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Nueve filmes de ayer y hoy para decodificar la peste

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POR Fernanda Valiente |

El proyeccionista de Desde El Jardín revisa las diversas miradas del cine a las diferentes pandemias que han atacado a la humanidad.

“Se reveló que nuestro sistema inmune global estaba debilitado. Y hay que crear otro”, dice Cristián Warnken, el anfitrión de Desde El Jardín de Radio PAUTA, en conversación con el proyecionista de películas David Vera-Meiggs.

Ambos intentan dar respuesta a dudas que despierta la crisis del coronavirus: ¿Estamos frente a una muerte democrática? ¿Cuáles son las implicancias políticas de una crisis sanitaria? ¿Qué ocurre con la esperanza colectiva en casos similares? Coinciden en que faltan la meditación, el examen de conciencia y la verificación de representaciones como formas de cuidarse y, de esta manera, cuidar al prójimo. Quizás la cuarentena es una oportunidad de empatizar, de reflexionar acerca de nuestras vidas y las de aquellos que nos rodean, dicen.

Para ello, se centran en “películas que nos cargan de energía para ver en esta situación la ocasión de un cambio. De un regenerarse que nos va a defender ante las amenazas de la situación actual”, enfatiza Vera-Meiggs. 

A continuación, el proyeccionista selecciona filmes sobre plagas que han azotado a la humanidad, que generan más de una reflexión en el presente:

Jezabel (1938)

William Wyler

Un filme hollywoodense que hoy nos daría muchas lecciones, dice Vera-Meiggs. “Pese a que la técnica ha avanzado mucho, la historia es muy significativa. Esta es una película clásica, hermosa y con una actuación extraordinaria”, agrega.

Protagonizada por Bette Davis (1908-1989), “una de las mejores actrices de la historia del cine, -quien tenía algo entre el horror y la atracción fatal-“, la película transcurre en la primera mitad del siglo XIX en Nueva Orleans. En ella, Davis es una aristócrata que tiene lista a su pareja de matrimonio: Henry Fonda (1905-1982). Y va todo muy bien “excepto por el hecho de que ella insiste en llevar la batuta. Cosa que no va muy bien en una sociedad conservadora. Pero ella es una transgresora”, explica.

Cuando su prometido se casa con otra, ella decide recuperarlo. Hasta que llega la fiebre amarilla y él se contagia. 

Pánico en las calles (1950)

Elia Kazan

Otra peste fue la Segunda Guerra Mundial.

“[…] Una parte importante de la humanidad ha ocurrido entre pestes y guerras. Uno se olvida de eso. Nosotros habíamos alcanzado como una suerte de seguridad, parecíamos inmunizados frente a estas fatalidades. Pero resulta que no. En cualquier minuto irrumpen y son parte de la regularidad de la historia humana”, dice Warnken.

En esta ocasión, la película trata de la vida de un mafioso en Nueva Orleans que es asesinado por dinero, pero tras la autopsia comienza una peste. De esta forma, el médico debe encontrar al asesino antes de que el contagio aumente. 

Kazan -hijo de inmigrantes griegos que tuvieron que escapar de la guerra greco-turca- fue el aclamado director que descubrió a nada menos que a James Dean y Marlon Brando, cuenta Vera-Meiggs. 

“Creo que el azar es el material principal con que el guionista llamado Dios escribe la película de nuestras vidas”, agrega. “Los surrealistas lo llamaban el azar objetivo”, agrega el anfitrión de Desde El Jardín. 

El séptimo sello (1957)

Ingmar Bergman

Nos trasladamos a una época oscura, en la que no existen las vacunas. Ahí ocurre una de las obras maestras de Bergman.

“Lo interesante es que esta película se estrenó cuando el miedo atómico se estaba extendiendo por todo el planeta. Tras la Guerra Fría todos temían que se volviera a repetir el ‘numerito’ de Hiroshima y Nagasaki. Por lo tanto, la historia acertó con el tema. Porque efectivamente, la peste avanza, pero todas las formas posibles religiosas tratan de contrarrestar eso”, cuenta el proyeccionista. 

“Uno recuerda a un grupo que va arrancando de la peste. Hay una escena memorable de un partido de ajedrez entre un caballero y la Muerte. Es una escena increíble”, cuenta Warnken. “Es un caballero que vuelve de las cruzadas”, dice Vera-Meiggs, “¿Se imaginan el viajecito del Medio Oriente a Suecia en aquella época?”.

Lo impactante de esta creación consiste en la lucha entre la vida y la nada, porque “la Muerte aparece como un manto negro que cubre la pantalla. Y eso al comienzo es muy inquietante, porque llegamos a probar la sensación de lo qué es la nada. e ahí vino el éxito del filme”, asegura.

La invasión de los usurpadores de cuerpos (1956)

Don Siegel

El comunismo era la pandemia en este caso.

“La inteligencia de la película […] es que en un pueblo chico en Estados Unidos empiezan a aparecer [personas] transformadas [por dentro], como si nada les afectara. El protagonista con su novia descubren que lo que están viendo es una suplantación del original, producto de unas vainas gigantescas que han caído del cielo”, describe Vera-Meiggs.

De ellas comienzan a llegar a la tierra clones de los humanos, que no poseen emociones. El proyeccionista recuerda que en la escena culminante “le dicen al protagonista, ‘únete a nosotros, nunca más vas a sufrir dolor’. Y él dice: pero tampoco voy a sentir amor'”.

Muerte en Venecia (1971)

 Luchino Visconti

Un compositor de música va a pasar su reposo en Venecia, pero en la ciudad hay una epidemia de cólera. “Un problema que las autoridades mantienen en secreto, porque puede afectar mucho el turismo”, apunta el proyeccionista. 

Pero “el protagonista no solo trata de evitar la enfermedad, sino que también intenta proteger a un muchacho del cual ha quedado prendado. La tensión homoerótica hace que nosotros como espectadores quedemos un poco desconcertados. Pero Visconti, que era un hombre refinado introdujo en la historia a la madre del muchacho, quien no aparece en la novela”, afirma. 

12 monos (1995)

Terry Gilliam


En un futuro no tan lejano, una epidemia ha causado la muerte a gran parte de la población terrícola. Los que sobreviven se quedaron bajo tierra. Y en medio de ellos se encuentra el prisionero James Cole (Bruce Willis) quien se ofrece para viajar al pasado y obtener una muestra del virus. 

En ese recorrido intentará descubrir quiénes son los “12 monos”, culpables de la creación mortal. 

El húsar en el tejado (1995)

 Jean-Paul Rappenau

El autor de la costosa adaptación de Cyrano de Bergerac (1990) llega a la Provenza francesa en 1832, donde el cólera ataca, y en paralelo ocurren roces entre Italia y Austria. 

En medio de este escenario caótico, un coronel italiano (Olivier Martinez) encuentra a una mujer francesa (Juliette Binoche), quien busca a su marido.

La Princesa Mononoke (1997)

Hayao Miyazaki

“Fue la producción más costosa que tuvo en su carrera el gran Miyazaki. Toda su simbología proviene del budismo zen mezclada con una visión panteísta del sintoísmo (la religión de Japón). Entonces hace que la película sea un constante llamado a releer lo que se está viendo en forma simbólica en relación con la amenaza del mundo natural por la peste del hombre”, cuenta Vera-Meiggs.

En ese sentido, “para los japoneses la naturaleza parece estar animada. Es un mundo vivo. Hay una relación muy especial, casi religiosa entre los japoneses con los cerezos, con los volcanes, con las caminatas”, apunta Warnken. 

Por eso, si a usted le causa rechazo ver películas de animación, trate de abrir su mente, porque en esta película ocurre algo especial. En ella, “la idea de la contaminación está directamente relacionada con la idea de la naturaleza. Y de la relación que el individuo establece con el mundo natural, el cual se ve afectado producto del hierro bajo tierra”, retrata Vera-Meiggs.

De esta forma, cuando uno de los dioses del mundo de la naturaleza se contagia, comienza a contagiarse la población.

Estación Zombie (2016)

Yeon Sang-Ho

“Fue un exitazo en Corea, pero también en todo Asia y a nivel mundial. Un filme que parece que estaba anunciando lo que se venía. Los zombies son otra metáfora de la plaga, ¿no?”, señala el proyeccionista.

“Es muy probable que en las creaciones de los cineastas existan profecías de lo que vendrá. No porque sean profetas, sino porque el artista tiene las antenas limpias. Está conectado muchas veces con la realidad mucho más que el analista. Por eso, después de lo que ha pasado, creo que el mundo debería ver más películas, pinturas, arte, porque por ahí hay mejor información”, concuerda Warnken. 

Es una película muy notable, porque se desarrolla en un viaje en tren. “Pero el último pasajero que se sube es un poco verdecito”, relata Vera-Meiggs.

Vea el programa del cine de pestes: