Plebiscito del 88: el documento del CEP que revela el vuelco a favor del No
Una encuesta tomada por el CEP en junio de ese año daba un empate entre ambas opciones, con una probable victoria para el Sí. Eliodoro Matte, Roberto Méndez y Arturo Fontaine, entre otros, explicaron el 10 de octubre de 1988 los tres factores que hicieron ganar a la opción opositora, en un análisis que sigue vigente.
No es historia ficción, sino probabilidad histórica. Si el Plebiscito de 1988 se hubiese celebrado en junio de ese año, con la información y contexto de ese momento, hubiese sido altamente probable un triunfo de la opción Sí. Es decir, se hubiese aprobado la prolongación del general Augusto Pinochet al mando del Gobierno. Lo dicen los datos de una encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) que ha pasado inadvertida con el paso de las décadas, pero que ahora, 30 años después del 5 de octubre de 1988, adquiere otra relevancia histórica.
Esa encuesta, además, debe compararse con otro sondeo, más conocido, realizado también por el CEP en septiembre y que se divulgó cinco días después del Plebiscito. El valor de la encuesta de septiembre fue que predijo con cierta exactitud el triunfo que alcanzaría el No, pese a que durante esas semanas hubo numerosos resultados de otros estudios —varios de ellos encargados por el régimen militar— que anticipaban una eventual victoria del Sí.
Los sondeos organizados por el CEP fueron auspiciados por el National Republican Institute for International Affairs (hoy llamado International Republican Institute o IRI), y hubo contribuciones de Adimark y de Brockbank Associates.
El 10 de octubre de 1988, el empresario Eliodoro Matte, entonces presidente del Consejo Directivo del CEP, abrió un debate acerca de las causas del cambio de opinión de los chilenos en apenas tres meses, entre junio y septiembre. Ese día contó que la encuesta de septiembre se realizó con una gran proximidad a la realización del Plebiscito. Fue esa cercanía con la fecha la que llevó al CEP a desistir de publicar su encuesta antes, “cualquiera fuera el resultado, para no influir en la votación”. Agregó: “Los datos obtenidos se conocerían solo el día 3 de octubre. Como es norma en diversos países, no es recomendable dar a conocer encuestas a menos de 48 horas de las elecciones”. Según informó Matte, los miembros del Comité Editorial y del Consejo Directivo del CEP supieron los resultados del sondeo ese 3 de octubre y se depositaron, en un sobre sellado, en la Notaría de Rubén Galecio.
“Las campañas políticas deberían tomar en cuenta la información proporcionada por los estudios de opinión pública. Más aún en estos tiempos modernos, donde los medios de comunicación de masas, en especial la televisión, juegan un papel fundamental”, reflexionó en ese entonces el empresario.
Durante esa actividad, Matte presentó los resultados de los estudios de mayo-junio y de septiembre ante distintos invitados convocados por el mismo CEP. Se trató de una mesa redonda titulada “¿Por qué ganó el No?” en la que debatieron Roberto Méndez, Óscar Godoy, Arturo Fontaine Talavera y Enrique Barros. La transcripción de ese encuentro la publicó el CEP en la Revista Estudios Públicos N° 33, de 1989, y además recuperó el audio de esa discusión.
Extractos del audio de la intervención de estos participantes se encuentran a lo largo de este artículo.
Un probable triunfo del Sí
La encuesta realizada entre mayo y junio de 1988 muestra que la figura de Pinochet generaba más rechazo que la de un eventual candidato civil para continuar al frente del gobierno. En ese entonces, aunque estaba clara la realización de un plebiscito para determinar si continuaría el régimen, no se había determinado formalmente si esa administración la seguiría liderando el general. Además, en caso de que un civil sucediera al comandante en jefe del Ejército, tampoco la población tenía un nombre claro sobre quién podría ser esa persona.
Todos esos ingredientes causaban incertidumbre. Y así quedó reflejado en los sondeos, que no pudieron capturar con certeza un resultado claro. “Si se consideran solo los inscritos a la fecha (mayo-junio) , el ‘Sí’ obtiene un 36%, el ‘No’ un 36% y los indecisos constituyen un 27%. Por lo tanto, la situación es de un virtual empate”, dice el informe de esa encuesta de mayo-junio.
En cualquier caso, estaba claro que la nominación recaería sobre Augusto Pinochet, lo que finalmente se concretó el 30 de agosto. Sus promotores fueron quienes cumplían con las funciones “asimilables” a las de un poder legislativo en una democracia: los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y el general director de Carabineros. No eran, sin embargo, un poder independiente del Estado.
En su análisis comparado presentado el 10 de octubre, Roberto Méndez, entonces director de Adimark, comentó no solo que en junio el Plebiscito “no estaba perdido para la opción ‘Sí'”, sino que de hecho era probable su triunfo.
“En base a los datos obtenidos de la encuesta se confecciona la predicción electoral, la que, como ustedes saben, no es necesariamente el resultado de la encuesta. Hay que hacerle algunos ajustes; especialmente por la cantidad de personas de cada opción que no votarían, los indecisos y, también, por el efecto que las Fuerzas Armadas tendrían dentro del voto”, comentó. “De tal manera que nuestra predicción electoral, si la elección se hubiera llevado a cabo en junio, es que el ‘Sí’ habría sacado un 49% y el ‘No’ un 51%, es decir, dados los márgenes de error, era un virtual empate o, incluso, podría haber sido un triunfo del ‘Sí’ por uno o dos puntos”, dijo Méndez en 1988.
El vuelco hacia el No
“Algo pasó entre junio y septiembre que provocó un violento cambio en la opinión pública y favoreció fuertemente la opción ‘No’ y desfavoreció a la opción ‘Sí'”. Las palabras son de Méndez y reflejan cómo fue el tenor del vuelco que, en apenas tres meses, se registró en ambas mediciones, y que generó las condiciones necesarias para darle el triunfo a la opción de la Concertación y marcar lo que sería el fin de la dictadura.
A partir de los sondeos, se identifican tres grupos importantes que explican el cambio entre junio y septiembre: mujeres, sectores socioeconómicos bajos y la población rural. En junio, esos tres grupos representaban un respaldo relativo mayor al Sí o, al menos, empataban en simpatías con el No.
Mujeres
Si en junio el 40% de las mujeres apoyaba al “Sí” y el 35% el “No”, en septiembre se produjo “una verdadera vuelta de campana”, como la describió Méndez. En septiembre, el 34% de las mujeres se mantuvo apoyando el “Sí” y la sorpresa fue que el 47% optó por manifestar su intención de votar por el “No”.
Sector socioeconómico bajo
El segundo responsable de este vuelco fueron los cambios “violentos” que presentaron los apoyos en el nivel socioeconómico bajo, explicó Méndez. Este grupo, que en ese tiempo según el CEP representaba el 45% de la población y también de los votantes, manifestaba en junio un empate técnico entre “Sí” (39%) y el “No” (38%). El distanciamiento de las preferencias de septiembre fue notorio. Ese mismo estrato socioeconómico marcó los siguientes resultados: 55% ahora manifestó querer votar por el “No” y solo un 28% apoyar al “Sí”. En ese caso, ambos cambios fueron superiores al margen de error estadístico, lo que indica un profundo movimiento en las percepciones.
Población rural
El tercer grupo responsable del triunfo del “No” fue el de los habitantes de las zonas rurales. En junio, en estas comunas el “Sí” tenía una “diferencia a su favor de 2 a 1”, comentaba Méndez, es decir, 58% para el “Sí” y 31% para el “No”. Toda esa brecha se esfumó por completo en septiembre. A esa fecha las cifras se invirtieron y los apoyos quedaron 43% para el “Sí” y 48% para el “No”.
La explicación del vuelco
¿Cómo se pueden entender los cambios en estos tres grupos? La pregunta fue analizada por Méndez, Godoy, Barros y Fontaine en la mesa redonda organizada por el CEP ese 10 de octubre. Su validez se mantiene intacta, pese al transcurso de las décadas.
Para Arturo Fontaine, el triunfo del “No” tuvo un solo protagonista. “El único hecho verdaderamente relevante fue la apertura de la televisión”, dijo el entonces director del CEP. Durante 17 años los chilenos se habían expuesto a un medio de comunicación altamente masivo, pero controlado o intervenido por el régimen. “Después de habernos acostumbrado a una agenda política determinada por una ínfima minoría de personas, con un control abrumador de los medios de comunicación, de pronto el país se vio enfrentado a una verdadera opción política en el medio político por excelencia: la televisión”, describió Fontaine.
De hecho, según el filósofo, si se analiza por qué fueron relevantes dos de los tres grupos que dieron el vuelco para que ganara el “No” (los sectores rurales y el estrato bajo), la respuesta está en que para esos sectores “la televisión es el medio casi exclusivo de información, cosa que no ocurre en estratos de más cultura”.
Sobre este punto, Fontaine agrega dos elementos más a su reflexión. El primero tiene que ver con que lo que él denomina como “apertura de la televisión” significó “una oportunidad para cada uno de nosotros de observar la realidad existente más allá de nuestro reducido radio de acción individual”. Y el segundo apunta a un inesperado efecto legal. “La apertura de la televisión, legalizado además por la frase ‘de acuerdo a la ley le corresponde usar su tiempo a la opción ‘Sí’ o ‘No’, hizo perder el carácter subversivo y arriesgado que podría haberse asignado a la opción ‘No’, transformándola en una opción democrática, civil y tranquilizadora”, concluyó Fontaine.
La estrategia de los publicistas del “Sí” y del “No” terminó siendo fundamental, según se observa de la encuesta de septiembre. Las franjas se transmitieron durante 27 días, entre el 5 de septiembre y el 1 de octubre.
“En el intertanto de dicho período [junio a septiembre] tuvieron lugar diversos eventos políticos, pero los más relevantes fueron, sin duda, las franjas publicitarias del ‘Sí’ y del ‘No’ y la nominación del candidato. Esto último era algo esperado, de manera que, probablemente, no introdujo grandes cambios en la votación. De ahí que adquiriera gran importancia la evaluación de dichas franjas”, expuso Méndez.
Los resultados de ambas mediciones situaron a las campañas de propaganda política como el elemento central para entender lo que sucedió en ese plebiscito. Incluso, el CEP quiso medir la percepción de la ciudadanía al trabajo de ambas opciones y los resultados arrojaron conclusiones contundentes, tal como queda demostrado en el siguiente gráfico.
Una desilusión económica
Las campañas publicitarias consiguieron, además, colaborar en lo que Méndez denominó un “vuelco masivo” en la actitud de los electores hacia el régimen de Pinochet.
Y eso tuvo una importante manifestación en la percepción que tenían los votantes respecto de la situación económica del país. Por ejemplo, en junio, a nivel nacional, el 21% pensaba que la economía estaba buena, muy buena o excelente. A septiembre, ese apoyo disminuyó a 18%, aun dentro del margen de error, lo que en cualquier caso indica una percepción estable pero baja. Esto mismo, al relacionarlo con las preferencias que manifestaron los niveles socioeconómicos bajos, produce un nueva explicación del fenónmeno.
“La percepción de la situación económica del país estaba inversamente relacionada al nivel socioeconómico de la población. Mientras más bajos los ingresos, peor era la percepción de la situación económica del país”, comentó Méndez en la mesa redonda del CEP. Esto “explica la modificación del voto en esos sectores”, apuntó.
La situación ecónomica, para esa elección, era un asunto realmente importante. Ese fue uno de los consensos a los que llegaron los panelistas y que generaba preocupación. En 1988 el Producto Interno Bruto (PIB) cerró con un crecimiento de 7,3% y la inflación medida en 12 meses, esto es, entre octubre de 1987 y septiembre de 1988, subió 12%. Ese año, el desempleo superó el 8% y la pobreza sumía al 45% de la población.
Parte de ese efecto se puede apreciar en los motivos que tuvieron las personas para votar por el “No”. En el siguiente gráfico, por ejemplo, la primera razón es la “situación económica, pobreza” con el 38%. En segundo lugar se ubicaron las materias relacionadas con violaciones a los derechos humanos. Fontaine planteó ese 10 de octubre que ambos aspectos, la economía y los derechos humanos, actuaron como “pinzas” para personas que, de ese modo, se enteraron de la profundidad de esos temas por medio de la televisión.
El abogado Enrique Barros, en su comentario sobre la encuestas, precisamente ahondó en una dimensión más profunda: “Es bastante obvio que no se trató solo de una elección de Presidente, donde el cálculo utilitarista y las percepciones superficiales de simpatía son los dominantes. Para mucha gente el voto tuvo dimensión ética y no puramente política. La importancia relativa de los factores morales en el voto ‘No’ se muestra en que un 57% de los votantes por esa alternativa dio argumentos ligados a derechos humanos como fundamento de su opción y que otro 21 % señaló una razón política muy básica, como es volver a la democracia”.
Además, este sentido “ético” también alcanzó a personas de derecha, de modo tal que no sintieron una conexión entre esa tendencia ideológica y la extensión de Pinochet en el Gobierno. “Otro síntoma es que un importante número de electores que se ubican a sí mismos en la derecha, votaron ‘No’. Hay que tener presente que este último grupo representa en la encuesta algo más de un 6% del total del voto ‘No’ y un 16% de la derecha”, comentó Barros.
El politólogo Óscar Godoy planteó que el vuelco más importante y “dramático” tuvo que ver con la cualidad de la “gobernabilidad”. “En solo dos meses y medio se invierte la percepción de junio, en el sentido de qué régimen es más apto para gobernar al país. Días antes del plebiscito una gran mayoría le atribuye al ‘No’ una serie de cualidades de gobernabilidad del país que antes le asignaba al ‘Sí'”, reflexionó. Con todo, los mismos sondeos muestran que solo en materias relacionadas con “orden público” y “control del terrorismo” las personas pensaban que el Gobierno lo manejaría mejor.
Otro de los datos reveladores de las encuestas apuntó a la opinión de las personas sobre los partidos “marxistas”. Se trataba de un asunto sobre el cual el régimen había expresado permanente posición en contra y así, de hecho, lo reflejó en su campaña en la franja del “Sí”. Allí se decía que votar por el “No” representaba un regreso al gobierno de la Unidad Popular. Todo este mensaje, por cierto, debía entenderse en el contexto de esos años: nadie en esos tiempos anticipaba la caída inminente del Muro de Berlín ni el posterior colapso de la Unión Soviética. Es decir, la Guerra Fría era el escenario internacional dado del momento.
Lo interesante de los sondeos, como bien notó Roberto Méndez en la mesa redonda, no fue que el 90% de las personas que decían apoyar la opción “Sí” rechazaran un gobierno marxista, sino que también era desaprobado por la mayoría de los votantes del “No”. “De tal manera que se deduce que aun dentro de los votantes ‘No’ predomina una posición moderada y, en definitiva, antimarxista”, comentó el experto.
El resultado del Plebiscito de 1988 fue de 44,01% para el “Sí” y el 55,99% para el “No” para los votos válidamente emitidos. La participación electoral alcanzó el 97,53% de los 7.435.913 de inscritos.
Puede leer la transcripción completa de la Mesa Redonda “¿Por qué ganó el No?”, celebrada el 10 de octubre de 1988 en el CEP, en el siguiente documento:
Puede escuchar el debate en el siguiente audio del CEP: