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Columna de Víctor Maldonado: “No es lo que falta, es lo que sobra”

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POR Equipo Radio Pauta |

“Al Consejo se la entregó un borrador consensuado y, en vez de pulirlo, lo desechó. Íbamos camino a una Constitución de los acuerdos y, en la recta final, volvimos a ver como se presentaba una Constitución de las divisiones”, nos dice Víctor Maldonado.

Uno de los hechos que más contribuyeron a la derrota sufrida por la propuesta constitucional de la Convención fue la mayor transversalidad que podían mostrar los que se movilizaron en su contra.

La Constitución ha de ser lo más representativa posible del conjunto del país y el debate mostraba a las claras que esta condición no se estaba cumpliendo. Si la vez anterior la mayor cantidad de colores del espectro político se aglutinaron en el rechazo, ahora acontece exactamente lo mismo con el En contra.

Un acuerdo nacional no se puede falsificar, menos cuando quienes afirman que tal cosa existe son un sector político monocolor acompañado de una reducida presencia de aliados variopintos. Un sesgo de esta magnitud hace imposible que el país alcance la anhelada estabilidad institucional.

No se pueden imitar los argumentos empleados en el plebiscito anterior por la centroizquierda, menos por parte de quienes se esmeraron en repudiar el “aprobar para reformar”. Esta inversión de papeles no deja de tener un aspecto de comedia. Es como si un malicioso hubiera cambiado las minutas de apoyo de los debates y los que estaban en una posición aparecen defendiendo la contraria.

Al Consejo se la entregó un borrador consensuado y, en vez de pulirlo, lo desechó. Íbamos camino a una Constitución de los acuerdos y, en la recta final, volvimos a ver como se presentaba una Constitución de las divisiones.

La redacción del Comité Experto había disminuido drásticamente los puntos de discordia y donde existían diferencias importantes se optó por no intentar dirimir disputas a favor de un bando. En esos casos se prefirió no incorporar a rango constitucional un articulado allí donde el disenso lo hacía imposible.

Todo bien, excepto lo medular

Desandar el camino de los acuerdos fue declarar ganadores permanentes, dirimiendo en votaciones que no se podían perder y en las que se agruparon bloques inamovibles.

Quienes apoyan el texto presentado por el Consejo lo hacen sosteniéndose en los avances conseguidos respecto del articulado de la Constitución vigente (“es mejor de lo que tenemos”, se dice). Es evidente que estos aspectos existen y hay que reconocerlos en justicia.

El caso es que las diferencias se concentran en aspectos relacionados con la distribución del poder y con la mayor dificultad posterior de cambiar aquello que ahora se apruebe. Esto es otra manera de decir que casi todo está bien, excepto lo medular. En este texto el problema no es lo que falta, sino lo que sobra: sesgo ideológico, regresión conservadora, rigidez institucional.

Las constituciones largas son constituciones desconfiadas y esta es una de las más largas de la que tenemos noticia. ¿Cómo va a considerarse un avance, una propuesta que nos acerca a las ideas originales de la Constitución del 80?

El cierre del debate constitucional está muy próximo y pasa por desechar una propuesta sesgada de Constitución. Contábamos con un acuerdo, es solo que lo hemos extraviado en la recta final. Este acuerdo básico existe, pero no está en la propuesta del Consejo. ¿Por qué vamos a preferir una vía segura al conflicto cuando tenemos despejado el camino a un gran acuerdo?