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Katherine Salosny: “No fue fácil asumir que finalmente no quería tener hijos”

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POR Isidora Sanhueza |

La actriz y conductora de televisión despliega su instinto materno con sus ahijados y su trabajo con Fundación para la Confianza. Y habla de su regreso a las tablas.

Está en tres escenarios simultáneamente. Activa, multifacética. “Ay, para todo tengo una historia”, dice Katherine Salosny (actriz, conductora de conductora del programa “No culpes a la noche“, de TVN) tras una profunda conversación con Maritxu Sangroniz en Un Día Perfecto.

En la televisión lleva 36 años, dice. Y “No culpes a la noche” le llegó como una oportunidad “espectacular”, comenta. Allí ha desplegado un perfil distinto, que acumula con sus experiencia personales dentro y fuera de las pantallas. A través de su trabajo conoció los testimonios de algunas de las víctimas de Fernando Karadima, que la llevaron a ella misma a exponer que también fue una víctima de abusos. Esa exposición la ha hecho tomar más banderas, como la de enfrentarse a una sociedad que suele cuestionar a las mujeres que deciden no tener hijos, o emprender una iniciativa gastronómica en Tunquén en la memoria de una expareja, e incluso sumergirse de nuevo en el teatro.

A continuación, un extracto de la entrevista de Maritxu Sangroniz con Katherine Salosny.

Un año en un late

“Era una oportunidad espectacular: una mujer animando un late, un formato que yo jamás me habría esperado. Me convocó Natalia Freire en un momento complejo, porque ya había salido del “Mucho Gusto” no de una buena manera. Entonces, fue como un regalo de la vida. Tengo un equipo espectacular. Todos son millennials y me siento como la abuelita de todos ellos”, dice Salosny.

-Chócale, yo estoy igual.

(Risas)

-Pero nos aceptan.

“Síii. Y uno aprende cosas nuevas. Ya estamos cumpliendo un año, ahora en mayo. Estamos súper contentos, porque hemos marcado pauta y hemos tenido una diversidad de personajes”.

-¿Por qué crees que les ha ido bien, por qué encajaste tan bien en ese formato?

“Por la diversidad de personajes que hemos tenido en el programa. Podemos hacer el espectáculo, o podemos pasar por la Anita Tijoux que por primera vez fue a la televisión abierta; eso a nosotros nos enorgullece. Porque me gusta la conversación, la cosa humana. Hemos estado con las víctimas de Karadima, con Juan Carlos Cruz, José Andrés Murillo y James Hamilton…”

-Anita Tijoux, las víctimas de Karadima no van a ir a cualquier programa de televisión abierta. Lo primero que uno quiere saber es “quién va a conversar conmigo”. Y cuando dicen Katherine Salosky, es distinto.

“Ha sido súper bonito eso. Lo reconozco. Me da un poquito pudor decirlo, pero sí, la gente quiere ir al programa. ‘Si es el programa de la Kathy, voy’. Eso ha sido muy potente”.

-Tú decías que es como un premio el cómo aterrizaste a este programa. Un premio a uno, si es que dejamos al equipo de lado, a ti, que llevas muchos años en televisión, siempre conservando una línea, con momentos malos, como se pasa en televisión, una salida de Mega que podría haber sido mejor, para no ahondar en eso, ¡también chócale! Pero finalmente se premia, se reconoce no solo en lo profesional, sino también en lo humano.

“La gente conoce mi historia. En ese sentido, he sido súper honesta. Es una historia que tiene sus complejidades. Ganarse la confianza del público no es fácil. Pero cuando uno ejerce un rol social, porque yo siempre lo destaco, que tiene que ver con empatizar con lo que sucede en el lugar donde tú vives, con la diversidad de gente que tenemos, y uno empatiza y le importa eso, algo se devuelve. Hay un respeto por mi trayectoria, por mi historia, por cómo elegí vivir la vida también; sin cuestionamientos de la gente. Los cuestionamientos de pronto están en la empresa que te contrata, porque he pasado por momentos en que el país ha sido mucho más conservador y hoy la cosa está mucho más abierta. El público es el que me mantiene ahí”.

-¿Qué tan consciente has sido de cuando te sinceras y cuentas experiencias de vida importantes? Hay algunas áreas donde tú nunca has abierto la puerta, que es en tus relaciones de pareja, pero hay otras, súper íntimas, que han marcado hitos en tu vida, súper fuertes, en que sí lo has hecho. ¿Por qué? ¿Es querer mandar algún mensaje?

“¿Estamos hablando del abuso, no?”.

-Del abuso.

“Fue una experiencia en mi historia. Cuando tomo contacto con José Andrés Murillo, cuando aparece toda la historia de ellos, para mí son mis héroes contemporáneos, me acuerdo de que hacía un programa en TVN. Fue hace años, con Ignacio Franzani. Le digo a la productora ejecutiva en ese momento: ‘Necesito hacerle una entrevista a José Andrés Murillo’. ¡Porque yo quería juntarme con él! Quería contarle mi historia y quería ser parte de su fundación. Y lo logré. Le hice la entrevista y después le dije ‘necesito conversar contigo’ y me quedé conversando con él. Le conté mi historia. Le dije ‘si puedo colaborar en esta fundación, porque a mí me hace bien, porque entiendo de qué se trata ser víctima de abuso’, y él me abrió las puertas inmediatamente. Ahora soy parte del directorio de la Fundación para la Confianza. He colaborado durante todos estos años. Les tengo un cariño entrañable a los tres”.

“He ido a seminarios al sur. Me acuerdo de que fui con [el exsenador] Patricio Walker y con José Andrés Murillo a una zona donde el abuso sexual era súper fuerte en los niños. Y ver la convocatoria que eso tiene, y que la gente sale del hermetismo, los padres salen del hermetismo, para abrir el tema y tomar las precauciones importantes, de eso se trata. Eso me devuelve algo gratificante, desde el dolor, porque es parte de mi fisura. Sacar de la ignorancia a la gente, darle contención, [mostrarle] qué significa el abuso desde todas sus aristas. No tengo ningún problema en hablar sobre eso, y desde ahí”.

-Me imagino la cantidad de gente que se te debe haber acercado…

“Mucho, mucho. Siempre. Sentir que tengo los brazos abiertos y que la gente ve eso, y que se acerca y me cuenta, y uno da un empujoncito para que empiecen a vivir ese proceso de sanación, que es absolutamente posible”.

-Es muy largo.

“Es largo, sí, pero se puede”.

-De ahí el nombre de la fundación, que es muy bonito: para la confianza.

“Sí”.

La decisión sobre la maternidad

-En otra área muy, muy distinta, también hablaste representando a muchas mujeres. La maternidad ya no fue. A mí, en lo personal, me hubieran dado ganas de aplaudirte… Hay un silencio. Es una intimidad.

“Es una intimidad. Es parte de mi historia personal, pero tanto me lo preguntan de ‘por qué no estás casada, por qué no tienes hijos, por qué elegiste no tener hijos’. Bueno: decidí tener una vida distinta nomás. Cada cual tiene el derecho a hacer de su vida lo que quiera. De repente me empezó a violentar tanto cuestionamiento, desde un lado tan conservador. ‘Entonces eres una mujer incompleta’: para mí siempre era el subtexto en esas preguntas”.

-¿Tú lo leías así?

“Yo lo sentía así. Asumir que no quieras tener hijos no te hace una mujer incompleta, pero sí te deja sola. No se comprende, se te cuestiona. O entonces ‘es gay’, se inventan tantas historias”.

-Que hacen daño.

“Y hace daño, porque es meterse en mi intimidad. ¿Cuál es el problema? Tengo cinco ahijados, trabajo con niños abusados. Para mí los niños son importantes, ¡por Dios que son importantes! Uno ejerce desde otro lugar ese instinto. Creo que era necesario en algún momento decirlo, porque, por otro lado, a propósito de mi historia, yo tuve que hacer una reparación muy larga. Yo estuve en proceso sicoanalítico eterno. También soy una persona bastante sola. Mi única familia es mi mamá y mi hermana. Tenía que optar por una carrera, y con esfuerzo, y también eso es complicado siendo mujer. Ya. Pero si voy a tener hijos, tengo que…, y esa fue mi opción. Ya no me gusta seguir justificando”.

-No tienes que explicarle nada a nadie.

“Bueno, porque la culpa es enorme, poh, Maritxu. Es enorme. Me acuerdo una vez, estando con mi sicoanalista, ella me dice ‘y por qué te cuesta tanto asumir que tú no quieres tener hijos’. Chuta, y cuando me dice eso, yo me voy a mi casa y vi la dimensión de la culpa que tenía sobre mí. Y tuve que hacer un duelo. Sin duda que tuve que hacer un duelo. La sociedad te impone, inconscientemente, que hay un deber ser. Y fue un proceso. No fue fácil asumir que finalmente no quería tener hijos”.

-Has asumido hartas cosas. Es una mochila que te la pones bien. Has decidido ir por el camino difícil…

“Y por eso tengo las compensaciones concretas. Creo mucho en eso. Desde el sicoanálisis lo entendí. Si bien han sido procesos duros y no le he hecho el quite a nada, sino que lo he ido enfrentando todo, y me he levantado muchas veces, la vida me devuelve. La pega me devuelve, mis amigos me devuelven. La Fundación para la Confianza me devuelve. ‘No culpes a la noche’ también. Siento que he hecho bien la pega conmigo”.

El mar y el recuerdo

Katherine Salosny cuenta cómo su madre se reconvirtió a los 80 años, con una nueva vida frente al mar, en Algarrobo. Sus experiencias como familia también han sido “duras”, pero hoy disfruta ese núcleo con su hermana y madre en un ciclo en que se siente feliz.

El mar también atrajo a la actriz a Tunquén hace un tiempo, pero redescubrió allí otro lado distinto: un emprendimiento gastronómico. Pero con una historia inesperada.

“Tuve una pareja, el Pato Errázuriz, parte de mi grupo de Tunquén, era de mi colegio él, una persona a quien adoré siempre. No prosperó esta relación, por distintos motivos, pero da lo mismo. Siempre el cariño estuvo, y el vínculo. Pasó el tiempo y mi querido Patito se nos fue. Se murió hace un año y medio ya. Fue una tragedia para todos, porque era un tipo que se iba un año a La Calera a vivir con los pescadores para estudiar los peces roca y tener lo mejor en su restaurant. Era un tremendo anfitrión, porque él tenía un restaurant. Fue súper doloroso”, cuenta la actriz.

“Después de los funerales, su hermana mayor se contacta conmigo. La Carmen Errázuriz. Me dice: ‘Tengo que contarte algo’. Yo no la alcancé a conocer a ella. Nos juntamos a tomar un té y me cuenta: ‘Kathy, el Pato estaba haciendo un proyecto en Tunquén’. Nadie sabía. ‘Qué proyecto’, le digo. ‘Un restaurant. Y tú eres la encargada de seguir con ese proyecto, porque a ti el Pato te quería mucho’. Hay detalles que no los voy a revelar, porque son súper íntimos y personales, pero fue súper fuerte para mí, en un momento en que yo no estaba bien, porque sabía lo que se me venía en Mega… Por eso te digo: se devuelve. Llamo a Gonzalo Álvarez, mi [actual] socio. Nos juntamos, me cuenta la historia con el Pato. ¡Esto ya estaba armado, listo! Maritxu: yo de mi casa veo el restaurant. Y siempre lo veía, pero no sabía que era un restaurant. Le digo: ‘Ya, pero qué hacemos. Tú eres ingeniero comercial y yo soy actriz. Necesitamos un Pato. De dónde lo sacamos’. Y me acuerdo de Gonzalo Donoso, otro amigo mío, amigo del Pato, de la misma textura del Pato, que vive en la playa y que tiene sus restaurantes Macerado que son espectaculares”.

Entonces surgió el proyecto: Macerado Casa Tunquén, que se repleta con reservas y que, fuera de la temporada estival, funciona durante feriados y fines de semana. Allí Katherine Salosny atiende directamente.

“Siento que he hecho bien la pega conmigo, y no me habría gustado vivir otra historia que es la que yo viví”, afirma la actriz al referirse sobre su regreso a las tablas, tras siete años, con la obra “Greta“, escrita por Ximena Carrera

Revise la entrevista completa con Katherine Salosny en Un día perfecto: