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Los días grises del ministro de Hacienda

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El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, lidera la discusión de la reforma tributaria, el presupuesto y el reajuste a funcionarios públicos. Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

Los retrocesos en los proyectos de 40 horas, tributaria y previsional no han sido fáciles para Felipe Larraín. Además, debe lidiar con las expectativas. Críticas de la oposición y sobre todo el fuego amigo complican su gestión.

No es la tormenta perfecta, pero los nubarrones se acumulan a su alrededor. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, está cruzando el periodo más intenso del año donde se conjugan la discusión del Presupuesto 2020 y la negociación del reajuste salarial de los empleados públicos. Este año, además, se suman importantes definiciones en las reformas clave del Ejecutivo. Y ahora, precisamente ahora, el frente de mal tiempo viene desde sus propias filas.

Aunque tanto en el Gobierno como en el Congreso se apresuran a asegurar que la autoridad “está firme en su puesto”, en las últimas semanas se han acumulado críticas desde su propio sector político, que es el mayor aliado que el ministro debe tener para las complejas jornadas legislativas que se vienen.

Factor Piñera

No dudan de las capacidades que tiene Larraín para el cargo, pero, como aseguran en privado fuentes de Chile Vamos, el diagnóstico es claro: “Lo ha hecho mal”. No se aventuran en pedir su salida, pero sí quienes dicen tener más confianza con él, plantean que se lo han dicho, “debe cambiar la estrategia” y, de paso, mejorar relaciones con el resto de los ministros, pues “hay varias asperezas que debe limar”.

La dificultad que ha debido afrontar, a juicio de los mismos personeros, es que la titularidad de la cartera de Hacienda no estaría sobre sus hombros, sino que la ha asumido el propio el Mandatario. “Acá el problema es que el ministro de Hacienda se llama Sebastián Piñera“, sostienen. 

Desde la oposición también apoyan esa idea. Como planteó a PAUTA el senador (DC) Francisco Huenchumilla, al secretario de Estado “le ha tocado lidiar con un montón de problemas, como la guerra comercial, el bajo precio del cobre, pero el problema es que el Gobierno generó altas expectativas y a él le ha tocado estar con ellas”. Por esta situación, agregó, “la gente le pasa la cuenta. Su responsabilidad ha sido avalar expectativas que no se condicen con la realidad”. 

Fuego amigo

Ya estaba en el ambiente la controversia sobre el proyecto de 40 horas de jornada semanal. Aunque el equipo económico se había negado a entrar en ese tema, la postura de algunos parlamentarios RN deslizó un poco el dique, pero sería La Moneda la que abriría la opción al plantear una indicación al proyecto de adaptabilidad laboral que permita que la jornada se rebaje en promedio a 41 horas semanales. La decisión fue cuestionada duramente por los gremios empresariales.

El primer fuego amigo del gabinete lo abrió el 22 de septiembre un ministro que lleva además el rótulo de “amigo del Presidente”: el de Salud, Jaime Mañalich, quien analizando el ajuste a la baja en las proyecciones de crecimiento de la economía criticó que el Gobierno “instaló una perspectiva desproporcionalmente alta respecto a lo que es posible en la realidad“. Y aunque desde los partidos oficialistas se criticó el planteamiento de Mañalich, cuya visión el ministro de Hacienda se apresuró en aclarar que no comparte, sus palabras rompieron un dogma: no se puede criticar la conducción económica; al menos no desde el gabinete.

Eso sí, varios prefieren mantenerse alineados, como el senador Juan Antonio Coloma (UDI), quien de manera categórica insiste en que el ministro ha sido “sumamente realista”: “Comparemos la situación en Latinoamérica. Cuesta encontrar algún otro país que tenga mejor situación que la de Chile […] Dado el nivel de crisis, creo que la conducta del ministro ha estado exactamente en el sentido adecuado”, dijo a este medio. 

Suma y sigue

Si este primer episodio de “fuego amigo” logró contenerse sin grandes costos, no ocurrió lo mismo con la segunda arremetida, el 6 de octubre, a cargo del titular del Interior, Andrés Chadwick.

Esta vez, el foco fue la reforma central de Hacienda, la tributaria, y apuntó precisamente a lo que el propio Gobierno ha calificado varias veces como su corazón: la reintegración del sistema tributario. En este caso, el primo del Jefe de Estado afirmó que “nunca hay que transformar los instrumentos en dogmas, porque así uno se equivoca”, al ser consultado si la reintegración era intransable para el Ejecutivo.

 

Las palabras de Chadwick, relativizadas luego por él mismo, abrieron la cancha para que senadores de Chile Vamos se pronunciaran por avanzar en “realismo político” y retirar la reintegración del proyecto ya que no cuenta con respaldo entre sus pares opositores. Fue necesario que el Presidente reafirmara que la reintegración es esencial y llamara a cuidar la unidad del oficialismo para lograr realinear a los parlamentarios del bloque, al menos por ahora.

De todas formas, el frente que se abrió luego de que parlamentarios (sobre todo de RN) se abrirán a negociar “el corazón” de la reforma, fue desdramatizado por el timonel de la tienda, Mario Desbordes. “Es legítimo, es parte de las opiniones a las que tienen derecho otros parlamentarios y otros ministros incluso. Esto no es un regimiento, somos dirigentes políticos, lo que se ha planteado es absolutamente legítimo y parte normal del proceso legislativo”, aseguró a PAUTA

A juicio de personeros de la UDI, en todo caso, lo que corresponde es empujar las iniciativas del Ejecutivo. Así lo indicó Coloma, quien, si bien reconoce que siendo minoría en el Congreso les toca negociar, “lo que corresponde es respaldar el proyecto [de reforma tributaria] y colaborar para que ojalá el aire que el país está tomando se pueda mantener, particularmente en materia de empleo y crecimiento, que es lo que más importa”. 

Nuevamente el Mandatario

Otro frente en que las posturas de los parlamentarios de Chile Vamos han empujado al Gobierno a dar un giro en su postura inicial, socavando de paso la postura del titular de Hacienda, ha sido en la polémica por el retiro de fondos desde las AFP para fines distintos a la pensión. 

En este caso, que el Jefe de Estado expresara su disposición a estudiar esa opción para quienes están en la fase terminal de una enfermedad obligó a Felipe Larraín a cambiar su rechazo inicial a abrir este tema, para plantear que se estudiará cómo abordar esa opción “para casos excepcionalísimos” como los enfermos terminales.

Así, también empujados por planteamientos de Chile Vamos, el Ejecutivo ha tenido que ceder en este asunto, incluso, evaluando presentar una indicación para formalizar el asunto cuando el proyecto se comience a analizar en la sala de la Cámara de Diputados, el martes 22 de octubre.