Columna de John Müller: “El gobierno socialista de Boric”
La llegada de Álvaro Elizalde, uno de los políticos cuya progresión personal en términos de influencia desde 2017 es notable, deja en manos socialistas todas las claves del poder.
La elección de Álvaro Elizalde como sustituto de Ana Lya Uriarte en el Ministerio Secretaría General de la Presidencia cierra el proceso de rediseño del centro de gobierno del presidente Gabriel Boric. Elizalde tiene que resolver un problema que paraliza la Presidencia que es su difícil entendimiento con el Congreso. Podríamos decir que Uriarte avanzó miles de kilómetros en relación con lo mal que lo hizo en ese puesto Giorgio Jackson, pero no terminó de dar con las claves que le aseguren al Ejecutivo un tránsito parlamentario adecuado.
Elizalde, un político con una progresión extraordinaria en términos de contactos e influencia desde 2017 a la fecha, ofrece garantías para esta tarea. Quizá más que las que ofrecía Uriarte, que tenía un perfil más técnico y menos político.
Ahora Boric tiene un gabinete socialista, encabezado por cuatro pesos pesados de ese ámbito: Tohá, Elizalde, Cordero y Marcel. Junto con Alberto Van Klaveren en Relaciones Exteriores y Maya Fernández en Defensa, todos los puestos clave del Poder Ejecutivo están ocupados por el área socialista-PPD. Salvo Trabajo y la Portavocía, en manos del PC, todo lo demás son carteras prácticamente testimoniales que pueden recibir atención por cuestiones concretas, pero que en definitiva pueden ser controladas desde Interior o desde Hacienda.
Es evidente que esto no es del gusto de la otra alma del gobierno. El Frente Amplio y sus simpatizantes, que sí tienen una representación importante en las subsecretarías, ha pasado a una segunda línea. Y el Partido Comunista lo mismo.
Éste último partido, además, tiene que lidiar con el autogol que se ha marcado en la Municipalidad de Santiago, donde la alcaldesa Hassler no ha conseguido salir limpia de polvo y paja después del escándalo de la compra de la clínica Sierra Bella y es probable que esto acabe pasándole factura a un partido que ya había demostrado cierta predilección por la especulación inmobiliaria en el pasado reciente.