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Columna de John Müller: “El año de ‘los tres pablos’”

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POR Andres Sepúlveda |

A Picasso lo recuerdan más en Francia que en España y algo tiene que ver, como en el caso de Neruda, la animadversión que sufre hoy por la forma en que trataba a las mujeres.

El 8 de abril se cumplieron 50 años de la muerte de Pablo Ruiz Picasso, el gran pintor nacido en Málaga (España). Veo que en Chile hay universidades que le han dedicado jornadas de estudio y los diarios amplias reseñas. Vivo en Madrid, cuyo Museo Reina Sofía alberga el cuadro más famoso del pintor -el ‘Guernica’, sobre el horror de la Guerra Civil española-, pero la actividad más notable para conmemorar su muerte se ha realizado en el Museo Picasso de Buitrago de Lozoya (1.948 habitantes), a 75 kilómetros al norte de la capital de España, y muy poca gente se enteró.

Fuera de discusión está el hecho de que el Museo de Buitrago tiene mucho mérito porque se formó a partir de los cuadros que reunió el peluquero y amigo de Picasso, Eugenio Arias Herranz, que nació en esa localidad madrileña. Son 60 obras, muchas de ellas dedicadas por el pintor. Siempre he creído que la relación de un hombre con su peluquero no es banal, ya que hay que conocer muy bien a la persona a la que le confías tu cabeza y, si además te rasura la barba, tu garganta. Picasso, por lo visto, era de una opinión parecida.

Pero, lo cierto, es que, en España, el aniversario de la muerte de Picasso ha pasado casi inadvertido para la magnitud de la figura. Todo lo contrario que en Francia que se ha volcado con el artista, al cual consideran suyo y al que han celebrado con la organización de la ‘Celebration Picasso 1973-2023’ bajo el alto patrocinio del presidente Emanuel Macron que ampara en este mismo momento ocho exposiciones en distintos lugares del mundo. Gracias a una nota de ‘The New York Times’ podemos saber que en Europa y EE.UU. se están celebrando o se han planificado unos 50 eventos y exposiciones importantes.

Hay quienes sospechan que la falta de interés en España se debe a una cancelación implícita (antes decíamos censura) a la que habría sido sometido el pintor, debido a su turbulenta historia personal con las mujeres. Picasso las maltrataba, era enamoradizo y le gustaban las jovencitas. No hay que olvidar que Pedro Sánchez, el jefe del Ejecutivo español, se jacta de encabezar “el gobierno más feminista de la Historia”. Por lo tanto, no hay entusiasmo alguno en conmemorar una vida que fue un compendio de macro y micromachismos.

Así que ahí tenemos arrinconado a Picasso que, al igual que ocurriera con Pablo Neruda, es objeto de reproche no por la naturaleza de su obra artística, sino por los avatares de sus vidas personales que son juzgadas con los ojos de hoy y no de su tiempo. Este año se cumplen también 50 años de la muerte de Pablo Casals, el famoso violonchelista español. Los ‘tres pablos’, como se les conocía, fallecieron en 1973. Todavía hay tiempo de formularle algún reproche de ‘viejo verde’ a Casals que a los 80 años decidió casarse con la portorriqueña Marta Montañez cuando tenían 60 años de diferencia. Ella acaba de declarar al diario ‘El País’ que esos fueron los años más felices de su vida.