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¿Por qué no son felices los gerentes generales?

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Agencia Uno
POR Maria del |

El estrés propio del trabajo, el alejamiento de las familias y la soledad que conlleva el cargo son algunas de las razones que afectan a los altos ejecutivos.

Fue a propósito del lanzamiento del libro Felicidad Sólida, del psiquiatra Ricardo Capponi, que Luis Hernán Cubillos invitó a un grupo de unos 20 gerentes generales de primera línea a hablar en privado sobre la felicidad. Según relata el socio fundador de Egon Zehnder, durante el encuentro salieron varias cosas interesantes, entre ellas, que los gerentes que asistieron al panel enfrentaban problemas similares en torno a la felicidad y que es difícil para ellos comentarlos con algún otro ejecutivo dentro de su empresa.

Según reflexiona Cubillos en conversación con PAUTA Bloomberg, a lo largo de los 21 años que lleva dedicado a la consultoría en Recursos Humanos el tema de la felicidad ha sido central. “A mí me impresiona gente que uno ve de fuera como súper exitosa, con familias estables, que ganan un montón de plata, tienen cargos donde manejan cientos de miles de personas y muchos activos, con presencia en distintos países, etcétera. Y al final del día la pregunta es: ¿son felices? Y yo creo que la respuesta es ‘no muchos'”, comenta Cubillos. 

Cubillos plantea que un tema esencial a ojos del doctor Capponi es la pregunta por cuál es la clave para lograr la felicidad. Y la respuesta del psiquiatra, dice Cubillos, no es la posición, ni los recursos, tampoco si se tiene o no una familia estable, ni el país en el cual vive. “Un montón de estudios han mostrado que al final del día, la calidad de las relaciones afectivas que esa persona ha sido capaz de construir en el tiempo es el determinante de esa felicidad. Él (Capponi) habla del capital mental, de la capacidad que ha tenido la persona de construir esas relaciones”, sostiene Cubillos. 

Según el ejecutivo, son las relaciones que se establecen en el colegio, la universidad, la familia y el trabajo donde se va cultivando ese capital mental del que habla el psiquiatra. Sin embargo, advierte, ahí es precisamente donde se produce la paradoja, sobre todo a nivel de los gerentes generales, los cuales en la medida que van subiendo de posiciones en la empresa se van quedando más solos. Esto se produce, entre otras cosas, por el estrés que les produce el trabajo, la dificultad de generar una relación con sus propios colaboradores y el alejamiento que se va produciendo de la familia.

“Muchos gerentes generales te dicen: ‘bueno, yo he sacrificado gran parte de las relaciones familiares producto del éxito. He tenido que estar subiéndome a los aviones permanentemente y no he visto crecer a mis niños'”, sostiene Cubillos. 

Lo anterior no quiere decir que el éxito profesional no pueda estar acompañado de felicidad, dice el ejecutivo. Pero para eso la clave está en cómo se va construyendo ese éxito a lo largo de la trayectoria profesional. A modo de ejemplo, Cubillos comenta que la figura de un jefe paternalista, como se estilaba antiguamente, no ayuda a la construcción de buenas relaciones con los trabajadores. Por el contrario, hoy se incentiva a los altos ejecutivos a mostrarse vulnerables, a reconocer que no siempre tienen las respuestas y que, por el contrario, muchas veces sí se equivocan. 

Para lograr esa mayor conexión emocional en el trabajo, Cubillos recoge cuatro consejos de Capponi para alcanzar la felicidad de largo plazo. El primero es la generosidad, como la empatía para ponerse en el lugar del otro y también como la gratitud en el sentido de ayudar sin esperar nada a cambio. Luego plantea el manejo de la agresión. “Todos en algún momento hemos querido matar a un colaborador”, dice entre risas Cubillos. Y más en serio, argumenta que hoy en día es relativamente fácil perder la paciencia, cosa que no ayuda en esta línea. 

Un tercer punto es la capacidad de conocer la realidad, lo que implica conocerse a uno mismo y darse cuenta de las debilidades y culpas. Y por último, Cubillos cita la importancia de mantener la atracción, a través del perfeccionamiento y del mantenerse constantemente desafiado.

“Yo creo que en Chile hay un problema […], el de la famosa autoflagelación. En Chile tenemos razones objetivas para ser mucho más felices que nuestros pares en Latinoamérica. A mí me toca trabajar mucho en la región y yo converso con ejecutivos argentinos, brasileros, colombianos, y en su actitud frente a la vida, siento que son mucho más felices que nosotros”, plantea. “Nos cuesta ser felices”, concluye Cubillos. 

Vea la conversación completa en PAUTA Bloomberg acá: