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Salmonera de Bain Capital altera datos y desata crisis

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Agencia Uno
POR Maria del |

La empresa Nova Austral manipuló datos de la mortalidad de sus salmones, los cuales estaban muriendo en cantidades alarmantes. El bono de la compañía cayó.

Hay una empresa salmonera ubicada en el extremo sur de Chile que se llama Nova Austral. La compañía, cuya mitad es propiedad del gigante del capital privado Bain Capital, es rápida en afirmar que sus salmones no contienen antibióticos.

Es un gran gancho comercial. Los salmones llenos de antibióticos ahuyentan a muchos consumidores. Por lo tanto, aquellos libres de antibióticos pueden obtener primas de hasta un 30% respecto a los que sí los tienen en los mercados internacionales. Por su parte, los salmones capturados en su hábitat valen hasta cuatro veces más que aquellos criados en granjas acuícolas.

Haga clic en el sitio web de Nova Austral y aparecerán imágenes de frías aguas antárticas, chubascos de nieve y costas patagónicas. El nombre de la marca de la compañía, Sixty South, que se puede encontrar en Fresh Direct de Nueva York y otros lugares en Estados Unidos, aparece en la página de inicio. “Puro salmón, naturalmente”, declara.

Lo que la página no dice es que la compañía se vio obligada a reconocer el mes pasado que un informe de investigación publicado por El Mostrador era verídico: Nova Austral manipuló datos de mortalidad de peces presentados a las autoridades. Sus salmones se estaban muriendo en cantidades alarmantes.

Varios escándalos han afectado a la floreciente industria chilena del salmón en los últimos años, como por ejemplo el escape de unos 900.000 peces al océano Pacífico o la proliferación de algas en 2016, que ecologistas atribuyeron en parte al cultivo de salmones y causó estragos en la costa chilena.

No hay indicios de que Nova Austral haya vendido salmones enfermos a minoristas, pero aún así, este incidente ha causado polémica en Chile, que produce alrededor del 25% de la oferta mundial. El regulador interpuso denuncias; miembros del Congreso exigen una normativa más estricta; el máximo ejecutivo de Nova Austral, Nicos Nicolaides, fue apartado y el precio de los bonos en el extranjero de la compañía se desplomaron a 60 centavos por dólar.

Apariencia de sustentabilidad

La saga también resalta otra tendencia creciente en momentos en que lo orgánico y lo ecológico están de moda entre los consumidores adinerados del mundo: la tentación de tomar atajos y dar a los productos una apariencia de sustentabilidad es grande. La práctica se conoce como greenwashing o lavado verde. Si bien Nova Austral no hizo un lavado verde como tal, ya que después de todo los salmones no tienen antibióticos, lo que sí hicieron es un pariente cercano de eso: falsificar datos para que su producto orgánico parezca más ecológico de lo que realmente es.

“Lo que sucedió con Nova Austral es intolerable”, comentó Alejandro Buschmann, biólogo y profesor de la Universidad de Los Lagos, con sede en la principal región productora de salmones de Chile. “Este acto deshonesto deja el manto de duda sobre el resto de la industria del salmón porque no hay ninguna evidencia de que esto no pudiera haber pasado en otras empresas”.

La junta directiva de Nova Austral cooperó plenamente con los reguladores e implementó medidas para garantizar la notificación precisa de la mortalidad de salmones, informó la compañía en un comunicado enviado por correo electrónico. Harold Meyer, miembro de la junta directiva y director de Bain Capital, indicó en una videollamada en julio que la investigación identificó “deficiencias inaceptables”. Agregó que Nova Austral “nunca ha puesto en riesgo los estándares de producción, integridad del producto y sustentabilidad”.

Bain y la firma de capital privado Altor Funds tomaron control de Nova Austral en 2014 luego de que una de sus compañías la comprara en US$ 183 millones. Ninguna de las dos empresas respondió a solicitudes de comentarios.

La marca Sixty South suele venderse en tiendas que ofrecen productos alimenticios orgánicos y saludables, como Lunds & Byerlys, con 27 tiendas exclusivas en Minneapolis, y en muchos restaurantes y hoteles como el Loews New Orleans. Alrededor de un tercio de su producción se vendió en EE.UU. el año pasado. Fresh Direct, Loews Hotels y Lunds & Byerlys no respondieron de inmediato a correos electrónicos y llamadas solicitando comentarios.

Tendencias alimenticias

La industria del salmón lleva mucho tiempo siguiendo la tendencia de la alimentación saludable. La demanda de pescados ricos en proteínas y bajos en carbohidratos creció en promedio un 4,5% anual en la década finalizada en 2017, por sobre la de aves de corral, cerdo o carne de res. Chile, superado solo por Noruega en la producción de salmón, se ha beneficiado gracias a la duplicación de las exportaciones en la última década, a US$ 4.700 millones el año pasado.

De hecho, el salmón es la principal exportación de Chile aparte de la minería y al registrar un crecimiento de dos dígitos en los últimos tres años se considera clave para diversificar una economía estancada que depende demasiado de la producción de cobre.

Pero ahora la serie de incidentes amenaza con dar a los productores de salmón una reputación que no pueden permitirse, de vaqueros que no toman en serio las reglas. Cuando murieron 30 millones de salmones en 2016, los pescadores de la isla de Chiloé protestaron durante semanas mientras crecía la varazón de almejas. La industria culpó a las floraciones de algas estacionales, pero una investigación de Greenpeace reveló seis meses después que 5.000 toneladas de salmones muertos fueron vertidos al mar, empeorando el efecto de las algas.

Algunos productores chilenos ya distancian el producto del país, comercializándolo “como salmón patagónico, no salmón chileno”, detalló Gorjan Nikolik, director asociado de proteína animal de RaboResearch Food & Agribusiness. “Para los peces criados en la Patagonia, su diferenciación será la pureza de sus aguas”.

Sin antibióticos

Nova Austral no es un actor de gran presencia en Chile y ostenta cerca del 3% de la producción total, pero ha tratado de diferenciarse de la competencia. Los productores chilenos usan altos niveles de antibióticos para combatir enfermedades que se propagan con mayor facilidad en aguas chilenas, especialmente cuando los peces se crían en jaulas abarrotadas: 1.400 veces más antibióticos que Noruega para producir la misma cantidad de salmones en 2017, según el grupo ambiental Oceana.

Por el contrario, Nova Austral no usa antibióticos, una estrategia que le valió aplausos de grupos ambientalistas y un certificado de producción responsable del Aquaculture Stewardship Council de la World Wildlife Foundation. Eso a su vez le permite cobrar precios más altos a los consumidores de salmón, cada vez más preocupados de que el uso de antibióticos pueda generar superbacterias resistentes a los medicamentos.

Más y más minoristas, como Whole Foods, exigen que todos los pescados y camarones en sus tiendas no contengan antibióticos u hormonas, según Xian Deng, analista de Berenberg Bank en Londres.

Pero la imagen prístina de Nova Austral se ensució en junio con los primeros informes de que había manipulado la cantidad de salmones que murieron en sus granjas. La ley chilena exige que los acuicultores con una mortalidad superior al 15% reduzcan su oferta en el próximo ciclo para evitar la propagación de enfermedades. La investigación del periódico reveló que los ejecutivos mantuvieron una doble contabilidad de las tasas de mortalidad y reportaron constantemente muertes por debajo del umbral de 15%.

Si bien este nuevo escándalo ha provocado llamados a implementar una regulación más estricta, es probable que Nova Austral reciba una multa de solo unos US$ 200.000. Más perjudicial es la decisión del Aquaculture Stewardship Council, que suspendió su certificación de producción responsable.

“La industria y el gobierno deberían meditar mucho sobre este tipo de acciones”, planteó Buschmann. “Este caso demuestra que los reguladores y los sistemas de certificación internacionales pueden ser engañados fácilmente”.