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Educación desde la docencia: las clases al aire libre

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Ilustración: Felipe Rojas
POR Fernanda Valiente |

El director del Colegio Ayelén de Rancagua, Víctor Arroz, cuenta su metodología pedagógica, que se basa en potenciar las habilidades socioemocionales de los niños.

Gabriela Mistral afirmaba que era muy importante dedicarle esas horas muertas a conversar y socializar con ese alumno que a lo mejor se pierde en el grupo dentro de la sala. Decía ‘se trata nada más que estar con él. Porque aquello de la clase ha sido en mayor parte una simulación de eso. Estar en él, con él, en la casa del maestro o salir con él de paseo inútil, sin el sabido programita'”, dice Cristián Warnken, en Desde el Jardín, de Radio PAUTA. Es así como la escritora detectó en el estudiante aquellas necesidades de diálogo e introspección. 

De esto modo, en busca un tono distinto del componente educativo tradicional que suele privilegiar el crecimiento académico, el profesor de biología y director del Colegio Ayelén de Rancagua, Víctor Arroz intenta desarrollar las habilidades socioemocionales. Para lograrlo, modificó la inspectoría general del colegio, para otorgarle un nombre más amable: cultura estudiante. “Las habilidades que trabajamos son el autocontrol, la inteligencia social y la mentalidad de crecimiento. El último es un concepto de la psicología positiva. En las clases enseñamos que el cerebro es moldeable, para que los niños aprendan de sus errores”, describe el profesor.

Otra arista fundamental en el desarrollo del alumno es el contacto con la naturaleza. “Tenemos un patio central que se asemeja al campo chileno, diseñado en conjunto con la Fundación Patio Vivo. Creamos un espacio con estructuras de adoquines y lomas. La idea es que ellos las suban y rueden. Abajo tenemos madera en trocitos que amortigua la caída de los niños, que también le da un sentido más natural. Es como estar en un bosque donde uno jugaba y lanzaba las hojas. También tenemos ciruelos que están creciendo para que los estudiantes puedan compartir bajo la sombra”, detalló. 

Micromomentos

Dentro de los valores que potencia el colegio de Arroz se encuentran la alegría y la fraternidad. “La alegría no la vemos como estar feliz todo el tiempo, sino enfrentar las cosas de una manera optimista. Y la fraternidad se trata de nunca olvidar ponerme en el lugar del otro “, señala. En un plano colectivo utilizan la inteligencia social, que tiene como objetivo la asertividad. “Pero no basta con ser honesto. Ese es el primer piso. Lo que tratamos es que ellos aprendan cómo decir las cosas, para buscar una manera que permita conectarme con el otro”, agrega. 

“Vivimos en una sociedad de la ansiedad. Y el autocontrol es un valor muy importante. ¿Cómo lo trabajan ustedes?”, pregunta Warnken. “Por ejemplo, hoy un alumno me contó que chocó con otro. Pero decidió no reaccionar desde la molestia. Lo hice pensar ‘¿Crees que el otro buscaba hacer eso?’. Y ahí se dio cuenta de que no era así. A largo plazo se crean grandes cambios en la personalidad, para que las acciones sean más meditadas”, responde el director. 

Revise la conversación con Víctor Arroz en Desde el Jardín