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Columna de John Müller: “La mejor alternativa era Nikki Haley”

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POR Equipo Radio Pauta |

La única candidata que ha aguantado hasta el final frente al expresidente ha demostrado que el problema republicano no era la inmoralidad de Trump, sino la charlatanería.

Hace cuatro meses, el 23 de agosto, siete hombres y una mujer se presentaron en el primer debate televisivo para buscar un candidato republicano para 2024. Entre ellos no estaba Donald Trump, quien se burló del acto en una entrevista con Tucker Carlson con la que intentó contraprogramar a sus rivales.

Aquel lance fue una trampa espantosa. La atención del país giraba en torno a si Trump sería detenido y fichado tras ser acusado por la fiscal de Atlanta, Fani Willis, que le imputó trece delitos relacionados con su intento de mantenerse en el poder el 6 de enero de 2021. Tras ver el debate, en el que el gobernador de Florida Ron de Santis aparecía como el favorito para encarnar un trumpismo sin Trump, David Brooks, columnista del ‘New York Times’, vaticinó que Nikki Haley era la mejor alternativa frente al expresidente.

“El debate del miércoles ilustró el cáncer que está carcomiendo al Partido Republicano. No se trata sólo de la inmoralidad trumpiana. La verdadera enfermedad es la charlatanería narcisista”, escribió Brooks.

En aquel encuentro pasaron varias cosas. La novedad del mismo fue Vivek Ramaswamy, un empresario de 38 años, que se presentó diciendo que Trump era el mejor. ¿Por qué se presentaba entonces? Como dijo Brooks, únicamente para llamar la atención. Ramaswamy es el tipo de político que surge de las redes sociales o de los matinales de TV y que, como Trump, entiende que la política es un espectáculo, un ‘reality’. Vivek era una Cathy Barriga de la política estadounidense. Y fue al debate únicamente para demostrar que Mike Pence, el exvicepresidente de Trump que lo frenó en el asalto al Capitolio, y la mayoría de los otros contendientes, eran demasiado anticuados para entender eso y contrarrestarlo.

¿Qué le gustó a Brooks de Haley? Primero que machacó a Ramaswamy, el enviado de Trump, en política exterior, haciendo ver que sus bravatas y America First supone traicionar a los aliados de EE.UU. Segundo, que habló del aborto como una tragedia y estableciendo matices, mientras los hombres hablaron de oídas desde su tribuna moral. Tercero, que cuando se habló de economía, fue la única que dijo que Trump había traicionado todos los principios republicanos de buen manejo fiscal, añadiendo 8 billones de dólares a la deuda nacional.

En agosto ya se vio que De Santis no funcionaba. El gobernador de Florida, que fue capaz de desafiar a Disney por ceder ante el ‘wokismo’, se mostró cobarde y falto de liderazgo. Dejó que los demás discutieran y trató de situarse por encima de ellos. Resultado: nadie le prestó atención. “DeSantis es un tipo inteligente que intenta presentarse como un tonto. Haley, por el contrario, parece creer que los votantes son lo suficientemente inteligentes como para ser tratados como adultos”.

El domingo 21 de enero, cuando renunció a competir con Trump, De Santis se humilló hasta lo indecible pidiendo apoyo para el hombre que lleva un año insultándolo en todos los foros. Hoy sólo Nikki Haley se mantiene en carrera con Trump, confirmando el buen olfato de Brooks. La

candidata está en la mejor coyuntura posible de su estrategia. New Hampshire, donde hoy se vota en primarias, es un estado de la costa Este con una población blanca homogénea muy educada, que no debería ser el estado más propicio para un populista como Trump. Salvo que Haley sea arrasada, su campaña debería sobrevivir hasta la siguiente primaria que es en Carolina del Sur, el estado en el que ella fue gobernadora y donde tendría las mejores bazas posibles.

Esto no significa que Nikki lo tenga fácil ante Trump. Al contrario, simplemente demuestra la enorme desventaja que tiene la racionalidad sobre la charlatanería.