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Diamela Eltit: “La literatura es un campo donde podría haber fuertes movimientos de cambio”

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POR jorge Román |

La escritora chilena, quien recibió esta semana el Premio Nacional de Literatura, habla sobre el feminismo y sobre el oficio de escritor. Para ella, el Premio Nacional debería recibirlo toda persona que dedique su vida a la escritura.

Diamela Eltit (1949) se introdujo en las letras y las artes en la década de 1970, una época especialmente difícil para los intelectuales chilenos a causa de la censura y la persecución política. En 1979, Eltit y otras figuras de la cultura nacional como Raúl Zurita y Lotty Rosenfeld fundaron el  Colectivo de Acciones De Arte (CADA), a través del cual hacían publicaciones e intervenciones urbanas que cuestionaban el autoritarismo de la época.

Eltit cuenta en una entrevista que dio a la revista Mercado Negro, en octubre de 2001, que, paradójicamente, la censura y el desmantelamiento de las editoriales produjo algo inesperado: “Surge la diversidad, es decir, al no haber un mercado que pudiera, que exigiera, surge igualmente literatura”.

Fue en este ambiente de florecimiento en censura que Eltit publicó un libro de ensayos —Una milla de cruces sobre el pavimento (1980)— y luego sus primeras novelas: Lumpérica (1983), Por la patria (1986) y El cuarto mundo (1988). En estas, aborda temas como la marginalidad, la diversidad sexual y la identidad latinoamericana.

Actualmente, Eltit vive entre Chile y Estados Unidos, donde trabaja como académica en la Universidad de Nueva York. Esta misma institución destaca su “osadía” literaria y sus iniciativas de avant-garde en las letras latinoamericanas. De hecho, a Estados Unidos la llamaron para avisarle que había ganado el Premio Nacional de Literatura. Aunque, año tras año, su nombre se repetía como posible candidata (y hasta existía una página de Facebook para promover su candidatura), ella cuenta en Pauta Final, de PAUTA100.5, que no tenía ninguna certeza de que lo obtendría. “Yo podía vivir y morir sin el Premio Nacional de Literatura”, dice, “pero una vez que me lo otorgaron me sentí contenta”.

Eltit afirma que, como escritora, su “motor central”, su principal motivación “es la escritura”. Pero también dice estar consciente de la importancia del premio: es un reconocimiento que tiene más de siete décadas y que fue impulsado por la Sociedad de Escritores para hacer frente a la precariedad laboral de los escritores chilenos. No solo les resultaba imposible vivir de los derechos de autor, sino que también quedaban al margen de la previsión social y los beneficios estatales. La promulgación de la Ley Nº7368 de 1942 que creó el premio coincidió con el centenario del Movimiento Literario de 1842.

Coincidiendo con el espíritu original del premio, cuando le preguntan por cuál de los otros nominados habría votado ella, Eltit afirma que Chile posee una diversidad de escritores muy amplia y, por lo tanto “se merece ganar el Premio Nacional de Literatura toda la gente que tenga una vida dedicada a eso”.

Como se ha dicho en muchos medios de comunicación, Eltit es la quinta mujer en 76 años en recibir este premio (las anteriores son Gabriela Mistra, Marta Brunet, Marcela Paz e Isabel Allende). Para ella, la evaluación del Premio Nacional debiera ser a través de la obra del autor, “más allá de quién es el autor, si es hombre o mujer”. “Eso debería ser”, sostiene la escritora, “pero en realidad, por cuestiones históricas, culturales, en general, el mundo masculino ha sido […] infinitamente más central en todos los órdenes, no solo culturales”.

Eltit insiste en que esta desigualdad no se ve solo en la cultura: “Las mujeres, a igual trabajo que los hombres, ganan más de un 30% menos […]. Eso es muy sorprendente: que al mismo trabajo ganen un 30% menos”. Según ella, esto ocurre porque se ha “naturalizado” esta diferencia, “porque piensan que valen menos”.

Sin embargo, y rememorando su época de resistencia en las décadas de 1970 y 1980, Eltit tiene la certeza de que la literatura puede “resolver esa paradoja”: para ella, “la literatura es un campo donde podría haber fuertes movimientos de cambio, de ajuste en los parámetros culturales”.

Escuche la entrevista completa a la escritora Diamela Eltit: