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La lección de Diablas y Cóndores

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Twitter / @chile_hockey / @WorldRugby
POR Andres Sepúlveda |

“Ambas selecciones son dirigidas por técnicos extranjeros, con la capacidad de encontrar la manera de que sus equipos sean profesionales en un ambiente derechamente amateur”, dice Fernando A. Tapia: “Nada es al azar”.

Han sido dos semanas de ensueño. Con golpes a la cátedra. Dos selecciones nacionales, en dos diferentes disciplinas, hicieron historia, alcanzando logros deportivos jamás antes vistos por nuestro país.

El equipo femenino de hockey césped, también conocido como “Las Diablas”, ya había conseguido la gloria al instalarse por primera vez en un mundial. La cita fue en Países Bajos, en la que además obtuvo dos triunfos y la posibilidad de disputar un repechaje, quedando finalmente en el décimo tercer lugar de la competencia planetaria.

Continuando con las alegrías, el último fin de semana, la selección chilena de rugby, “Los Cóndores”, propinó un golpe mundial, al conseguir por primera vez un pasaje al encuentro de países más importante del orbe a disputarse el próximo año en Francia, instalando el nombre de Chile en la élite de este deporte luego de eliminar en un apasionado y dramático ida y vuelta nada menos que a Estados Unidos.

No es fácil que otras disciplinas deportivas desplacen la atención casi monopólica del fútbol en los medios de comunicación. Ganar minutos en la prensa es habitualmente una tarea titánica para los otros deportes. Pero las resonantes actuaciones de “Las Diablas” y “Los Cóndores” provocaron que por momentos la mirada se volcara hacia el hockey césped y el rugby, dos disciplinas que en Chile siguen transitando por el amateurismo, pero que gracias a una mirada de largo plazo, han demostrado que el éxito es posible de ser alcanzado con planificación, trabajo disciplina y, especialmente, con mucha pasión y sentido de equipo.

En este aspecto ambas experiencias tienen un mismo patrón, que nace de la seriedad dirigencial con que las Federaciones involucradas se propusieron para desarrollar procesos en lo que no hubo espacios para la improvisación. No hay aquí milagros, sino que simplemente los objetivos no son otra cosa que el resultado de una dura faena multidisciplinaria que costó años para que hoy disfrutemos de sus resultados. Las experiencias de “Las Diablas” y “Los Cóndores” comparten muchas cosas en común. Pero una es trascendental: ambas selecciones son dirigidas por técnicos extranjeros, con experiencia internacional en grandes eventos, exitosos en los dos casos, y con la capacidad de encontrar la manera de que sus equipos sean profesionales en un ambiente derechamente amateur. Sin quejas por la deficiente infraestructura y condiciones de trabajo, conviviendo con las actividades paralelas de sus dirigidas y dirigidos, fueron los grandes artífices de lograr convencer que con entrega y sacrificio es posible lo que muchas veces parece imposible. En el hockey, el argentino Sergio “Cachito” Vigil consiguió una verdadera revolución con el equipo femenino chileno.

Llegó al país en 2015, precedido por una extraordinaria campaña con el cuadro de damas de su país, con el que alcanzó dos medallas olímpicas, títulos panamericanos y mundiales. En Argentina atribuyen a “Cachito” el mérito de transformar a su selección en una potencia mundial, y de hecho tras su paso a la cabeza de la selección trasandina, el equipo dejó de ser denominado sólo como la selección femenina para ser conocido mundialmente como el cuadro de “Las Leonas”.

Su máxima es que es posible cambiar el mundo a partir de la realidad propia, y vaya que lo logró con el equipo chileno. Su compromiso con el proceso es absoluto, quizás graficado en la escena del debut en el mundial en plena entonación del himno nacional, cantando a todo pulmón por nuestras seleccionadas y seguido al borde de las lágrimas por el entrenador en las tribunas. Los años de trabajo ya habían valido la pena con el sólo hecho de vivir ese momento.

En el rugby, en tanto, son los mismos seleccionados los que atribuyen al técnico uruguayo Pablo Lemoine la capacidad de hacerlos creer que era posible clasificar a un mundial por primera vez en la historia. Como jugador, Lemoine formó parte de la selección charrúa que participó de los mundiales de Gales 1999 y Australia 2003. El 2015, ya como entrenador, llevó a su país a la cita mundialista de Inglaterra luego de 12 años de ausencia. Alemania lo contrató para intentar llevar a su seleccionado a la cita del 2019, pero tras caer en un repechaje, quedó libre tras lo cual recibió la oferta de la Federación Chilena. Fueron tres años de trabajo en los que, al igual que “Cachito” Vigil, tuvo que convivir con el estándar amateur de nuestro país. Entendió el contexto y se propuso establecer un régimen de entrenamiento constante que disimulara las dificultades que plantean los horarios compartidos de los jugadores con sus respectivas actividades particulares. Organizó prácticas conjuntas con el cuerpo de la infantería de marina de la Armada. Hizo pasar a los seleccionados por experiencias extremas, desarrollando una gran sentido de equipo y resistencia ante la adversidad. Y pidió jugar el partido con Estados Unidos en un estadio sin cancha atlética, para acercar al público y jugadores.

La noche lluviosa del Santa Laura quedó registrada en la historia. Esas casi 10 mil personas elevaron el espíritu de la selección para el duelo decisivo en Denver. El resultado lo vino a conocer masivamente la opinión pública tras timbrar los pasajes al mundial de Francia. Pero nada es al azar. Esta es la gran lección que nos dejan las “Diablas” y “Cóndores”. 

Fernando A. Tapia participa en Pauta de Juego, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 12:30 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en PAUTA.cl.