Balzac: la vigencia de una obra basada en la obsesiva observación humana
A 170 años de su muerte, el escritor Mauricio Electorat relata cómo el autor francés develó la realidad social del siglo XIX a través del método científico.
Honoré de Balzac fue un adicto al café. Escribía desde las dos de la tarde hasta las seis de la mañana. Y completó 95 novelas donde se destacan los arquetipos sociales, la multiplicidad de discursos y se confunde la ficción con la historia. Quizás fue su vida vertiginosa la que lo llevó a su muerte a los 51 años, en 1850 en París.
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“Balzac es un personaje de Balzac. En su casa usaba dos puertas: una oficial y otra que por una calle se juntaba con una colina. Porque gastaba fortunas, entonces el tipo vivía perseguido por los acreedores. Cuando le tocaban la puerta principal, se escapaba por la calle de abajo”, cuenta el escritor y profesor de literatura de la UDP Mauricio Electorat en Desde El Jardín, de Radio PAUTA.
Mediante la experiencia estética, Balzac construyó la sociedad francesa del siglo XIX.
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“Fue un absoluto convencido de que la novela tiene que proceder mediante el método científico. Usó el método positivista de Auguste Comte, es decir, la observación. Se instaló en un ambiente ambicioso, porque persiguió hacer de la novela una ciencia“, explica.
Una nueva estética
“Fue casi un zoólogo de la vida humana, con su precisión de análisis de arquetipos humanos”, agrega Cristian Warnken.
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“Claro. Él dijo que el novelista ‘es el historiador de la vida privada de las naciones’. Entonces la ambición de totalidad fue absoluta. Dijo: como un entomólogo observa a los insectos, un novelista observa la vida social”, responde Electorat.
Estableció arquetipos sociales en la literatura occidental, que permanecieron en la novela moderna y que quisieron alcanzar la gloria a través del dinero. Usó personajes que se repitieron en sus historias y sacó sus nombres de vestíbulos de la ciudad parisina.
“Fueron dandis provincianos que creyéndose dotados de un talento especial partieron a la gran capital a buscar su destino“, describe el docente de literatura creativa. Muchas veces a través de amantes mayores, lograron acceder a la alta sociedad.
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Balzac presentó, además, una detallada radiografía de las costumbres y entregó “un código iconográfico; esto es, un sistema de imágenes de la burguesía triunfante“, señala. En ese aspecto exploró en la novela negra, mediante la maldad, la codicia y la fuerte crítica periodística.
Narrador de la pasión
A sus 22 años Balzac tuvo una amante de 44 años, quien lo ayudó a madurar emocionalmente, y lo introdujo en el mundo literario. Se trató de una mujer casada, con nueve hijos, quien además era amiga de su madre.
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No es gratuito que en sus novelas las mujeres tengan un lugar poderoso.
“En el universo de Balzac, el amor es un instrumento de ascensión social. Y cuando no lo es, es altamente penalizado desde ese punto de vista. Por ejemplo, en Esplendor y miseria de las cortesanas (1839-1847), Lucien de Rubempré se enamora de una chica sin pedigrí social, y que es una prostituta. Cuando la madre de este individuo se entera, la secuestra y la manda a Suiza a un convento para volverla noble y virgina. Así, será aceptada en el mundo de la alta sociedad. Solo entonces de Rubempré puede casarse con ella”, relata.
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Reviva la conversación de Cristián Warnken con Mauricio Electorat sobre Honoré de Balzac