora, cuatro han sido rechazados. El primero fue Juica. Pero también le ocurrió al juez de derechos humanos Carlos Cerda en 2006 (aunque fue propuesto nuevamente en 2014 y llegó a la Suprema). La misma situación enfrentaron Margarita Herreros y Alfredo Pfeiffer, a quien lo rechazó la centro izquierda y, finalmente, no logró llegar al máximo tribunal, ya que murió en junio de 2018.

En el caso de Dobra Lusic, la elección de su nombre de parte del gobierno llamó la atención desde el comienzo, pues en los tribunales se le asociaba a una sensibilidad más cercana a la centro izquierda. Era conocida, además, por sus investigaciones en los casos de derechos humanos.

Desde el gobierno, el ministro de Justicia Hernán Larraín explicó que su nombre fue escogido debido a sus buenas calificaciones, su pasado en derechos humanos y por ser mujer.

Pero el profesor de derecho adminstrativo de la Universidad de Chile, Luis Cordero, agrega un elemento que puede dilucidar las razones de su nominación. El académico señala que, además, Dobra Lusic es una ministra legalista “muy apegada al texto y a la norma”; esto es, que tiene un perfil muy lejano a los ministros de la Corte Suprema que han sido tildados de “activistas” o que no son literales en la aplicación de las leyes, sino que son capaces de interpretarlas. Un ejemplo son los polémicos fallos en que se ha ordenado al Estado pagar el costo de millonarios tratamientos para enfermedades que no están contempladas en la Ley Ricarte Soto. En ellos, los jueces han estimado que el derecho a la vida está por sobre esa legislación.

Según Cordero, ese lado de Dobra Lusic -vinculado a su perfil legalista y su apego a las normas- es un sello que sintoniza con el gobierno.