Actualidad

Columna de John Müller: “Reflexiones sobre el mal menor”

Imagen principal
POR Equipo Radio Pauta |

El varapalo a Gustavo Petro en Colombia demuestra que no todos los presidentes saben interpretar oportunamente el papel de ‘mal menor’.

Las elecciones locales y regionales de Colombia han supuesto un toque de atención para Gustavo Petro. Su coalición, el Pacto Histórico, no ha comparecido como tal en muchos lugares, pero en ciudades emblemáticas como Bogotá, donde el actual presidente fue alcalde, o en Medellín, el descalabro de sus simpatizantes ha sido aleccionador.

Gustavo Petro, como Gabriel Boric en Chile o Lula en Brasil, fue elegido en una segunda vuelta contra un candidato del extremo opuesto, fruto de una votación polarizada que liquidó a los candidatos más moderados. La elección, entonces, ya no se planteaba tanto en términos de a quién prefería el electorado, sino de quién era considerado el mal menor para el país entre dos candidatos que a una buena parte del electorado no les gustaba.

Pero una cosa es que los votantes voten por el mal menor y otra que el candidato entienda que lo es y gobierne en consonancia con esta percepción.

Interpretar el papel del mal menor no es fácil, porque no todos los votantes te han considerado así. Gustavo Petro, por ejemplo, obtuvo un 40% de votos en la primera vuelta y un 50,4% en la segunda, lo que significa que un 10% del electorado (unos 2,7 millones de votos) lo consideró el mal menor. En el caso de Chile, Boric pasó del 25,8% de la primera vuelta al 55,8% de la segunda, lo que significa que un 30% del electorado lo valoró como tal. Pero en el caso de Brasil, donde Lula obtuvo un 48,4% de los votos y se quedó a menos de dos puntos de haberse proclamado en primera vuelta, sólo requirió que un 2,5% del electorado lo considerara el mal menor.

Por lo tanto, la necesidad de que Lula dejara de ser Lula para desarrollar un gobierno que interpretara a una gran mayoría de los brasileños era mínima. Pero en el caso de Boric, lo que nos dice la votación de la segunda vuelta es que los que consideraron a Boric un mal menor fueron muchísimo más que los que lo habían considerado elegible en un primer momento. Por lo tanto, Boric estaba completamente obligado a dejar de ser Boric.

Más difícil es la lectura de la situación cuando sólo necesitaba sumar un 10% más. Entonces, la tentación de gobernar para la mayoría original, de permanecer fiel al programa máximo, puede nublar la mente del político más avispado. Es lo que le ha pasado a Petro en Colombia, que no ha hecho más que sumar enemigos desde que llegó al Palacio de Nariño.

En una empresa cotizada en bolsa, todas las acciones valen lo mismo, pero cuando se trata de una toma de control, esas acciones que otorgan el poder cuentan con una ‘prima de control’. Adquirir la acción que otorga el 50,1% del capital suele costar más dinero que adquirir la que te da el poder sobre el 10% de la misma.

Este concepto de la ‘prima de control’ también hay que tenerlo en cuenta en política. Entre otras cosas porque el elector que le da su voto a un candidato que considera el mal menor, tiene derecho a que el gobernante tenga en cuenta su posición y modere su programa si quiere mantener el respaldo popular.