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Carta abierta al ministro de Energía

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PAUTA
POR Francisco Gomez |

“Se siente olor a gas en el aire, gas populista, hay que ir a encontrar la fuente desde donde se está emitiendo, hay que cerrar la llave rápida antes que reventemos todos”, reflexiona Cristián Warnken.

Sr. ministro de Energía:

Este balón, el más caro de la historia, pagado por el Estado, es decir, por todos nosotros, para ofrecerlo como el balón más barato, puede reventarle en la cara al Gobierno. Este balón y esta operación mediática que lo acompaña, debiera preocuparnos: podría abrir la tentación del camino populista fácil para quienes quieren darle oxígeno (o gas) transitorio a un Gobierno castigado semana a semana en las encuestas.

Sabemos adónde nos llevan los caminos facilistas: nuestra América Latina debe tener la antología más abundante en este de tipo de medidas que capturan una clientela, pero que desfonda a los países. Es cosa, ministro, que cruce frontera, y vaya a visitar nuestra hermana república Argentina para ver adónde llevan las subvenciones que ocultan la realidad, pregúnteles a nuestros hermanos argentinos que ocurre cuando se cree estar viviendo en el paraíso de las regalías y se despierta en el infierno de la ruda realidad, ese que los populistas intentan ocultar por todos los medios, disfrazándola de retórica y poesía.

Cuántos cuentos les han contado a los argentinos, cuentos de hadas que no han tenido nunca un happy-end y que han terminado con sus protagonistas “flacos, fanés y descangallados” -como dice el tango-. Como Pulgarcitos perseguidos por el ogro de la inflación y la recesión. Que esto no se transforme en la cueca arriba, el piano, en el “¡llevar a mil!”, que no se entusiasmen y engolosinen los asesores del Presidente y lo convenzan de que los años de Gobierno que le quedan es mejor meter la mano a la billetera que cuidar el frágil equilibrio financiero y fiscal.

El Presidente no debe prestarse para ofertones de dudoso origen, ni menos para hacer una mala copia chilensis del viejo y fatal peronismo. Qué fácil es cruzar la línea roja de la responsabilidad y entrar en la tierra de los ofertones, los regalos, los bonos, convertir al Presidente en un Viejo Pascuero y el país en una fiesta falsa, de esas donde se gastan más de los recursos que había, fiestas que terminan en resaca y ruina. Si el Presidente cruza esa línea, pasará a formar parte del club de los presidentes populistas de nuestro continente. Hasta el momento ha resistido esa tentación; parece que algo en él le hace ver que ese no es el camino, y eso habla bien del Presidente.

La impaciencia ante tanta derrota puede invitar a tirar la casa por la ventana (balones de gas incluidos) y generar una sensación mentirosa de abundancia y felicidad. Allende tuvo un primer año de Gobierno promisorio -al revés de esta administración-, la plata parecía sobrar, pero la realidad tarde o temprano viene a cobrar la cuenta y ya sabemos lo caro que se pagó esa cuenta. Es mejor empezar mal y terminar bien un período. El síndrome del regalo de balones puede llevar al Gobierno a lo contrario. La sabiduría popular lo tiene claro, el famoso “pan para hoy, hambre para mañana”.

El ministro Marcel ha dicho que este “sólo un plan piloto” ¿Plan piloto para un Gobierno piloto? Ah, sólo era un ensayo, que bueno saberlo. ¡Cuantas velas habrá que prenderle a este ministro por salir a parar en seco los desbandes de otros ministros! San Mario Marcel: ¡ruega por nosotros! ¿Cuántos ensayos más habrá como estos?. Este primer ensayo es La Polar gubernamental: “llegar y llevar”.  

Por suerte existen las matemáticas y en este país todavía hay economistas que saben y su voz todavía se escucha, aunque parte importante del Gobierno quisiera que la economía no existiera para instaurar pronto en la República de Jauja. ¿Fue un paso en falso lo de este balón lleno de aire, o más bien un “lapsus” de esos que Freud ha analizado y que develan las pulsiones muy profundas, deseos inconfesados, como el de un Estado benefactor y proveedor de todo? Ojo que el populismo es más contagioso y letal que la influenza que hoy nos azota.

Se siente olor a gas en el aire, gas populista, hay que ir a encontrar la fuente desde donde se está emitiendo, hay que cerrar la llave rápida antes que reventemos todos. Un Gobierno desesperado suele caer en esas tentaciones y mentirle al pueblo ofreciéndole una tierra de promisión que no es sino tierra baldía. Eso está en el manual del cortapalos del populismo latinoamericano: tenemos maestros, magos, chamanes en nuestros países vecinos, vendedores de aire, trapecistas sin trapecio, payasos y señores Corales de la miseria: y el público aplaudiendo a rabiar.

Señor ministro de Energía: use toda su energía y tiempo en ayudar a resolver temas tan cruciales para el futuro de Chile como la explotación del litio, el hidrógeno verde y las energías renovables. Y deje tranquilo, por favor, al perrito de Lipigas.

Saludos cordiales.

Carta abierta al ministro de Energía