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“Nos pilló por sorpresa”, así el fiscal de Tarapacá analizó la llegada del Tren de Aragua

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POR Gabriela Valenzuela |

En la crónica de Gabriela Valenzuela analizamos la situación actual del Tren de Aragua en Chile.

“Nos pilló por sorpresa, no estábamos preparados…”. Así lo aseguró el fiscal de Tarapacá, Rául Arancibia, al ser consultado sobre la llegada a Chile del grupo criminal Tren de Aragua, el más peligroso de América Latina. Pese a que se sitúan en el año 2017 las primeras señales sobre el arribo de esta organización venezolana, recién en 2021 “tuvimos la convicción real de su presencia en territorio nacional”, reconoce el persecutor.

Extorsión, secuestro, contrabando, soborno, tráfico de armas o prostitución, son algunos de los métodos que utiliza esta banda para captar a los llamados “soldados”, e ir apoderándose de los territorios, explica el también abogado, quien agrega que “opera como una verdadera empresa criminal, con organigrama… Y acá en Chile ya ingresaron todos estos males, ya está instalado… Pero todavía no se toma en serio”.

La severa crisis económica en Venezuela hace seis años, obligó a millones de personas a buscar nuevos rumbos y uno de los destinos de cientos de miles de ellos, fue Chile. El poco control en las fronteras del norte del país permitió su fácil ingreso, luego en 2018 se entrega la Visa de Responsabilidad Democrática, y ese mismo año se supo de la presencia en Renca de uno de los miembros de la organización, muy cercano a Héctor Guerrero, más conocido como el “Niño Guerrero”, de 39 años, líder de esta megabanda, quien hoy está prófugo de la justicia.

Y fue en las ciudades de Iquique o Antofagasta donde se escuchó por primera vez sobre el Tren de Aragua. Christian Alveal, exdirector de Gendarmería, reconoce que “hace una década no sonaba en ninguna parte, pero la rapidez con la que avanza ha sorprendido”. Para dimensionar, asegura a Radio Pauta, que “no hay ningún grupo criminal chileno con esas características, por eso se instalan acá, y hoy, lamentablemente, no se comprende el riesgo real, ya que saben cuáles son las debilidades del sistema”.

El gran negocio está en la extorsión de mujeres, en la prostitución, donde según cifras de la fiscalía, la trata puede dejar unos US$37 mil al mes. “Si en una población se terminan las balaceras, es que hay una banda transnacional que se hizo hegemónica”. Así lo explica Matías Garretón, investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión, COES, quien explica que “el negocio es muy bueno… Esto ya está en todo Chile… La estrategia de extorsión, por ejemplo, usada en Estación Central, Barrio Yungay o La Araucanía, se está replicando en otros puntos del país”. Agrega a Radio Pauta que lo que hoy se está aplicando para combatir al Tren de Aragua “está obsoleto, porque nuestras policías no están coordinadas y no hay leyes adecuadas… Lamentablemente, estamos viendo menos de la mitad de lo que realmente está pasando”.

En esta línea, Alveal cree que “estamos perdidos en el diagnóstico, el cual debe apuntar a empobrecerlos (leyes que permitan requisar bienes), tener módulos separados en las cárceles, mejorar la Inteligencia, incluir a Gendarmería, y quitar la base social al crimen organizado (la que usaba Pablo Escobar), lo que es clave”. Por su parte Garretón sostiene que “se debe seguir la ruta del dinero, ya que es la única estrategia que ha funcionado en el mundo, y la pelota hoy está en el Congreso… No hay ninguna herramienta para parar esto”. En cuanto al lavado de dinero, por ejemplo, agrega que “se detecta fácilmente porque tienes un grupo de entidades con frecuencia anómala de transacciones entre ellas, y eso es evidencia para que un juez levante el secreto judicial, pero eso se hace hoy a mano en la Unidad de Análisis Financiero”.

En este plano, el exdirector de Gendarmería cree que “estamos reaccionando tarde y es clave el consenso político, pero se choca con conceptos ideológicos, como cuando el PC y el FA no dan el voto a favor para prohibir el ingreso o uso de celulares en las cárceles… Si no estamos de acuerdo en algo tan básico, veo difícil estar a tiempo para lograr” combatir este flagelo. Para el fiscal Arancibia, “esta actuación está equivocada, porque se choca con conceptos ideológicos, con ciertos derechos”.

Amenazas de muerte a jueces, alcaldes, locales comerciales con impactos balísticos (no uno, decenas), secuestros extorsivos, son algunos de los hechos conocidos en las últimas semanas en nuestro país, vinculados a la banda. “Y yo no sé si ya estamos corrompidos políticamente”, sostiene Alveal, mientras el persecutor comenta que “uno quiere pensar que todos actuamos de buena fe, de buena manera, pero uno se encuentra con ciertas noticias o situaciones, que uno no sabe qué pensar”.

El fiscal Arancibia reconoce que “directamente” no ha recibido amenazas, “lo cual no significa que mi exposición sea un riesgo para mí, y por eso tomo todos los resguardos necesarios”. Pero recuerda que en los últimos 15 meses han asesinado a siete u ocho fiscales en Sudamérica, “lo que nos lleva a pensar que esto podría pasarnos a uno de nosotros también”, concluye.