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En las calles hay protestas por la destitución presidencial

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Bloomberg
POR Francisca Rivera |

Miles de peruanos participaron en marchas en todo el país en medio de una creciente indignación pública. Según analistas, se trata de las mayores manifestaciones del país en dos décadas.

Miles de peruanos participaron en marchas en todo el país en medio de una creciente indignación pública tras la destitución del ahora expresidente Martín Vizcarra por la oposición en el Congreso.

La gente marchó el jueves por el centro de Lima y otras ciudades en lo que, según analistas, fueron las mayores manifestaciones del país en dos décadas.

La nación sudamericana se sumió en el caos el lunes cuando legisladores de la oposición sometieron a Vizcarra a juicio político por acusaciones de corrupción no probadas. Fue reemplazado de manera interina por el titular del Congreso, Manuel Merino, hasta que se celebren elecciones.

La sorpresiva destitución de Vizcarra hizo que los precios de los activos cayeran en medio de la preocupación de los inversionistas de que la agitación pudiera perjudicar la recuperación de la economía tras una profunda recesión. La Organización de Estados Americanos pidió al Tribunal Constitucional del país que se pronuncie sobre la legalidad del juicio político.

Días difíciles

“Vienen días difíciles para el gobierno interino”, dijo por teléfono Carlos Meléndez, un analista político de Lima. “El gobierno no tiene control de la calle y está perdiendo en el frente internacional”.

Perú no había presenciado manifestaciones de esta envergadura desde las protestas contra el gobierno de Alberto Fujimori en 2000, señaló.

En la ciudad de Chimbote, en el norte de Perú, los manifestantes marcharon con una bandera peruana gigante y portaban pancartas con consignas de repudio al Congreso y al gobierno, según un video difundido por la cadena Canal N. Una mujer tenía un cartel que decía: “No es por Vizcarra, es por nuestro país”. Otro letrero decía “Merino no es mi presidente”.

Marchas mayoritariamente pacíficas

Si bien la mayoría de las marchas fueron pacíficas, hubo violentos enfrentamientos en el centro de Lima, cuando un grupo de manifestantes intentó llegar al Congreso. Jóvenes arrojaron piedras a la Policía y encendieron fuegos artificiales, luego fueron dispersados con gases lacrimógenos.

“El gobierno puede tener un poco más de margen para sobrevivir” si puede manejar las manifestaciones sin recurrir a una represión violenta, y puede disipar los temores de que la reforma educativa y la lucha contra la corrupción estén en peligro, dijo Meléndez.