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Carretera hídrica, el proyecto que busca regar Chile

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Agencia Uno
POR Francisco Ibañez |

Llevar agua de la región del Biobío a la de Atacama es lo que propone esta iniciativa, que busca paliar el déficit hídrico en el norte del país y habilitar casi un millón de hectáreas para la agricultura.

La discusión acerca de la escasez de agua, la sequía y la desertificación en el centro y norte de Chile sigue vigente. Mucho se ha discutido sobre estos temas, y sobre las posibles causas y soluciones. ¿Cuánto se debe al cambio climático, cuánto al mal manejo de los recursos, la sobreexplotación o el sobreotorgamiento de derechos?

En el lado opuesto está el sur del país, que tiene recursos hídricos en abundancia. Ríos que desembocan caudalosos en el mar, agua que va a parar al Pacífico sin ser aprovechada.

¿Cómo conectar ambas realidades? ¿No habrá forma de aprovechar los recursos disponibles en una zona para solucionar la escasez de la otra?

Es lo que plantea el proyecto de carretera hídrica, que propone trasladar agua desde un afluente del río Biobío al valle del Huasco. La iniciativa, impulsada por la Corporación Reguemos Chile, está ad portas de ingresar al sistema de concesiones del MOP, que tendrá seis meses para decidir si la iniciativa es o no de interés público.

“En un período de tres años hemos hecho estudios hídricos, de ingeniería, ambientales, de disponibilidad a pago, climáticos”, enumera Juan Sutil, fundador y presidente de la Corporación Reguemos Chile y principal impulsor del proyecto. “Hemos hecho también el estudio de rentabilidad social y el modelo económico”, agrega.

Proyección hídrica

“Nosotros lo que estamos haciendo es proyectando lo que puede ocurrir en el Chile del 2030 o del 2050. Y ahí la situación es bastante grave, porque de Rancagua al norte está en riesgo una parte importante de la agricultura del país, la industria, la minería, por falta de recursos hídricos”, apunta Sutil.

Otro aspecto grave del cambio climático es que sube la isoterma, señala Sutil. “Lo más grave es que los pronósticos indican que podemos tener quizás 500 metros de disminución de capacidad de acopio de nieve”, afirma, lo que significaría la pérdida de un 30% de la capacidad de acopio de la cordillera.

El proyecto

Sutil explica el proyecto, que comienza captando aguas de un afluente del Biobío, “y vamos tomando aguas hacia el norte, a través de los derechos disponibles que tienen los privados o el Estado”. Son derechos, apunta, que se utilizan cuando los agricultores no los requieren, en el período invernal, y agrega que actualmente el 85% de las aguas de Chile se va al mar.

“Nosotros, extrayendo no más del 6% del caudal, podemos transformar Chile. Y eso no les genera ningún perjuicio a los aportantes; al contrario, les genera una oportunidad, porque pueden hacer uso de esos recursos y aportarlos en esas fechas”, afirma Sutil.

“Vamos a hacer una carretera que parte en Los Ángeles y termina en Copiapó, que tiene mil y tantos kilómetros. Va entregando aguas en las zonas que se pueden ir incorporando, le va a dar seguridad de riego a 150.000 hectáreas actuales e incorpora 450.000 […] también contempla la canalización de La Araucanía, que significan algo más de 250.000 hectáreas”, detalla Sutil.

Además de la habilitación de terrenos que hoy no son aptos para la agricultura, Sutil destaca otros beneficios asociados al proyecto, como la descentralización de la economía y el desarrollo asociado a esta actividad.

Inversión

“Esto tiene un costo de inversión que podría variar del orden de los US$ 19.000 millones hasta un tope máximo de US$ 30.000 millones, y eso depende mucho de cómo resulte la segunda etapa de los estudios de ingeniería, porque depende mucho de con cuánta roca nos vamos topando en la medida que se va haciendo la carretera en la falda de la cordillera”, cuenta Sutil sobre los costos del proyecto.

Sutil menciona experiencias exitosas en otras partes del mundo, como Perú, Portugal, India, Estados Unidos y China. “Este es un proyecto que nosotros aspiramos a entregárselo al Estado […] y lograr que el Estado lo declare de interés público, porque eso significa que el Estado empieza a requerir más información, para después poderlo licitar. Y esa tarea cuenta muchas veces con el aval del Estado, y cuenta también con los financiamientos de los organismos multilaterales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo”, explica.

Juan Sutil cuenta que ha tenido acercamientos con dos compañías, una estadounidense y otra china, que tienen experiencia en este tipo de proyectos y que han mostrado interés en participar. “Lo que ocurre es que ningún inversionista importante en el mundo va a participar hoy activamente, porque hoy día es una idea, un sueño”, señala, y agrega que aún falta una fase de estudios detallados del proyecto.

Plazos

Sutil estima en cuatro o cinco años el plazo para hacer los estudios en detalle, “si hay voluntad política”. Después viene la construcción, la que, utilizando como referencia una obra de similares características y envergadura realizada en China, tomaría alrededor de 12 años. “Este proyecto está planteado en cinco etapas, igual como fue la [Ruta] 5 Sur”, detalla Sutil.

El presidente de la Corporación Reguemos Chile se refiere a otros proyectos que buscan trasladar agua y que podrían competir con la carretera hídrica. “Todos los proyectos son parte de la solución, pero no necesariamente para el sector agrícola”, plantea. Detalla que, tanto el proyecto de traslado de agua vía marítima como la desalación de agua de mar tienen costos imposibles de afrontar para la agricultura, aunque podrían solucionar problemas de consumo urbano o de las mineras.

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